13.9.17

Comprando ropa.

No me gusta ir de compras.

Primero, porque es caro. Segundo, porque no me gusta lo que venden. Tercero, porque las tiendas que me gustan no están cerca unas de otras. Y la que más me gusta sólo la encuentro en Castellón y Barcelona. Y no, ahora no tengo problema con las tallas. De momento.

El otro día estaba en una tienda mirando vaqueros cuando me encontré unos que estaba rotos por la parte delantera. Los rotos eran horizontales, casi desde los bolsillos hasta los tobillos, como unos seis agujeros deshilachados. El bajo del pantalón no estaba en mejores condiciones. Casi 30 euros de pantalón, com más agujeros que pantalón. Bien. Lo primero que me vino a la cabeza era que quien se comprara ese pantalón... ¿cómo sabría cuándo estaba roto?

Luego cuando llegué a otra tienda a mirar modelos de pantalones sin deshilachados y sin agujeros empecé a ver modelos skinny finny, swinny thinny y la madre que los parió. A ver. Que antes estaban los modelos normal, léase pernera más ancha, o los modelos entallados, o pantalón pitillo. Ahora son el finny twinny swinny thinny y push up por todas partes como si te los pusieras y acabaras pareciendo una top model y crecieras 30 cm además de adelgazar ochenta kilos. No, a ver. Yo quiero unos pitillo que me escondan las lorzas estas que me sobresalen un poco por la cinturilla. No, no necesito que me levante el culo que aún tengo en su sitio. De momento. Quiero un pantalón que cuando me agache no muestre la hucha, a ser posible. Y ya está, que no pido tanto. Qué es ese talle bajo que se estila ahora, por dios, que si me lo pongo parezco un flotador con pantalones, que se me sale todo por la cinturilla, que está a la altura de la cadera y del principio de la rajita del culete.

Y luego, los zapatos. Quiero unas sandalias. Y este verano sólo hay dos modelos: con suela blanca, para que se note que es de temporada y que te las has comprado este año, y de plataforma, para que se note que es de este año también. No necesito comprarme nada con diez centímetros de plataforma cual Frankenstein, y no me gustan las suelas blancas, pero este año es bitemático a la hora de comprarte unas simples sandalias. Menos mal que ya termina el verano y tengo el cupo cubierto.

Así que por una vez en la vida que puedo ser banal, superficial y quejarme de problemas del primer mundo a la hora de comprarme ropa, resulta que no me gusta lo que hay, no porque no me venga nada. Eso de usar entre las tallas 38 y 40 es una experiencia nueva que no pienso desaprovechar, así que nada, voy experimentarla mientras dure.

Porque está durando y me sienta divinamente.

Yo creo que a este paso me va a gustar ir de compras si encuentro cosas que me gusten, porque la tienda esa de mis amores tiene verdaderas monadas que hacen que me encante ir de compras cuando voy allí.

¿Veis? También sé escribir chorradas. Sé escribir de todo. Lo que pasa es que no me apetece.




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