15.3.07

Los que no pueden luchar, sólo esperan.

El año pasado salió en todos los telediarios un descubrimiento hecho por una investigadora española. Almudena, que así se llama esta mujer, fue capaz de hacer que unas ratas lesionadas medularmente, pudieran moverse de nuevo. Tal descubrimiento prometía milagros en la vida de la medicina moderna. Pero no. Actualmente, y por lo que escucho en la radio, la sacaron del proyecto, se deshicieron de sus apuntes, mataron a sus animales -que no eran de ellos-, y ahora todo el mundo habla pestes de ella. ¿Carácter difícil? ¿No tienen base sus investigaciones? Con o sin caracter, y con o sin base, algunos célebres investigadores extranjeros se han interesado en el trabajo de esta mujer (que no necesita mi publicidad por poner o no su apellido), que ha llenado de esperanza a mucha gente. Más de la que podemos pensar. Pues eso: que parece que el descubrimiento ha hecho más mella en el extranjero que en España, en donde creo, que unos HOMBRES retrógrados -científicos pero machistas- están vapuleando a una científica, colega para más inri, a saber por qué. Que yo sepa, eso no había pasado jamás con nadie. Y todos sabemos que los grandes científicos, además de tener excentricidades, han sido bastante neuróticos con algunas cosas. Y se ve que todos miran con odio a esta mujer, que ha descubierto lo que ninguno de ellos ha conseguido: una posibilidad real de poder hacer que los lesionados medulares recuperen la movilidad.

Los Gomaespuma se hicieron eco de la noticia y, cuando pueden, hablan con la científica que, con calma y serenidad, cuenta con pelos y señales lo que ella ha vivido. Tal vez es sólo un punto de vista, el suyo, su versión, pero cada vez que habla alguien de ella, deja claro que lo único que quieren es desprestigiarla por el genio que puede gastar, o por cualquier otra cosa que, a mi entender, no tiene fundamento. Ella dio un paso que nadie más dió. ¿Porqué no le dejan seguir? Este programa radiofónico habla también con mucha otra gente del entorno, que sabe y que conoce el caso de sus investigaciones, y creo que están promoviendo una campaña de concienciación de que sus experimentos puede curar muchos males, y no sólo el de la tetraplejia.

Ayer hablaron con un hombre que trata con esta científica a menudo. Él no es investigador ni nada, sino que tuvo la mala suerte de romperse el cuello al tirarse de cabeza al agua. Dos años después, una vez superada su angustia de ver ese cambio de vida que ha sufrido, cree firmemente que esta mujer puede conseguir algo, todo, lo más grande. Y por ello, se ha puesto en huelga de hambre para que las autoridades, o los organismos competentes, hagan algo para que esta mujer pueda continuar su labor.

Y hoy, sin ir más lejos, una mujer con una enfermedad degenerativa, ha podido morir, tras haberlo solicitado. Algo así como Ramón Sampedro: necesitaba ayuda. Esta mujer, por lo que parece, sólo podía solicitar que la desconectaran de una máquina, y así ha sido. Ha conseguido su objetivo, ante la imposibilidad de volver a una vida normal. Pero imaginemos que alguien le dice que una investigadora ha encontrado una primera pieza para lograr su recuperación... ¿hubiera solicitado lo mismo?

Yo no estoy ni a favor ni en contra de la eutanasia. Yo sólo sé que, en mi caso, si me ocurriera algo que me privara de movimiento, lo llevaría todo lo mal que se lleva algo así, que no quiero ni imaginármelo. Pero que si me dieran una mínima esperanza, porque alguien encontrara el modo de hacer que unas ratas, unas simples ratas, vuelvan a moverse tras estar lesionadas... me daría esperanzas. Y esa esperanza es la que tiene este hombre, la que tienen muchos lesionados medulares, la de muchos familiares... Y esa esperanza no debe ser jamás aniquilada por acusar a la científica de mil banalidades -que lo serán- cuando, en otro país, el mismo descubrimiento hecho por un hombre hubiera sido premiado con todos los galardones científicos del mundo.

Mucha gente, aunque se dedica a ello, olvida que trabajan para el bien de la humanidad. Que cualquier cosa que pueda hacer que alguien recupere su integridad física es algo que no lo paga el dinero, dinero que, para más inri, viene de subvenciones y fondos que pagamos los contribuyentes y del que los científicos cobran y gastan en sus experimentos. Nosotros pagamos, nosotros decidimos ¿no?

Tal vez estoy un poquito más concienciada de lo normal tras enterarme de que un amigo de mi hermano, en la flor de la vida -todos lo están-, ha tenido un accidente absurdo que lo ha dejado tetrapléjico. Puede ser que sea por eso, no sé.

Lo que tengo muy claro, es que esta mujer ha hecho que todos miremos hacia la investigación científica con curiosidad y con esperanza, cosa que sus compañeros no consiguieron.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Te sigo bastante a menudo y me parece muy curioso que cada vez que sacas un tema comprometido sobre el que escribir anotas que conoces a alguien que sufre el mismo problema como si necesitaras reforzar tu argumentación.

Satrústegui dijo...

Evidentemente Eufrasia, estamos a años luz de la igualdad. Las mujeres son la inteligencia mientras que los hombres son la fuerza (teoría de las armas de los débiles, algo que he visto este año en antropología) puesto que la capacidad muscular, que fisicamente es real y es mayor, de los hombres, las mujeres la compensan con inteligencia. De ahí que no me sorprende que una mujer haya hecho ese gran descubrimiento. Obviamente tampoco me sorprenden los celos de sus "colegas". Espero que alguien se interese verdaderamente por esta mujer y le den trabajo en algún sitio donde los científicos estén cuerdos, que lo que puede conseguir puede conseguirse en la gran esperanza de miles de personas.

Anónimo dijo...

Faltaba el listo de la pelicula con sus teorias inventadas disfrazas con palabreria de diccionario (tipo el pelele como se llame del gran hermano de este año).