12.7.16

De nada.

Hace tiempo vi convocadas unas oposiciones que me interesaron especialmente. Eran en Madrid, el temario era bastante asequible, y me apetececía presentarme a algo así, por lo que me preparé durante meses para ello. Cuando salió el plazo de presentación de instancias le comenté a un amigo que lo mismo le interesaba también a su hermana que, aunque estaba trabajando en una administración pública, no tenía plaza fija. Y se lo dijo, claro. Ella no sabía cómo podía hberme enterado yo de esa oposición, porque ella no la había visto convocada. Pues en el BOE, hija de mi vida. ¿Dónde si no?

Cuando llegó la fecha del examen nos presentamos como media Europa a esas pocas plazas. Suspendí como una campeona, por los pelos, pero suspendí. La hermana de este chico no suspendió. Es más, fue una de las que consiguió plaza. Cuando su hermano me lo contó me alegré. Oye, eso es que es buena, ya era hora, qué bien.

Meses más tarde, en una conversación entre amigos, salió el tema de la oposición. El, presumiendo de hermana, dijo que había aprobado, y eso que se enteró de la oposición de casualidad. Yo, delante de él, lo miraba atónita escuchando cómo seguía hablando de lo que son las casualidades y que se apuntó casi el último día. Acabé diciendo que yo fui la que se lo dije, y a él le sentó fatal el que lo dejara en evidencia delante de la gente. Acabó argumentando que su hermana se hubiera enterado de todas formas. Arrugué la nariz en una expresión de asco. ¿Cómo puede ser alguien tan ingrato? Yo no gano nada por hacer un favor, pensé que a su hermana le itneresaría, no espero nada a cambio, pero que me desprecien de esa manera me indigna. Qué queréis que os diga. Me puede.

Otra vez, de un antiguo trabajo recurrieron a mí para que les localizara a alguien que quisiera trabajar con ellos. Como yo andaba ya ocupada por aquél entonces contacté con la hermana de una amiga de la infancia. Claro que aceptó, encantada. Y estuvo mucho tiempo trabajando en ello. Y pasó más tiempo, tuvo problemas con alguien cercano a mí y cuando me enteré de lo que pasaba, me había metido en un lío de tres pares de narices. Imaginad cómo estaba el ambiente, que cuando yo entraba a a trabajar pensaba "a ver de qué se me acusa ahora". Y todo por ella que, casualmente, entró en donde yo estaba y cuando terminó yo seguía en el mismo sitio. Puso a la gente en mi contra , creó mal ambiente hacia conmigo y sólo cuando se fue comprobaron que no era cierto todo lo que había dicho contra mí. Joder, ¿y os dais cuenta cuando ya no está? Y yo no comprendía cómo alguien a quien conocía de toda la vida, a quien incluso le había ofrecido un trabajo podía tratarme de esa manera. Pero sí, ocurre. Y más de lo que pensamos.

Ha pasado el tiempo y vi en un local que van a abrir un cartel de que se necesitaba personal. Al ver el nombre de la empresa, pensé en una amiga que tiene experiencia en el sector y lleva años parada. Bueno, pues he recibido una llamada suya para decirme que ha sido contratada, que muchas gracias por avisarla, y tal. Y ha dicho algo: "Si no llega a ser por ti, no me entero. Voy a trabajar gracias a ti". Suena exagerado, la verdad. Pero ha dicho algo que ninguno de los anteriores me dijo.

Hoy he hablado de trabajo, pero es aplicable a cualquier aspecto en la vida. Soy servicial con los demás. Intento ayudar en lo que puedo, y hay gente que cuando ya tiene lo que quiere, desaparece dejándome atrás sin querer darse cuenta de que yo, tal vez, fui la única persona que les pudo ayudar cuando andaban tan mal. Pero así es la vida. Y gente ingrata habrá siempre, que despreciará u olvidará lo que hiciste por ellos. Y sólo te echarán en falta cuando quieran que estés y ya no te vean a su lado.

Me quedo con una frase de Séneca.

Ingrato es quien niega el beneficio recibido: ingrato es quien lo disimula, más ingrato es quien no lo devuelve, y mucho más ingrato quien se olvida de él.

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