Hacía muchos años, por lo menos ocho, que no me cruzaba con él. Era un viejo compañero de instituto con el que compartí también amigos en común. Se hizo arquitecto y le fue bien cuando a todo el mundo le fue bien. Y yo dejé de tener relación con él más que nada porque ya ni coincidíamos en ningún sitio.
Hoy me lo he cruzado, después de todos esos años, y me ha saludado muy efusivamente, como si no hubiera pasado el tiempo. Iba vestido muy alternativo, a su lado yo parecía una marquesa, y eso que iba con vaqueros. Tras decirnos lo típico que se dice en estos casos qué tal estás, qué bien te veo, cómo te va, y de ponernos al tanto de lo que nos ha pasado estos años, me ha soltado la pregunta. Perdón: LA PREGUNTA.
-¿Estás casada? ¿Tienes pareja?
-No y no.
-Ah, pues yo estoy con una chica desde hace diez meses y...
Bueno, por lo visto le hacía ilusión decir que estaba con alguien. De esos hay a puñaos, que si no lo pregonan como que la gente no se lo cree o algo. Bueno. Me alegro que te vaya bien. Ya nos despedíamos cuando...
-Tú tranquila, seguro que ya aparecerá alguien cuando menos te lo esperes.
Yo os juro que me meo. Después de tantos años y de ponernos al día de nuestra vida, con la de cosas que han pasado, resulta que lo más importante es tener pareja.
Cachis.
En qué estaré yo pensando...
No hay comentarios:
Publicar un comentario