9.2.07

Nada es tan bonito de cerca, como de lejos.

A veces te fijas en algo/alguien. Y ese algo/alguien está un poco lejos. Aún así, miras, y miras, y piensas en que te gusta lo que ves. Y que te gusta mucho. Y mientras sigues mirando en la distancia, te sigues creando una ilusión. Y esa ilusión, alimentada por lo que ves a grandes trazos, crece y crece. Y miras cada vez más deseando que llegue el momento en que le eches el guante (o puedas, simplemente, mirar de cerca).

Hasta que llega el momento cumbre del contacto físico.

Y cuando llega el momento del encuentro -o encontronazo-, te das cuenta de que ese alguien tiene halitosis, o ese algo tiene una grieta. O que ese algo es lo que tiene halitosis, y ese alguien tiene grietas. Bueno, que descubres que el objeto del deseo no es tan bonito como te parecía cuando lo mirabas desde lejos. Y entonces, recapacitas y dudas de tus gustos. Te pones en entredicho. Te flagelas por tu pésimo gusto. Te condenas a muerte por lapidación tú mismo por tener el gusto en el culo. Y pierdes el culo en salir corriendo hacia la dirección en la que viniste para poner distancia de por medio. Y entonces, como la mujer de Lot, vuelves a mirar hacia atrás, y todo vuelve a aparentar lo que parecía: perfecto. Y ya no vuelves a intentar un acercamiento, sigues mirando en la distancia con regocijo para los ojos, pero con el pleno conocimiento de la mala impresión que causó un acercamiento.

De ahí que, cuando voy a un museo, prefiero ver los cuadros desde lejos.

Y los toros, desde la barrera.

Así que como a mí no me gusta perder la ilusión en las cosas, seguiré pensando que nada como la distancia para perfección absoluta. Porque cuando te acercas, todo parece diferente. Y ya no es lo mismo.

Llevo toda la semana con dolor de cabeza, y no se me va el muy cabr**. Entre el trabajo y los estudios... Si, ya sé, debería descansar un poco más, pero es que no me da tiempo ni a eso, por lo que alimentaré mis taquicardias con algo más que mi curso de inglés, que mis oposiciones, que mi trabajo, que mis tareas varias diarias... con otro curso de formación contínua. Ole. Y esperad que no me den otro, porque me apunté a trescientos (tranquilos, todos a los que me inscribí son prácticos) (vamos, que no quiero sólo rellenar currículum)

Últimamente todo el mundo me trata como superwoman, por la cantidad de cosas que estoy haciendo al mismo tiempo... y me han felicitado por mi polivalencia. Y yo pienso siempre que me dan una palmadita en la espalda, que lo que más fastidia cuando tienes tantas cosas que hacer, es que las tengas que hacer con dolor de cabeza.

Lo dicho: nada es tan bonito de cerca, como de lejos.

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