24.1.17

El día que dije "te quiero" (Versión extendida, remasterizada y eliminada del director)

Hace unas semanas escribí uno de los posts más personales que haya escrito jamás.

Creo que fue el más personal de todos, en el que había puesto más intimidades sobre mí.

Bueno, en realidad fue el segundo más personal que había escrito, porque no hace mucho escribí otro que era mucho más personal, contando sin contar, hablando sin hablar, y diciendo sin decir. Ahí sí que dejé algo mucho más íntimo, personal y profundo que pocos saben y no voy a explicar.

Bueno, al lío.

En el post que eliminé contaba las veces que había decidido dejar salir de mis labios las dos mágicas palabras, y en qué situaciones, y ya que todos los receptores se rieron de mí en mi puta cara, por delante y por detrás, pues decidí compartirlo con el gran público y así nos reíamos todos. pero, oh, lo borré. Qué pena.

También contaba un secretillo, como el que una no es de piedra, ya sabéis, guiño, guiño, codazo, y como el que alguno me creía tan a sus pies y me trató tan mal, que ni sospechaba que yo acabé teniendo otra vida, que desconocía, con otra gente que me aportó muchas más "alegrías" que el susodicho en cuestión, aunque no me quisieran tanto en público como el oficial. Hubo con quien lo pasé muy mal (fatal, palabrita) pero esto es como la droja en el colacao, que de tó se sale, payo. Y lo bueno de decidirme a decir esas dos palabras era ver, sin lugar a dudas, qué era lo que tenía realmente con esa persona.

Nada. No había nada. Res. Nothing. Rien.

Pero tienes que tener un par de narices para decirlo sabiendo que te estás tirando sin red, sin paracaídas y de espaldas, a ciegas y con las manos atadas.

Bueno, pues yo lo hice.

Ahora es cuando debería empezar a contaros la cara de gilipollas que se me quedaba, y del tiempo que pasaba tras esas palabras que, en unidades de tiempo, empezaba por sonido de grillos, una bola de paja rodando como en el antiguo oeste, tres eones, terminar una ingeniería aeroespacial, tres oposiciones, y mis nietos aún estarían preguntándome que qué me contestó uno siquiera.

Pero decidí que no, que mejor todo ello quedaba para mí, porque no sé cuál de todas las ocasiones fue la más humillante, y total, para qué, no necesito que nadie más se ría de mí por estas cuestiones. Así que os vais a quedar con la duda. Muahahaha.

Pero una noche de borrachera con buena compañía acabé sacando todos esos esqueletos apolillados de la memoria. Fue un éxito total que no pienso repetir, por la cuenta y la resaca que me trajo, y porque sólo surgió y no hay que darle la importancia que no tiene.

Pero también contaba que llevo un tiempo en el que me han dicho más veces te quiero que en toda mi vida. Y no sólo me lo dicen, sino que además me lo demuestran siempre. Y no sólo es una persona la que me lo dice, sino que son varias. Y cómo no decirles también ese te quiero que sé que ellos sí que lo van a apreciar. Cómo no querer y demostrarlo a esta gente, grande, sincera... Cómo no decirles ese te quiero las veces que me apetezca, de forma espontánea, tan sincera y tan viva. No tenemos ni una gota de sangre en común y me alegro que la vida me enseñara que la gente es como los libros: no siempre es el mejor el que más te gusta.

Se ríen conmigo de mis anécdotas y me dicen, y me repiten, algo que ya sabía: que tengo mucha suerte por haber sido rechazada por toda esa gente. Me recuerdan lo mucho que valgo y lo grande que soy.

Así que como yo sólo fui otra chica más para todos aquellos que no apreciaron mis sentimientos y encima se rieron de ellos, pues nada, sólo fui otra chica. Pero qué chica.

Y como lo que yo piense no les importará tampoco a estas alturas, pues puedo decir que afortunadamente para mí, sólo fui otra chica. Pero qué chica.

Me hubiera perdido en relaciones falsas y tóxicas el mundo tan extraordinario que había, y hay, para descubrir...






Pero borré el post y os vais a quedar con las ganas de saber lo que puse.

Resumiendo: que sólo soy otra chica.

No hay comentarios: