9.1.19

Una bolsa de pipas.

Hay que ver qué barata se vende alguna gente. Por estatus, soledad o por a saber qué motivo es capaz de tragar con muchas cosas que antes juraba y perjuraba que no iba a hacer/tragar y habedlos aquí en posición dispuestos a aceptar gustosos como una ducha todo cuanto antes rechazaban de manera insistente, repetitiva y bajo palabra.

Pero lo niegan cuando se lo recuerdas. ¿Yo he dicho eso? ¡Qué va! Porque es preferible hacer que el otro quede como mentiroso a quedar tú. Y aunque haya quedado por escrito en un mensaje de whatsapp, en gtalk o skype, se seguirá negando la evidencia que los testigos presenciamos y ahora vemos sus cambios.

Y os aseguro que hay que tener una personalidad muy pequeña o un miedo muy grande a la soledad para hacer ciertas cosas de las que los demás mortales huimos como si fuese un incendio, pero sabemos que hay gente que tiene un precio, a veces hasta se lo baja, no sea que al regatear el otro se enfade.

Y los demás comiendo pipas contemplando el espectáculo que da más vergüenza ajena que otra cosa por la que no tenemos intención de mover un dedo porque hablo de gente adulta con suficiente edad para no tenerles que decir que está mal lo que hacen o que miren lo que les está pasando por hacer de tragasables. Pero no, que nosotros no tenemos que meternos.

Así que nada. Que el espectáculo tiene que continuar. Y sigamos comiendo pipas, que el público está más que entretenido.

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