30.9.07

Mini-yo.

Ayer se me ocurrió meterme en un chat. Hacía años que no me dejaba caer por uno de estos sitios, pero aprovechando que tenía una madrugada muy larga y sin suñeo, me dejé caer por esos mundos. Lo primero que hice es, cómo no, adoptar una identidad falsa. Luego, entrar y tantear el terreno. El sitio del chat, llamado algo así como "los que no tienen nada mejor que hacer" -por supuesto, ese no es el nombre-, era un sitio en el que ver cómo se comporta la gente. Vale que sabía a qué me metía, pero mis intentiones eran más honradas que cualquiera de los presentes allí.

Con una lista de cientos de conectados, resulta que sólo estábamos hablando en el canal general cuatro o cinco. Los demás, en privados. Nuestra charla era amena, tocando de todo un poco, y hablando de todo y de nada. Las chicas, una de ellas novata, era literalmente acosada por uno de los allí presentes. Quería temita, y ella prácticamente se escudaba en mí para que el semental no la molestara. El semental, en un alarde de poderío, me tomó como un contrincante/rival, y en mí quiso descargar toda su ira. A mí no me habían dado pie a decir qué era -chica, chico, o macetero-, así que asumí el papel de chico, por seguir el rollo. Las chicas querían hablar conmigo, sólo conmigo, dejando de lado al semental, que se lo tomó muy mal, y al otro chico, que optó por abandonar una lucha que se había inventado el machote.

Y hay gente que tiene mal perder. Lo que parecía un encontronazo entre machos de la misma especie, se convirtió en un monólogo del ultrajado, del humillado. Yo me reía desde mi teclado de su rabia. Me sentía como alguien de dos metros al que uno de metro veinte quería dar una paliza. Lo mejor era que nada de lo que decía me molestaba, porque me daba risa. Rozaba la hilaridad, lo absurdo. Las chicas, que para mí que se pudieron entre ellas de acuerdo, no hacían más que bromear sobre qué harían conmigo si yo les dejara, así como que nos habíamos intercambiado ya los messengers y estábamos viéndonos por la cam. El semental actuó con rabia. Estoy segura de que si hubiera podido, me hubiera metido la cam por donde más duele. Pero yo, además de jartarme a de reí, me asombraba de lo tristes que son algunas personas, que creen que avasallando a otra, y creyéndose que tienen que ser el centro del universo, pueden decir cualquier cosa y querer que la gente les de la razón.

Hasta que llegó el momento de la despedida. Habían sido un par de horas muy fructíferas en las que un par de chicas me abrían privados e insistían en saber más de mí. En las que un chico me tomó como un rival tan serio que me dijo que qué les había dado a las chicas para que sólo quisieran hablar conmigo.

Ayer, queridos míos, me sentí deseada y envidiada. Pobre semental... si supiera la verdad sobre mi persona, su derrota hubiera sido mucho más humillante para él...

27.9.07

Música, maestro.

A mí me gusta Café Quijano. Bueno, el sonido tan particular que tienen, y no todo lo que tienen me gusta. Pero esto si:



...primero el remix de JXL, ahora esto... NO se lo digáis a nadie, pero creo que me gusta Elvis. No todo, claro.

Ps: Qué original la película...

26.9.07

Tabúes

Hay cosas de las cuales los humanos no podemos hablar sin que nos miren mal el resto. Por ejemplo, queda fatal hablar de dinero. Podemos estar podríos de dinero, o tener -como una que yo me sé- telarañas en los bolsillos, pero no se puede hablar de dinero. Ni de cuánto ganas, ni de cuánto vale una cosa que te compras ni ná de ná. Queda absolutamente prohibido hablar de dinero, porque la regla establece que queda muy feo.

De otra cosa de la que no puedes hablar es de enfermedades. No puedes decir mira, me ha pasado esto o esto otro, y ambas cosas pueden haber sido mortales o contagiosas, y los demás se apartarán de tí como si hubieras sido tú la que ocasionó la peste negra en Europa. Da igual que hayas superado el mal trago: habrá siempre quien te mire como a una apestosa.

Hay normas no escritas que establecen que tienes que ser igual que los demás. Está claro que en esta vida es todo aparentar. Puedes tener dinero, puedes aparentarlo, pero no puedes mentar la cantidad que ganas. Puedes haber tenido un percance de salud y lo habrás superado. Pero la sociedad quiere gente sana y eternamente joven. Lo de joven es otra historia, pero conozco más de uno y de una que se pone negro/a porque cumplen años o les salen canas. El síndrome de Peter Pan está demasiado extendido.

Y por supuesto, uno de los temas tabúes estrella es el psiquiatra. Estará de moda ir al psicólogo alegando estrés o escuatro (je je qué chiste más malo), pero ni se te ocurra, por tu madre, por tu vida, decir que has ido al psiquiatra, porque la inmensa mayoría pensarán que tienes alguna enfermedad mental. Hombre, supongo que normal-normal del todo -comparándome con la inmensa mayoría-, no seré, pero vamos, que tampoco nadie moriría de la tristeza si se diera el caso. Por otros motivos, porque lo llevo bastante bien (je je)

Todos, absolutamente todos, tocamos fondo en alguna ocasión en la vida. Los problemas que se nos presentan a veces nos superan, o no sabemos cómo afrontarlos. La inmensa mayoría los esquiva, entregándose a vicios para olvidar. Y ahí es donde no está la solución. Porque los problemas siguen estando en el mismo sitio y se les añade otro más en forma de adicción. Yo he sido antidrogas siempre, y no les he visto ninguna ventaja. Me he movido por ambientes -como todos- en donde el consumo era algo común, y la rara era yo por no probar nada. Bueno, pues entre eso, y que he ido al psiquiatra, creo que mi imagen ha sufrido tanto que me señalarán con el dedo por la calle y gritarán "la del psiquiatra que no consume ná!". Dios, creo que no podré superarlo.

No entiendo el motivo de querer perder la consciencia real de tu persona por meterte sustancias, queriendo olvidar lo que sea. No entiendo cómo la gente bebe hasta vomitar. No entiendo cómo luego quieren aparentar lo sanos y guays que son, y la pasta que tienen -que lo mismo tienen igual que yo-, pero no mentes la palabra psiquiatra delante de ellos, porque dirán: "Éso es para los locos, ¿no?".

Yo necesité ayuda en un momento dado. Llevaba meses llorando sin ganas de nada. Sólo estaba bien quedándome en la cama, arropada hasta la cabeza, pero no podía. Había perdido muchas cosas importantes para mí en poco tiempo, y la autoestima se me desplomó. Yo sólo lloraba. Y cuando lo único que haces es llorar, tienes un problema. Yo no le contaba a nadie lo que me pasaba, pero mi apatía crecía y crecía. Hasta que un día, hablé con mi madre de lo que me pasaba, y me sentó bien. Yo no sé si mi madre me entendió algo -cosa de los balbuceos-, pero me aconsejó que acudiera al médico. Y así hice. Él me derivó hasta el psiquiatra quien, durante unos meses, me dejaba llorar y contarle el motivo de mis desdichas. Yo sabía que era pasajero, y que algún día lo superaría, pero el que pasaran varios meses y fuera incapaz de querer llevar una vida normal, me preocupaba. Pero yo sólo tenía ganas de llorar, y era lo único que me apetecía. Mi psiquiatra lo entendió, y me vio muy razonable y coherente, por lo que me mandó un tratamiento y me citaba cada X días para otra consulta. Los primeros meses se me veía en la esquina de la consulta llorando. El último mes ya podía salir a la calle sin tener ganas de llorar. Me había propuesto, sin tomarme el tratamiento, que tenía que mantenerme ocupada. Que las cosas, cuando se van, no vuelven. O pueden volver, pero yo no quise tener esperanza. Ya vendrían tiempos mejores. Hay puertas que se cierran. Leí un montón, empecé un curso -que de qué poco me ha servido, porque se me ha olvidau-, salí sin ganas, estuve con la gente sin ganas, hasta que me encontré con una normalidad absoluta que hacía tiempo que había olvidado.

Pasó un tiempo hasta que, mis lloros intermitentes, cesaron. Digamos que no me encuentro pletórica precisamente, pero son fases en la vida, y esto está superado. Ahora lo que me trae de los nervios es mi mala suerte laboral -uno de mis motivos-. Salvo eso, y poco más, nada me preocupa tanto. Y como no tengo nada a la vista, dentro de poco entraré de nuevo en donde estuve el año pasado. No me gusta, pero no tengo otra cosa.

Así que así es la vida. No puedes ir al psiquiatra, cállate por dios, pero nadie dirá nada si te vas de botellón, o si te metes cuatro pastillas o cuatro rayas. A mí me da igual. Yo no quise camuflar mis problemas con otras cosas, y yo me quiero demasiado para dejar que la poca estima que me quedaba de mí misma, se ampliara artificialmente.

Porque muchas veces, el problema de todo lo tiene el que no te quieran y a que te mientan. No me refiero a que creas que no te quieren (en el trabajo, tus amigos, tu familia...), sino a que puede ser que no comprendas cómo no te pueden querer siendo que tú los adoras y llegan a sucederte cosas tan dolorosas, a veces una detrás de otra. No entiendes la mentira, el acoso, la cobardía ni las trampas, siendo que tú no tienes la culpa y acabas perdiendo tantas cosas que no te parece real que esté sucediendo. Pero, aunque sigas sin entenderlo, a veces tienes que prescindir de ciertas cosas para salvarte tú.

¿Si me he salvado? Creo que si. Cuando digo que me quiero, lo digo con la boca grande. Me quiero. Me siento como la Escarlata O´Hara: "a dios pongo por testigo...".

Pero hambre no paso, precisamente. Y de hambre no va la cosa. No veáis el peazo culo que me está saliendo... Pero lo que no permitiré es que nadie vuelva a pisotearme, ni que me tome a pitorreo, ni a que se burle de mí. Hasta el trabajo lo perdí por malas artes y mentiras. Me he vuelto radical, muy radical. Supongo que será una de las secuelas.

Así que el que no haya ido nunca al psiquiatra, dichoso él. Pero que no se burle, que la vida es muy larga, y nunca se sabe. Nunca se sabe.

24.9.07

Tres cosas, oiga!!!

Epa, que faltaban tres cosas de mi persona, muy curiosas, las más curiosas... Para mí, pueden ser normales, o tal vez algo considerado normal, para mí es la leche. Juzguen ustedes mismos, pero allá van:

1. No soy maniática, pero me pone de los nervios unas cuantas cosas, como es el escuchar a alguien arrastrar los pies al caminar o el contemplar a alguien que, tras primer y segundo plato, y un suculento postre, el café se lo pide con sacarina para no engordar.

2. Siempre me dicen que un día me van a partir la cara, por esa manía que tengo de apoyar al más débil, aunque no lo conozca. No tolero jamás que alguien en minoría sea el objeto del ensañamiento de, normalmente, manadas de gente -¿os dáis cuenta de que los marrulleros nunca empiezan si están solos?-. Mi madre siempre me dice que nadie me defendería a mí. Y tiene razón, lo tengo más que comprobado, pero qué le vamos a hacer si la niña le ha salido tontabuena...

3. He ido al psiquiatra. Durante un tiempo, estuve dándole la tabarra con mis lloros y mis historias. No me tomé lo que me daba, pero superé la depresión y habedme aquí, que escribo menos que una foca monje. Y lo tengo claro: al igual que si te rompes un brazo vas al traumatólogo, si no te encuentras bien mentalmente, si no eres tú misma, si se te viene todo abajo, el psiquiatra está para ayudarte. O escucharte. O lo que sea. Eso si: espero no volverlo a ver en mi vida.

¿Ya? ¿Contentos? Pues OS TOCA.

18.9.07

El supuesto se ha puesto.

Supongamos que tengo un harén de hombres pa mí, pa mí, y sólo pa mí. Vaaaaaaale, es el meme que laMenta me ha pasado y que haré gustosamente, porque el material es muy bueno y ya no puedo quejarme de gustos míos porque aquí pongo la crème de la crème, la flor y nata de los galanes que me gustaría que se interesaran por mí. Pero como yo soy la que escribe en el blog, y la imaginación es infinita, allá van los cinco gallardos santos varones nominados:

Hombretón nº1: Beckham, cómo no. ¿He dicho alguna vez que lo veo perfecto? Total, si para hablar no lo quiero. Hubo quien me dijo que acostarse con Beckham sería como lamer el suelo de la calle. Pues prefiero tener la lengua negra y que se me caiga a cachos, pero no se va a dar el caso -qué lejos tas ído, nene-. Así que este rubiales goza de un número uno imbatible a día de hoy. Si, es que la envidia es muuuuuuuuuuu mala...

Hombretón nº2: Este ha sido un descubrimiento. El descubrimiento de cómo es que un güelo petao de pasta se va con una veinteañera y no pasa nada y, en cambio, una mujer mayor es acompañada por un dios griego de carne y hueso y los ponen a parir. Sobre todo, a ella. Pues hija, mis más sinceras envidias, porque tienes un gusto exquisito.

Darek, quiero ser tu bolso, e ir colgada de tu hombro, quiero ser tu mochila e ir aferrada a tu espalda. Algo así como Cuato en "Desafío Total", pero por detrás y con gafas.

Ps: Qué sagerá que soy.



Una de las cosas que más me han llamado la atención de Hombretón nº3, es que le eché el ojo por guapo y resulta que es mejor actor de lo que yo pensaba. Vale, Hugh, así me gusta. Pero nunca dejes de lucirte, como en X-men, Operación Swordfish... Y creo que eres el único hombre de mundo al que le sientan de fábula las camisetas imperio.




Hombretón nº4 es alguien que me encantaba de adolescente, pero tuvo la pésima idea de endrogarse y la cascó. Hoy en día su hermano Joaquim es el famoso, pero no tiene nada que envidiarle a su hermano River ya que, mucho más joven, fue nominado como mejor actor secundario en los Oscars por su película "Un viaje a ninguna parte".







Este buen mozo es el Hombretón nº5. En CSI, hace el papel de Nick. Vale, aún yo me pregunto cómo puede tener tantas arrugas al sonreír, pero oyes, que tiene algo, un no sé qué, pero me gusta.









Me dejo un par, pero había que poner cinco. Y lo de las tres cosas sobre mí, las dejo para el próximo post, que me tengo que ir.

Es martes, es septiembre, y el meme se lo paso a... Maxiboom, a Silvia, a Jabi, a Merba y a Pablo Bellomonte... y creo que no se me olvida nadie, porque los demás ya lo han hecho (que no hace falta que sean chicos, que si te gustan las chicas, o los caballos, puedes ponerlos igual).

Sed felices.

Ps: ¿Chispis lo ha hecho? Pues venga...

14.9.07

Para que no me olvides.

Hay regalos que te gustan tan poco, que los guardas (o los tiras, o los regalas de nuevo... o llegas a venderlos por ebay, como hacen otros...) para no tener que verlos/usarlos. Cuando una cosa no me gusta, yo la guardo, directamente. Muy pocas veces he ido a cambiar el regalo a la tienda, porque me parece de desagradecidos -es una opinión mía-, pero por mucho que cuente la intención, hay regalos que son una caca de vaca, te los regale quien te los regale, y cuesten lo que cuesten.

Una vez me regalaron un pijama que me pareció tan feo, que aún sigue en su caja, pero no sé ni por dónde para. En el fondo de un armario, seguro. Me da dentera sólo recordarlo. Los diseñadores se lucieron, porque con eso de la moda retro, en vez de un pijama de los años 2000, se quedaron en los ochenta. Le faltaban los flecos. Quien me lo regaló, lo haría con la mejor de las intenciones, pero el resultado aún sigue nuevecito criando polillas (por lo menos). Qué horror. Y yo pensaba a quién encasquetárselo, pero la gente me da pena... Si no me gusta a mí, cómo se lo voy a dar a sufrir a otros...

Pero -pero- hay regalos que, por su originalidad, o por su innovación, o por el resultado, puede hacer que la gente te quiera más o menos, pero que no te olvide. Que hablen bien, que hablen mal, pero que no te ignoren. Algo así como lo del pijama, pero peor todavía. Jiji... es que lo he visto en un periódico gratuito...

Os presento el regalo que revolucionará a las empresas. El que hará que todo el mundo llegue puntual a su trabajo. Nadie se retrasará en las citas después de la hora de la siesta. Tiembla Cronos, ¡tiembla!

Todos recibiremos el despertador para navidades (como se ponga de moda, seguro). Tiene un diseño muy mono:


...pero tiene la peculiaridad de que, si lo usas, la efectividad es del 100%. No volverás a dormirte en tu vida, te lo garantiza mientras lo utilices. Porque si no te levantas, empezará a quitarte dinero del banco para ingresarlo en sitios en donde no darías dinero ni aunque te fuera la vida en ello. En el periódico pone ejemplos futbolísticos, así que podéis haceros una idea...

Como alguien me traiga este regalo, estoy segura de que no lo utilizaré y se irá a hacerle compañía al pijama. Pero estoy completamente segura de que jamás olvidaré a quien me lo endose.

Pero... ¿a que mola? (siempre que no te lo regalen a tí, claro...)

6.9.07

La mano izquierda.

Todos recordamos el caso y el nombre del inglesito que vino a este nuestro país y le dio por hacer maldades con jovencitas. Gracias a la conciencia de una mujer, la suya, que vio que algo no iba bien, pudo incriminar a su marido ante las autoridades para que lo interrogaran como sospechoso. El ADN no engaña, y fue imputado en el asesinato y violación de una... y cuál fue la sorpresa, cuando vieron que ése mismo ADN coincidía con los encontrados en el lugar de otro crimen, en la misma zona, y con otra joven. También, otra coincidencia con otra víctima suya poco tiempo antes... A la cárcel y así te pudras, pensamos todos. Dejadlo al pueblo y verá, pensamos todos. Así te revienten en la cárcel, pensamos todos. Tress casos, y en los tres él estaba involucrado, pero hay más casos en los que la víctima no es localizada, y quién sabe si él también está detrás de ellos.

Esta misma semana nos enteramos que la hija de este asesino ha muerto en lo que parece un fatal accidente casero con una piscina. La criatura tenía diez años. Sólo diez años. Una niña. Pero leo con asco las maldades que se están diciendo sobre su muerte. Se alegran por la red de su muerte, como castigo a su padre. Se alegran, por el ojo por ojo. Se alegran, da igual el motivo, se alegran y punto.

¿¿Qué culpa tiene una criatura de lo que haga su padre?? ¿Qué había hecho esa criatura para que esa parte de la población se alegre de su fallecimiento? Su madre lo estará pasando fatal, pero ella tampoco tiene la culpa. Es más, no quiso encubrir una sospecha. ¿A qué viene esa felicidad repentina por la fatalidad de un inocente? Todos nosotros podemos tener en nuestra familia un criminal en potencia, y si se diera el caso de que actuara... ¿qué culpa tenemos el resto de la familia?

No sé si comenté el caso en el blog, pero también hace años, un matrimonio raptó a una chica bien en una urbanización lujosa, y la mataron esa misma noche. Luego, pidieron rescate. Cuando los pillaron, cómo no, los encarcelaron. Tenían cuatro hijos, que se quedaron a vivir con la abuela. Cuatro criaturas y una pobre anciana que vieron aterrorizados cómo todo el pueblo quiso lincharles. ¿Qué culpa tenían ellos?

Es abominable encontrar casos así. Es depravado y enfermizo querer una venganza contra el que no tiene nada que ver. Es monstruoso el que se alegra de la muerte de un ser completamente inocente.

Decían que la razón produce monstruos. Y no sé quiénes me dan más miedo. Los que están en el trullo, o los que nunca han estado.

2.9.07

Nada es lo que parece.

Para mujeres reales...



Para hombres reales...



Sed felices.