27.7.06

Dorian Gray estuvo aquí

Quien no haya leído este libro de Oscar Wilde, El retrato de Dorian Gray es un claro ejemplo de la maldad que puede albergar una persona con un aspecto agradable y un trato exquisito. Da igual su sonrisa agradable, su mirada limpia, su aspecto impecable, su simpatía, su sentido del humor, su educación... Tras esa piel de cordero, existe un lobo cruel que pocos llegan a descubrir, sólo cuando ya es demasiado tarde. Y, al contrario de lo que refleja en el libro, esta clase de gente no tiene un cuadro que muestre realmente cómo son. Lo único que les delata son los hechos, pero siempre acaban soltando a su presa para captar a otra con la que llevar a cabo sus fechorías.

Vale, tras este rollazo que he soltado (pero real como la vida misma) analicemos la situación (no, analizar no viene de anal) (bueno, empieza así, pero nada que ver) (creo) (bueno si fuera eso cierto, podría empezar diciendo culonizar la situación, pero no quedaría bien). Ejem, sigo.

Oscar Wilde era gay y todo un caballero de la época, aunque sus aficiones y gustos eran demasiado escandalosas para la época victoriana que le tocó vivir. Señalado por la sociedad, hasta encarcelado por ello, llama la atención el que fuera muy gay y, en cambio, fuera tan misógino. Las mujeres para él eran seres inferiores, de ahí que muchas perlas que soltó de ellas por ahí, las cuales no voy a mentar, que sólo molestaban si no eran reclamadas por otras cuestiones. Mujeres florero de la época, vamos. Mujeres que él no admiraba sentimentalmente, pero sí las criticaba. De ahí que el muchacho tuviera que superar su complejo de inferioridad maltratando a las féminas. Siempre hay que demostrar que se es superior a alguien, de ahí que, en cuanto alguien con un complejo de inferioridad encuentra a alguien con quien desahogarse, desarrolla el complejo de superioridad, creyendo que es superior a esa persona y a todas las demás. Pero no es así. Su complejo sigue, de ahí que siga con la demagogia de actos y palabras pero, en realidad, los lobos disfrazados de corderos necesitan tener una víctima que analizar (o porculizar) y nada mejor que con alguien que les parezca más débil.

Como no soy psicóloga ni historiadora, no puedo más que decir como opinión que esa fantástica época de la educación y de los buenos modales como era la victoriana, no fue más que una era de hipócritas, de grandes perversiones dentro de casa y exquisito trato en la calle, de críticas contra los desfavorecidos, como si tuvieran la culpa de nacer en hogares pobres o crecer en orfanatos y, en cambio, todo era aparentar, o lujos, o vida social llena de fiestas, mirando hacia otro lado con el hambre, la pobreza... Los pobres eran inferiores, de ahí que fueran tratados como seres inferriores por cualquiera que, en su día a día, era zarandeado por sujefe, su marido, su padre...

Actualmente, hay mucho Dorian Gray suelto. Paises capitalistas con dinero, económicamente más que boyantes, amparados por el mismo de siempre, que bombardea a sus vecinos con la excusa de que es lo que se merecen por terroristas. Jefes de empresas creídos que tratan a sus empleados como mano de obra barata, rozando la esclavitud. Encargadillos pelotas y repelentes que creen que su ascenso significa que ha subido un escalón en la sociedad humana, y que van a mirar al resto de la humanidad por encima del hombre el resto de su vida. Personas que se acercan a tí aparentando ser amiga tuya y luego te abandonan cuando han conseguido llenar algún vacío de su vida y encuentran a alguien más interesante (o alguien más productivo para ellos)

¿En qué situación nos quedamos si somos los tontos que descubrimos que se han encarnizado en nosotros? En que nos sentimos culpables por no habernos dado cuenta. En que nos sentimos tristes por haber creído sinceridad. En que tenemos remordimientos por haber confiado en alguien que no se lo merecía. Y después llega la calma, la calma total. Nos volvemos desconfiados, somos más duros, y terminamos siendo un poquito peores personas. Y ahí, llega la bifurcación. Es como el hijo del maltratador: o maltratas, o te redimes. Sigues haciendo lo que has sufrido porque piensas que así te irá mejor, o piensas que nadie debería saber lo que es eso.

Así que Dorian Gray, que tiene muchas caras, acaba demostrando que no sabe redimirse. Alguien se la jugó bien jugado y no quiere olvidar lo que le pasó. Por eso se ceba en los demás. Cree que yendo de bueno por la vida no se consigue nada. Y si que se consigue. Se consigue estar a gusto contigo mismo. Se consigue esa paz interior que nunca conocerá. Se consigue ser mejor persona no haciendo a los demás lo que te hacen a tí.

Dorian Gray tiene un lado oscuro. Muy oscuro. De ahí que es mejor saber que jamás formará parte de tí.

No hay comentarios: