27.3.17

El encanto de las pequeñas cosas

Estoy rodeada de libros. Ninguno es mío, ojalá pudiera hacerme con algunos que me han encantado, pero no tendré esa suerte. Me han pedido ayuda para organizarlos porque se donan, y ahí estoy yo mirando cada uno y anotándolo en un inventario que parece infinito. Hoy sólo han sido seiscientas novelas. Que se dice pronto.

El dueño de esta pequeña biblioteca fue alguien importante que tenía el gusto de coleccionar libros. No sólo se los regalaban, como así se ve en las tarjetas de personas y personajes famosos o públicos, cargos directivos en empresas o simplemente amigos, sino que también los compraba, como atestigua cada ticket de compra dentro de su respectivo libro. Y os puedo asegurar que es toda una fortuna lo que se gastó esta persona en libros. Toda una vida coleccionando tomos (¡y qué tomos algunos!) y yo curioseando entre tal joyita que es imposible de ver dos veces en la vida.

Lo que me hace gracia es que aquí a todo el mundo le encantan los libros, hablan de lo mucho que los leen, los compran, los recomiendan... pero aquí nadie dobla el lomo para destinarlos a un sitio mejor que el de acumular polvo o ser amontonados en cajas. Y a mí, que esto me gusta, me dejan el trabajo sucio como si fuese un castigo, pero nada más lejos de la realidad.

Veo anotaciones, libros antiguos, veo recortes de periódico entre las hojas, veo la variedad de libros y temáticas. Algunos libros estaban sin estrenar, y muchos de ellos poseen puntos de lectura de cartón de mil variedades y tamaños con los que se puede hacer una gran colección.

Son varios miles de libros, miles, ojo, ya he dicho que hoy sólo ya he despachado seiscientas novelas, y aunque ninguno será mío puedo decir que me gusta estar entre ellos. Han hecho que me encuentre a gusto, por muy pesado que sea esto..

Pocas veces tendré la ocasión de estar ante un acontecimiento así, aunque haya gente que me haya encasquetado esto como si fuese un tormento. Es un acontecimiento anónimo que pasará inadvertido, pero que me pilla ahí disfrutando como una perra muahahaha.

Y os aseguro que no hay dinero que pague este pequeño placer. Además, se ve que se me nota la ilu que me hace esto porque ya hay quien tiene curiosidad por ver lo que he hecho.

En este año me están pasando cosas muy extrañas, muchas de ellas sorprendentes, como esta. 

Y cómo no ver el encanto de las pequeñas cosas en las que me veo de repente sin proponérmelo.

Cómo no verlo...

Y cómo no disfrutarlo y dejarme llevar...





21.3.17

Día de la poesía.

No sé la edad que tenía, pero descubrí a Neruda sin que nadie me hubiera robado mi corazoncito nunca. Aún así encontré en su poesía un sentimiento enorme. Sentí lo mismo que escribía sin que me pasara. Comprendí la tristeza que reflejaba en sus palabras. Digamos que me tocó una fibra que hoy en día sigue vibrando con este poema.

Que puedo ser moñas, que puedo leer poesía y pensar "pero qué mierda es esto", pero algunos poemas me han parecido perfectos.

La pena de la poesía es que suele hablar del desamor y de la tristeza.

Y esta, aunque hable de ello, sigue siendo una de las que me más me gustan. Bécquer también tiene algunas muy más mejores, y Vicente Aleixandre... O Benedetti.

Yo soy más de novelas, pero oyes... Allá va.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche. 
Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos". 
El viento de la noche gira en el cielo y canta. 
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso. 
En las noches como esta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito. 
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos. 
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido. 
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío. 
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo. 
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido. 
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo. 
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos. 
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído. 
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos. 
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor y es tan largo el olvido... 
Porque en noches como esta yo la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido. 
Aunque éste sea el último dolor que ella ne causa,
y estos sean los últimos versos que yo le escribo.

. 

15.3.17

Regalitos.

Me gusta regalar, y creo que tengo buen gusto. Cosa que no pueden decir todos los demás. No me conocéis, por lo que no habéis tenido el inmenso placer de regalarme nada ni de disfrutar de mi exquisito gusto para los obsequios, por lo que os voy a hablar de los regalos que me hacen. Hahaha.

Sinceramente, si somos los que nos regalan, soy entre la hostia y un mojón seco.

Hace un año me hicieron el mejor regalo de mi vida. El mejor, con diferencia. Y os juro que nadie podrá superarlo, aunque quisiera. Y mi agradecimiento en ese instante, a la hora de recibirlo, fue entre la más absoluta estupefacción y un llanto inconsolable con los mocos hasta la barbilla junto a un temblor incontrolable. Puro glamour, ya veis. Hay que ser agradecida, y si ser agradecida es todo ello, fui muy agradecida. Aún pienso si mereció la pena la llantina que cogí por tal regalo de la mejor persona que he tenido el placer de conocer en mi vida. Y la respuesta sigue siendo SÍ. Y me quiere aún, y me lo dice. Ains. Envidiadme. Me conoce muy bien y me sigue queriendo a pesar de todo.

Lo sorprendente del regalo no fue sólo la originalidad, sino la sorpresa que me ocasionó. Jamás nadie antes había hecho nada igual, por lo que yo ni me imaginaba que pudieran hacerme tal obsequio. Y vaya, que lo disfruté. Y aún estoy pensando en cómo devolver siquiera una ínfima parte de tal detalle porque no hay ni tiempo ni dinero que pueda pagar la alegría y la sorpresa que me ocasionó.

Así que en ello estamos.

Claro que he recibido regalos que me han emocionado, y he agradecido, y me han gustado, y me han encantado. Y siempre, siempre, he demostrado mi alegría por tales muestras de cariño hacia mi triste figura. Unos han sido más acertados que otros, otros me han sorprendido, y otros me han emocionado. Cómo no voy a ser capaz de reconocer tales detallazos...

Y luego están los regalos que no me han gustado. Vamos a dejarlos en el más triste de los olvidos, porque pa qué. Unos me causaron hilaridad. Otros me causaron indignación. Y otros me causaron repelús. Algunos los he tirado, pero otros los tengo para dejar constancia de que alguien me quería muy mal en ese momento.

Y ahora regalo yo de nuevo. Me faltan manos y tiempo para hacer más cosas para dar a gente estupenda que se reproduce y aprecia mis detalles que, sin ser caros, necesitan mucho tiempo de mi vida para llevarlos a cabo. Les regalo, además de algo material, mi tiempo, de las cosas más valiosas que tengo y ofrezco.

¿Os he dicho que me gusta regalar? Pues hace tiempo que dejé de regalar a cualquiera, porque no se aprecia mi gesto. Que no es que quiera eterno agradecimiento, pero no me gusta que lo desprecien.

Así que ahora sólo regalo a mis amigos de verdad.

Y se nota :)

7.3.17

Perdiendo el tiempo.

Llevo una época en la que igual disfruto de las primeras gotas de lluvia sobre mi piel que con los rayos de sol de esta incipiente primavera, o de la brisa cálida que anuncia ya el buen tiempo. Estoy activa, bromista, divertida, relajada y ya no espero nada ni a nadie cuando realmente lo que necesito lo tengo cada día delante del espejo.

Supongo que tras la tormenta llega la calma, y ahora simplemente veo lo que la vida me deja frente a mí y entiendo lo que no era para mí. Si quiero algo, lo hago pero no lo intento, otra cosa es que lo consiga. Pero no pienso quedarme con las ganas ni que pase el tiempo y quedarme con la duda de qué hubiera pasado si...

Fuera cabezonerías, hay lo que hay, y yo me siento frente a una cerveza en uno de mis bares favoritos junto a compañía agradable que siempre sabe arrancarme una carcajada.

Y precisamente hoy, a punto de hacer y no intentar, he dicho algo que ha causado hilaridad:

-Como la vida me vaya bien alguna vez, a ver en qué voy a perder mi tiempo.

La frase, por supuesto, no es mía.

Pero bueno. Estoy rozando con la punta de los dedos una ilusión. Estoy disfrutando de esa sensación que nadie podrá quitarme aunque las cosas no salgan como me gustarían.

Estoy a punto de saber si voy a tener que pensar en qué perder mi tiempo.

Estoy preparada.

Allá voy.


2.3.17

Una de palomitas grande.

Dicen por ahí los viejos del lugar que el que no tiene problemas se los busca. Y hablamos de gente adulta que se supone que tiene la cabeza sobre los hombros y se deja de tonterías.

Pues no.

Es gente aparentemente adulta con comportamientos de adolescente y mentalidad de la reina del baile que trata a los demás como si fuesen poco menos que chusma y tuvieran que estar a sus pies cumpliendo cada uno de los deseos. Y enmedio (o en medio, no sé cómo se escribe) de ambas personas se encuentra Eufrasia que siempre intenta mantener las distancias con ambas.

Pues tampoco.

Que no sé qué pasa conmigo pero a veces despierto afectos enfermizos hacia mi triste figura sin yo mover un solo dedo. Que yo no hice nada, oiga, que yo tampoco estoy compitiendo con nadie y no me interesa saber las opiniones de estas personas, pero ellas sí que hacen, parece que compiten conmigo en belleza, en simpatía, en carisma, en vida social, y quieren (y me preguntan) mi opinión sobre cosas que me importan de cero a nada, pero que no hay forma de hacerles ver que paso de sus cosas, y que yo sólo pasaba por ahí.

Pues va a ser que molo mucho.

Y yo no quiero molar tanto, que me gusta pasar inadvertida, pero no sé, a veces me quiere mucho gente que no quiero que me quiera, y se fija en mí gente que no quiero que se fije, y me preocupa enormemente cierta clase de personas que posan sus ojos en mí, sin yo pretenderlo. Dicen que la vida te pone gente delante para aprender de tus errores y tus defectos porque son tu reflejo. 

Joder, pues la llevo clara XD

Bueno, pues a todo esto estas personas que son tan divinas (más que yo), tan geniales (más que yo), tan inteligentes, atractivas, simpáticas, estupendas, trabajadoras y mucho más ricas que yo (bueno, en eso con poco se me supera) que no se tragan entre ellas... coinciden. Y yo soy objeto de deseo de ambas dos personas y no encuentro el botón de teletransportación ni el de invisibilidad para deshacerme de ellas, así que uso el superpoder de levantarme e irme o darles un corte porque no me gusta lo que me dicen para demostrar, cada una de las veces, que son chachigeniales y megamejores que yo y que el resto de vosotros, sucios y tristes mortales. Y como las dos no se tragan entre ellas, es más, se odian a muerte, y las dos dan por hecho que estoy de su lado, voy a comprarme un saco de palomitas porque no hay película, obra de teatro ni espectáculo que supere lo que está sucediendo. No sé si habrá sangre, pero de momento ya hay encontronazos que se ven muy bien desde la grada. No sé por qué la vida me pone en la mitad de ese campo de batalla que no va conmigo y estas dos personas dan por hecho que estoy con ellas (por separado) si no les hago ni puto caso. Por qué molo tanto, rediós, POR QUÉ. POR QUÉ.

Y estamos hablando de gente adulta que se tienen envidia y no se esconden a demostrarlo.

Creo que es tensión sexual no resuelta. Hagamos apuestas.

Yo cuando me aburro hago otras cosas más divertidas, pero bueno, cada uno pierde su tiempo como quiere :P

Pues eso. Palomitas para todos.

Ps: Yo molo mucho, sobre todo cuando quiero.