10.10.16

Fuegos artificiales

Anoche estuve viendo de madrugada en el cauce del Río Turia, los fuegos artificiales con motivo de la celebración del día de la Comunidad Valenciana. Fueron todo un espectáculo de ruido y colores, sobre todo, colores, que iluminaron la noche entre el regocijo de los allí presentes.

Y entre todas esas personas estaba yo mirando al cielo como una niña pequeña, disfrutando de lo que estaba presenciando. Mientras todos sacaban sus móviles y sus cámaras para inmortalizarlo, yo seguí con las manos en los bolsillos, mirando hacia arriba con media sonrisa intentando disfrutar de cada petardo, de cada figura, de cada color... No quería perderme un segundo de lo que estaba viendo, no tenía por qué perder tiempo de mi vida en grabar unos momentos que me estaban resultando tan bonitos viéndolos in situ. Me recordó a cuando no hace mucho estuve en Cataluña y presencié el espectáculo de unos castellers. Todo el mundo grababa lo que hacían esos hombres, mujeres y niños, en vez de admirar el espectáculo en sí. Porque hay cosas que hay que disfrutarlas, verlas y recordarlas. Ya habrán otras cosas y otras ocasiones, o más ocasiones, para fotografiar o grabar el evento, pero en esos precisos momentos no vi la necesidad de hacerlo.

Mientras los fuegos artificiales mostraban los colores de la senyera, palmeras doradas y corazones y estrellas, me divertía viendo cómo el público gritaba un oooooh con cada cosa. Veía a la gente disfrutar, y yo me sentía a gusto contemplando el cielo y a mi alrededor.

Lo que me ha llamado la atención es que durante ese tiempo que duraron los fuegos artificiales me sentí bien, despreocupada.  Mi mente, que siempre está llena de cosas, de recuerdos, que no para ni descansa, ayer sufrió un descanso durante esos minutos. Y me sentí bien, disfruté, estuve en paz conmigo misma. Y me di cuenta de que estaba sonriendo mientras.

Hay momentos agradables que te encuentras sin esperarlos, que si los cuentas rompes la magia del momento, porque lo mismo la gente cuando te escucha no lo entiende, ni entiende qué tiene de especial. Pues yo tuve uno y quiero dejar constancia de él en el blog. No cuento todo lo que pasa, ni lo que me pasa, ni mis tristezas ni todo lo que me está ocurriendo, pero cuando releo lo que escribo me gusta encontrarme con momentos agradables que quise inmortalizar aquí, porque me sentí bien en ese momento. Y lo bueno de anoche es que me sentí bien y esos segundos de felicidad y diversión no dependían de terceras personas. Simplemente ocurrió.

Así que cuando veáis un castillo de fuegos artificiales, una falla quemándose, unos castellers, o un artista callejero, lo que sea que os llame la atención, sólo disfrutad del espectáculo y dejad vuestras preocupaciones de lado, que seguirán estando cuando terminen esos minutos. Pero si dejáis escapar esos minutos, no sabéis lo que os perdéis. Porque la belleza está en los ojos que miran.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

http://cdn22.merca20.com/wp-content/uploads/2015/09/abuela-en-desfile.jpg

Eufrasia dijo...

XD