17.10.16

Ahá.

Recuerdo que una vez, en una cena, di con un pesao. Fue tan pesado que yo miraba suplicante a los que me rodeaban para que alguien me rescatara. El pesao seguía hablando, hablando y hablando de cosas tan infumables para mí que, agotada, me levanté y me fui de golpe, sin una disculpa siquiera, ni una excusa ni nada. Simplemente desaparecí.

Creo que nunca he sido tan explícita para demostrarle a alguien que no lo aguantaba. Bueno, sí: cuando le he dicho a alguien que me aburre siempre contando lo mismo.

Y es que a ver qué haces cuando la gente te cuenta cosas que te ha contado mil veces, o que te está molestando, o que simplemente te agobia. Ser sutil y cambiar de tema no siempre funciona, pero hay gente con la que ya no me apetece ser ni sutil ni diplomática, y a veces peco de borde. Y lo notan, pero siguen con su monólogo de sus problemas o de temas que no me importan, que me aburren y que repiten desde el principio de los tiempos.

¿Cuánto tiempo puedo estar aguantando ese monólogo? Depende del día, pero sé que suele ser poco. Ronda entre cinco segundos y cinco minutos, por lo que a veces me levanto y me voy. Las otras veces corto cambiando de tema. Pero es que cómo puedo ser más suave a la hora de cortar a esta gente.

Y pasa algo: que a esta gente yo no les cuento nada, porque como sólo importa lo que ellos cuentan y lo que les pasa a ellos, pues qué más les da lo que yo vaya a decir. Así que cuando escucho por millonésima vez lo mismo, sus dramas, sus proezas, mientras paso esos segundos decidiendo si cambio de tema o me piro, pienso en lo miserables que somos los demás mortales por no hacer las mismas heroicidades que hacen ellos, o que somos unos mindundis por no ser capaces de aguantar lo que aguantan ellos, que han tenido que luchar contra viento y marea, mientras los demás vivimos en el país de la piruleta.

No se conocen, pero son iguales, exactamente iguales. Yo no sé qué comen, pero es que hacen lo mismo: aburrirme.

Y a mí me aburre la gente que me aburre, por lo que prefiero perder mi tiempo en otras cosas tan poco productivas, pero me gusta elegir yo en qué malgastar mi tiempo.

Pero da igual. La próxima vez que los vea seguirán haciendo lo mismo.

Y por qué yo, me pregunto. Por qué. Argh.

No hay comentarios: