20.2.17

El universo sobre mí.

Me gusta ver nubes. No soy de las personas que imaginan figuras y buscan parecidos, sino que me gusta ver de qué clase son. Cirros, cumulonimbus... Las nubes se muestran ante mis ojos y yo intento recordar cómo se llamaban las de una clase o de otra. Simplemente me gusta verlas, me gusta descubrir dónde las nubes están descargando agua, saber cuáles son de aire y cuáles son de lluvia.

Me encanta ver los colores de las nubes al anochecer, porque toman unos colores que me fascinan y siempre me hacen recordar una escena de la novela de Heidi, que leí en mi infancia, en la que el abuelo le cuenta por qué las montañas cambian de color al ponerse el sol. Es una de esas cosas que, sin saber por qué, te dejan huella.

Me gusta ver amanecer, sobre todo en la playa, en donde puedo ver cómo aparece en el horizonte ese hilo de luz que recorre toda esa distancia sobre las olas hasta donde me encuentro. Son apenas dos segundos, pero me encanta contemplar ese momento.

También he descubierto los halos solares. El sol hace resplandecer las nubes a su alrededor, a veces formando algo parecido a una aureola sobre las nubes, como manchas de arco iris.

Eso si es de día.

Si es de noche, me gusta ver las estrellas. Ver la luna llena es bastante fácil, pero ver estrellas es otra cosa. Me gusta viajar de noche y echar la cabeza hacia atrás cuando voy detrás del conductor para poder ver, sobre todo si es por la meseta, los centenares de estrellas que se ocultan tras la contaminación lumínica. Contemplo constelaciones conocidas, como la Osa Mayor, y me prometo siempre indagar más sobre el resto, pero acabo dejando que mis ojos reposen sobre el cielo nocturno.

¿Y qué decís de las lluvias de estrellas? Es mi debilidad. Disfruto cuando veo una estrella fugaz, pero cuando hay lluvia de estrellas intento no perderme una. En la terraza, tumbada en el suelo, independientemente de la compañía, miro hacia arriba para ver cómo surcan el cielo sin ritmo y sin avisar.

Hubo un tiempo en el que me olvidé de todas estas cosas, que siempre están, y estarán, ahí. Pero las recuperé porque me hacen sentir bien. Soy pequeña comparada con semejantes cosas, pero me hacen sentir bien conmigo misma.

Ojalá pudiera contagiar esa sensación de sentir el universo sobre mí. Es bonita. Pero sólo sé explicarla con palabras.

Ps: Y porque no me ha pasado nada del otro mundo, pero si me llega a pasar algo bueno estaría más moñas aún :D

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