Tengo una caja de bombones de metal de lo más normal. En cambio, el contenido es lo que la hace especial para mí, y no porque contenga chocolatinas.
Dentro de esa caja guardo como oro en paño notas y postales que gente muy especial me escribió en su día. Es gente que está ahí siempre, y siempre tiene algo bonito que decirme, pase lo que pase. Y lo dejan por escrito de su puño y letra en postales que me mandan desde mil sitios. Postales que me hicieron reír, postales que me hicieron sonreír y postales que me emocionaron. Notas que me hicieron llorar a moco tendido y notas que me hicieron reír a carcajadas.
Una de las cosas más personales que tenemos es la letra, y en esa caja guardo escritas a mano momentos en los que alguien, en un momento dado, se acordó de mí. Y casualmente es gente que sigue ahí a pesar del tiempo o de la distancia.
Hoy añado a mi colección otra postal que me emociona hasta las lágrimas. Como diría quien la ha escrito, QUÉ BONITO, COÑO, QUÉ BONITO.
Pues eso. Que en la caja de bombones guardo notas y postales de gente que me quiere aún, a pesar de todo, y mucho.
Y cómo no corresponderles... :)
Qué moñas soy a veces, pero me alegro de que sean por cosas así :D
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