24.6.06

No sé qué pensar.

Hoy me he vuelto a encontrar con una persona que consideré amiga mía hace mucho tiempo y que ha hecho que hoy quiera hablar de algo.

Esta persona, a la que conocí en COU, se había quedado sin amigas, sin pandilla, pero sabía cómo hacer que las demás nos apiadáramos de ella. Yo fui la que le invitó a unirse a nuestro grupo, conmovida por la insolaridad de sus antiguas amigas, la incomprensión a la que era objeto, a la lástima que causaba ella, porlo simpática que era. Podía hacer que cualquiera se riera a carcajada limpia en cuanto abría la boca. Pero tenía un lado oscuro.

No sé la fecha exacta en la que me di cuenta. Me encontré con que yo era objeto de su obsesión. Venía a mi casa a cualquier hora para ir a tomar café. Si por una de esas yo no estaba, era capaz de esperarme en la puerta de la calle el tiempo que fuera preciso, a veces horas. Yo estudiaba y trabajaba, por lo que tampoco disponía de mucho tiempo, pero desde luego, no quería estar con ella, y menos a solas. Venía a por mí al trabajo todos los días. Me esperaba a la salida del instituto y me acompañaba a casa. Así, todos los días. Me controlaba, me acosaba. Llamaba a mi casa cada hora para saber si, por una de ésas, yo ya había llegado a casa.

Con el resto de la pandilla no sucedía lo mismo. Esta chica era capaz de dominar a todo el mundo y tenía una capacidad alucinante para hacerse con todos. Mis propias amigas, que me conocían desde hacía años, creían que yo no quería saber nada de ella, que era una mala amiga, siendo que ella me consideraba como su mejor amiga. Ni tanto, ni tan calvo, les conté lo que sucedía, pero no me creyeron. No fue lo peor, sino que cualquier cosa que yo hiciera, me hacía sentirme un modelo a seguir por ella. Yo era como su ídolo. Me decía que me admiraba por mi capacidad de trabajar y estudiar al mismo tiempo, por mi manera de ser, incluso (jate tú) me consideraba bonita. Yo estaba cagaita de miedo. Ya no sabía cómo quitármela de encima, ni por activa ni por pasiva. Decidí que se cansara de mis rechazos y mis excusas, por lo que me encargué de que en mis ratos de ocio ella no estuviera. A ella le desagradaba cierta gente con la que yo me relacionaba, amparándose en la excusa de que con ellos no le hacía caso. Vi su punto flaco y lo ataqué. Con esta gente, cuanto más, mejor. Y ella, cuando vio que yo no le hacía caso ya, ni quedaba con ella, decidió dejarme sin amigas. Y lo consiguió.

Ahora ella tiene otra amiguísima que está más que dispuesta a dejarse atosigar. Siempre van juntas. Lo común que tenemos la otra y yo, es que creo que somos personas normales, ocupamos nuestro tiempo trabajando, estudiando o haciendo cualquier cosa. Esta chica no, sigue viviendo de sus padres, sin trabajar, sin dedicarse a nada, a la sopa boba. Siempre está esperando a la otra a la puerta del trabajo, o a la puerta de casa. Pero si sarna con gusto no pica...

No fue la primera vez que me pasó, ni fue la última. Tengo algo que hace que alguna gente se obsesione conmigo, no sé porqué. Yo me obsesiono por un trabajo, por los estudios, pero no por otra persona.

A mi, qué queréis que os diga... Ahora me encuentro con que soy la obsesión de otra chica. Y joder, que eso a mí me da miedo. Mucho miedo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ay Eufra!!, k levantas pasiones...yo tb me he obsesionado mutxas veces...bueno supongo k todos nos habremos obsesionado mutxas veces y en mi caso tmbien obsesionado de mi...A la gente k suele ser extrovertida o con personalidad propia, por muy normalk tu te veas, se lesuelen hacercar de vez en cuando algún k otro zangano...ya ves!!

Anónimo dijo...

Hola Eufrasia !
Vayavaya con la personalidad de esta chica tan simpática.
Uyyyyyyyyy acosando, persiguiendo, y controlando, pura obsesión.
cuidaitoooooo wapa xxxxx

Anónimo dijo...

Eufrasia , la Anonymous era yo, que me he hecho un lio.
xxxxxx