19.3.08

Misterios.

Voy a la comisaría para renovarme el DNI y coincido con una vieja compañera de instituto. Tenía fama de ser una envidiosa, pero pienso que con los años habrá cambiado. También veo a BraulioPoli, y hablamos con él. Los presento. A ella se le hace la boca agua, y todo son risitas. Como casi es la hora de que me toque -el turno, aclaro-, me retiro, y ella se despide también, viniendo detrás de mí. Casi nos atienden al mismo tiempo, y bajamos a la vez, para volver a coincidir con BraulioPoli. Charlamos cinco minutos más, pero yo me tengo que ir. Cuando lo anuncio, BraulioPoli me dice que me invita a café esa tarde y que no acepta un no por respuesta. La otra se pone verde. O blanca. O azul, no lo recuerdo. Pero yo no puedo acudir a la cita y lo pospongo para otro día indeterminado. Me despido. Ella sale detrás de mí y me pregunta que por qué me invita a mí y no a ella.

Porque... yo qué sé. Pero yo me pregunto cómo hay gente tan envidiosa ante una cosa tan nimia.

1 comentario:

Satrústegui dijo...

Sinceramente: que tía más tonta...