5.5.08

Síntesis.

Hay un chiste que pulula por ahí y tiene más años que la injusticia. Si no tienes ganas de leer y tienes algo mejor que hacer en esta vida, yo de tí, dejaría el post aquí.

¿Sigues ahí? Pues allá voy.

Son dos amigos que se encuentran después de muchos años. Están hablando sobre sus vidas, cuando uno le dice al otro que está estudiando Teol.ogía.
-¿Y éso que es?
-Rel.igión. Estudio rel.igión. La cri.stiana, para ser exactos. Y aquí tengo la Bi.blia, el libro sagrado en el que se cuenta la historia del hijo de di.os.
-¿Y de qué va?
-Pues verás: eran dos amigos Jes.ús y Láz.aro. Jes.ús era neurocirujano en el prestigioso centro estadounidense Mount Sinai, y Lázaro era un famoso automovilista que ganaba todos los grandes premios. Un día, mientras Láz.aro competía para ganar el mundial de ese año, tiene un accidente... y muere. Jes.ús, que estaba dando conferencias por las universidades más prestigiosas, se entera de la fatídica muerte por un mensaje en el móvil. Suspende las conferencias, fleta un vuelo chárter y se desplaza hasta donde Láz.aro ha tenido el accidente. Resulta que cuando aterriza, lo habían enterrado ya, por lo que Jes.ús pidió un permiso especial para exhumar y repatriar el cadáver hasta su hospital. Allí recompuso su maltrecho cuerpo, le transplantó unos cuantos órganos, le inyectó adrenalina mientras lo reanimaba con el desfibrilador... y lo resucitó. Lázaro estuvo varios meses yendo a rehabilitación, mientras Jes.ús le hizo algo de cirugía plástica para las cicatrices. Láz.aro dejó la alta competición pero no el mundo de la fórmula uno, por lo que se hizo jefe de equipo. Jesús siguió dando sus cursos y sus charlas, aumentando la fama que tenía. Y los dos siguieron siendo amigos para siempre jamás... Y ya está.
-¿Ya está? ¿Pero éso qué es? ¿Qué me has estado contando?
-Una historia real.
-¿Una historia real? ¡Pues yo no me la creo!
-Pues como te la cuente tal y como está escrita...

El secreto está en saber contar las cosas. Y el que cuenta, las cuenta a su manera.

Ahora, que te las creas o no... eso ya es cosa tuya.

Si has llegado a leer hasta aquí, o te gusta lo que escribo, o te aburres y eso. O no tenías nada mejor qué hacer en esta vida, que todo puede ser.

Algo así como yo para escribir este post. Qué dicha de ratillos ociosos...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Querida Eufrasia,
personalmente adolezco de contar mal o con poca gracia esos cuentos jocosos por muy buenos que sean. Solo los que consiguen soportarme hacen un gran esfuerzo por soltar una media carcajada. Supongo que debe ser algo innato, como el que es más alto y/o guapo que los demás. Simplemente se nace con ello y se tiene gracia. No hace falta buscar tres pies al gato.
Por otra parte, el chiste, uf... un poco flojo, pero no desistas y sigue contando cosas, que por lo menos por mi parte, tienes un fan que te lee siempre que puede y espera con impaciencia la próxima entrada.

Anónimo dijo...

Querida Eufrasia,
tú te preguntarás: ¿y qué coño tiene que ver el primer comentario con mi entrada?
Yo te diré: buena pregunta, buena pregunta...
Ya me lo decía mi mare: leete dos veces las cooooooosas.
P.D.: disculpa los dos comentarios.