23.7.06

Las mujeres y su bolso.

Acabo de llegar de cenar (si, otra vez: en verano se sale más y ya dije que quiero evitarme la playa a toda costa) con unos amigos. He estrenado bolso y zapatos (no a juego, para más detalle) y he acabado con el bolso lleno y TRES ampollas en los pies. Eso si, me lo he pasado muy bien (demasiado bien), hemos estado en un concierto de las fiestas de un pueblo de los alrededores (-psé, casi que hubiera preferido ver a los Depeche-) y cuando he vuelto a casa (hoy he controlado con los alcoholes OH-OH-OH...) (es química, apunto), pues he acabado con cristalmina en los pies y mirando qué narices llevo en el bolso que parece que va a explotar.

A ver: que sepamos, el bolso es un complemento cuando sirve para eso mismo: para complementar. Un complemento no tiene más secreto que decorar un poco más el asunto. No puede caber más que las llaves de casa, un pintalabios y el tabaco. Si caben más cosas, es que ya no es un complemento. Es un bolso. Pues mi bolso que no iba a juego con mis zapatos no es un complemento: es un almacén contenedor con capacidad limitada (y menos mal, que si no...)

Abramos el bolso. Y encontramos... tachán... El tabaco. Dos paquetes, para que no falte. Dos mecheros (porque me da más cosa pedir fuego que un cigarro, y prefiero prevenir que pedir). Un paquete de pañuelos medio vacío. El pintalabios (que no he usado en toda la noche). Una mini agenda que llevo siempre para apuntar cualquier cosa (que no he usado esta noche). Un boli (que tampoco he usado esta noche). Un pareo (aclaro: me lo han dado esta noche) (jaté, dicen que se hace pantalón) (no sé cómo). El carnet de la biblioteca. Ni idea de cómo ha aparecido por el bolso nuevo (estaría remetido en la agenda). Dos caramelos de menta. La cartera (sin dinero, pero ES MI CARTERA). Y ya.

Veamos cuántas de todas esas cosas son prescindibles. Bueno... se puede decir que todas. Eso sí, no me imagino la vida sin llevar un pareo en el bolso (supongo que seguirá existiendo el mundo si lo saco) (probemos...) (anda, pues es cierto) (aún respiro) Así que chicas del mundo: podéis prescindir de los pareos en los bolsos XP

Y es que cuanto más grande es un bolso, más cosas caben. No sé si al resto del mundo le pasa lo mismo, pero es que yo acabo dejando en el bolso cosas que no me hacen falta (compresas, sin ir más lejos), y se va creando una capa sedimentaria en el fondo que va ascendiendo lentamente. Tickets de compra... Un papel en el que me apunté algo que ya no sé si es un teléfono o un nombre. Una goma del pelo. Otra goma del pelo. Dos o tres pinzas. ¡Caramelos derretidos en el fondo del bolso! (decidme que no sólo me pasa a mí) Así que ves que tu bolso, en vez de ser un complemento un tanto grande (o mu regrande) es el contenedor oficial de todos los trastos inútiles del mundo.

Podría hablar del aspecto de los bolsos, pero aplico lo mismo que a las personas: lo que cuenta es el interior. Y cuanta más mierda haya dentro, menos valor tendrá.

Y mi bolso, esta noche, ha conseguido su valor mínimo de cotización (aun recién estrenado) con la guinda final: dos cacharritos de porcelana que van con los helados cuando pides el postre.

Llamadme cutre, pero qué monos son... Y uno me sirve de cenicero y todo... O de platito para aperitivo... O de jabonera... O de...

Yupi. Bravo y viva y yuju. Tras lo de los ceniceros, creo que ya no necesito nada en la vida para ser feliz. (...Vale, si Beckham, pero... ¿porqué me lo habéis tenido que recordar?)

Eso si, he tenido un pensamiento esta noche: supongamos que tenía un accidente y miran el interior del bolso para buscar mi documentación... Entre el pareo y los cacharritos de porcelana... Vamos, no sé si me curarían, pero anda que no dirían que soy cutre de coj...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias por los saludos !! Decirte que tranquila, aquí tienes a otra de tu especie :) que le pasan cosas raras, que se lleva chascos con la gente, que le salen mocos negros XD, y que me siento totalmente identificada con el tema de los caramelos.

Saludos, Eva.