4.7.17

Esos ojos azules.

Recuerdo que salí a buscarte porque no llegabas, aunque ya me habían anunciado que estabas allí. Yo tampoco te conocía, así que me asomé para ver si te localizaba al tiempo que entrabas y me encontraste tú. Creo que esperabas en realidad a un hombre de sesenta años, calvo y de pelo blanco, gruñón y con camisa de rayas. o tal vez a un gato verde volador con rayos láser en los ojos, porque en cuanto me viste hiciste un gesto de sorpresa y tu sonrisa ladeada apareció dándome a entender que lo que veías era grato a tus ojos.

Mientras hablábamos del tema que teníamos en común comentaste como sin darte cuenta un par de cosas que yo no había preguntado pero que, por alguna razón, tú querías que supiera. Soltero y sin pareja. Yo seguía mirando tus ojos azules y tu barba oscura mientras escuchaba demasiada información porque no sabía cómo gestionar la situación. Estabas alargando la conversación mostrándote encantador, enseñándome esa sonrisa que yo había provocado, mirándome con esa mirada clara y directa que no me molestaba en absoluto. A medida que pasaba el tiempo, me gustaba más lo que veía y cómo te expresabas. Me gustaba tu sentido del humor, tu forma de gesticular y, en especial, tu sonrisa, y esos labios que yo miraba de vez en cuando.

Ya te ibas cuando te despediste de mí mientras seguías comentando un par de cosas. Yo te escuchaba y esperaba que dieras tú el paso, que dijeras algo, que hicieras algo. Si alguien tiene interés en ti hace lo posible para demostrártelo, en buscarte, en hacerse ver.

Entonces alargaste la mano y buscaste la mía.

Ha pasado el tiempo y no nos hemos vuelto a ver. Mejor así. No lo sabes, pero me has dado una vidilla que me gusta, algo especial, algo que me ha hecho recordar lo viva que estoy. 

Eres un bonito recuerdo.

Espero que te vaya todo bien. 

Cuídate.

No hay comentarios: