24.4.17

Los romanos no tenían bandera

Una cosa que admiro de los romanos es que, a la hora de construir una ciudad, primero de todo construían lo que fuese necesario para abastecerla de agua, por pequeño que fuese el municipio.

Como sabían la importancia del agua para la gente y que el agua estancada era foco de enfermedades y de infecciones buscaban manantiales de los que suministrarse, por lo que sacaron a relucir toda su famosa ingeniería romana salvando valles, ríos, montañas y demás accidentes geográficos para llevar tan preciado líquido a cualquier ciudad que fueran a construír y que cualquier ciudadano en ella pudiera disponer de él a cualquier hora en cualquier sitio.

Y no sólo el abastecerse, sino también el deshacerse de los residuos líquidos, por lo que también idearon alcantarillas y sistemas de evacuación de aguas mayores y fecales, ya que también sabían que atraían enfermedades y alimañas no deseadas.

Chicos listos.

Y luego está España, en la que el agua potable no sólo es cara, sino hacen negocio, es motivo de trapicheos, comisiones, estafas, sobresueldos... Construyen cosas sin que haya agua en kilómetros a la redonda, y cuando hay obras para que haya agua puede haber tal corrupción y pueden tardar tantos años en pillarles con el carrito del helado que cuando el barco se hunde y ya no se puede achicar más agua porque les llega hasta el cuello empiezan con el ay, mire, es que yo no lo sabía, pero casi que me salgo.


Los romanos no tenían bandera. Tampoco tenían el número cero, por cierto. 

Nuestros políticos lo que no tienen es vergüenza.

18.4.17

Lo importante fue participar.

Yo creo que el final de un sueño no es cumplirlo, sino despertarse.

Mientras dura el sueño has disfrutado, te has ilusionado, has vivido, has sufrido o te has emocionado. Yo, por circunstancias que no vienen al caso, decidí echarme la manta al cuello y pensé que lo que tuviera que pasar, pasaría y entrelacé las manos tras mi nuca y disfruté del paseo mientras me acercaba, casi sin proponérmelo, al final de un sueño del que pensaba que me iban a despertar mucho antes.

Y no fue así.

He disfrutado del paisaje, del camino, de la gente, del trayecto, del paisaje (huy, esto lo he repetido), de la comida, del café, de los rayos de sol, de los amaneceres y de los primeros cantos de los pájaros. He disfrutado al encontrarme con el anochecer sin darme cuenta o con el amanecer sin tampoco proponérmelo. 

Ha habido risas, muchas risas, sobre todo mías, y más de un llanto, casi ninguno mío (afortunadamente, y sorprendentemente). Nervios, discusiones, besos, abrazos, amistad, mucho cariño, confidencias, enfados y reconciliaciones. Aquí termina una etapa que no volverá a repetirse jamás porque ni seremos las mismas personas, ni seremos iguales ni será lo mismo.

Y aquí estamos, despertando del sueño.

Fue bonito. Fue intenso. Aprendí muchas cosas Y aprendí muchas cosas sobre mí, todas buenas, y encontré otras que creí olvidadas. Todas muy buenas y que he sacado a la luz para siempre.

Y aquí termina el sueño, porque ya está ahí el despertar, que es lo que hace que el sueño finalice, hayas reído, llorado, hayas sufrido o hayas estado completamente zen, como una que yo me sé. 

Empieza la realidad. Pues nada, a por ella, oiga.

Ahora toca elegir el siguiente sueño, que el mundo sigue girando.

Allá vamos.

5.4.17

El camino.

Estoy acariciando una ilusión, jugueteando con ella. Cada vez la tengo más y más cerca.

Tengo miedo de que se escape entre los dedos de mi mano, pero eso sería porque no es mía ni sería para mí.

Las cosas buenas de la vida no hay que forzarlas porque aparecen solas, surgen, se te presentan, y aunque salgan mal te apetece volver a repetir. Y esta es una de esas cosas buenas que me está haciendo disfrutar cada paso, cada descanso, cada sonrisa, cada respiro, cada suspiro...

Aunque pronto sepa si será para mí o no, lo bonito a veces no es sólo el final, sino también el camino.

Porque el camino está lleno de sensaciones y de vida.

3.4.17

A buenas horas.

Sólo voy a decir una cosa hoy.

Hay gente que sabrá mucho de informática y le pagarán por ello, y serán unos máquinas en su puesto de trabajo y ocuparán puestos de responsabilidad en su empresa.

Pues alguien de quien no sé absolutamente nada en diez años no se da cuenta de que, por lo que sea, me envía correos con información personal. Curiosamente hay información que nunca compartió conmigo. Y dudo mucho que se dé cuenta de que precisamente yo estoy recibiendo esos correos.

Bueno, pues aún me estoy riendo.

Paso de avisar. Supongo que no seré la única persona que haya recibido algo así, porque si yo he recibido eso, a saber cuánta gente más.

Que siga haciendo el notas, no es mi problema.

Ay, qué rato más divertido he pasado...