25.7.16

Insight

¿Habéis tocado fondo alguna vez? Yo sí, y fue hace poco. Y es una sensación que no se la recomiendo a nadie.

No voy a explicar lo que se siente. No voy a explicar tampoco la gota que colmó el vaso. Ni voy a explicar qué ideas pasan por la cabeza. Porque todo eso forma parte de un pasado que ha quedado atrás.

Hace años pensaba que tenía problemas. Los tenía. Y gordos. Y no los he escrito nunca en el blog ni en ningún sitio. Pero huy, amiga, pues anda que no vienen más a lo largo de la vida. Y vienen. Y de todos los colores, modelos y tallas. Y si crees que no puede ir a peor la cosa, va. Y si crees que no puede ir a peor, va. Y si crees que no puedes aguantar algo más, te viene algo peor aún.

Y claro, llega un momento en el que te ves peor que nunca hayas estado, y encima es que te das cuenta, eres consciente, de que es el peor momento de tu vida, y no te gusta estar así porque tu alrededor no ayuda, tus circunstancias tampoco y lo que hay dentro de tu cabeza no te gusta, porque va formándose algo que no quieres que coja fuerza porque te da miedo ese pensamiento. Y durante un tiempo te cuesta levantar cabeza, incapaz de reaccionar. Todo te parece demasiado grande, importante e insoportable.

Y es una sensación horrible.

Pero un día sucede algo que te golpea como cuando te dan una bofetada. Sin esperarlo, de improviso, sin querer. De repente ocurre algo que vale la pena experimentar. Algo que te hace replantearte si es eso lo que quieres, si es eso lo que vas a querer seguir viviendo. Que a lo mejor si vives algunas cosas es porque es lo que has tolerado. Que otras no tienen remedio ni solución, pero la vida es así y hay que vivir con ello. Que hay cosas que tienen la importancia que tú les des. Y si les das demasiada importancia, la tienen, aunque realmente no valgan nada. Y que no hay que dejar que tu autoestima ni tu felicidad estén en manos ajenas, porque hay gente que se entretiene haciéndote daño. Que está bien buscar ayuda entre tus amigos, porque ahí verás a quiénes les importas. Esa sensación tan reveladora de abrir los ojos y replantearte todo. Lo que vale la pena, lo que no. Lo importante, lo que no lo es. No es blanco o negro. Y yo, que soy a veces muy radical, que durante mucho tiempo me he aferrado a ideas erróneas y a gente equivocada, veo y comprendo que las cosas me han pasado porque soy una auténtica gilipollas.

He sido una gilipollas. Pero de las buenas, ¿eh?

He dado demasiada importancia a cosas inútiles y a personas vacías durante muchos años. He aguantado cosas que tendría que haber cortado desde el primer momento. Y cuando eres consciente de las cosas que no te gustan de ti y de haber dicho un hasta aquí hemos llegado, todo cambia. Se descuelga o se ofende la gente que creía que estarías siempre ahí, pero sólo cuando ellos quisieran, claro. Desaparecen prioridades absurdas para convertirse en humo. Se esfuman ideas, se forman otras. Abres los ojos. Y los he abierto tanto que me he dado cuenta de que no pasa nada por reconocer que he sido una gilipollas por cederle el mando de mi felicidad a terceras personas. He sido siempre una persona que ha intentado ayudar al que lo necesitaba, pero me he planteado que por qué esa empatía ante cualquiera. He descubierto lo ingrata y lo mala que puede ser alguna gente a quien he ayudado. ¿Por qué quise ayudarles? ¿Realmente me engañaron o fui yo la que quise dejar que se aprovecharan de mí? ¿Y esa ingratitud cuando ya no me necesitan? Y lo que es peor... ¿qué odio enfermizo me acaban teniendo por a saber qué? Pero tampoco puedo estar culpándome yo siempre, porque siempre no puedo tener yo la culpa, por muchos años que me hayan repetido que la culpa es mía por (ponga aquí el motivo).

Yo soy dueña de mis aciertos y mis errores. Yo soy quien tiene que decidir quién está a mi lado y quién no. Es como cuando se siega el trigo y se realiza el aventado. Se lanza al aire la paja con el grano para que el aire se lleve lo que menos pesa y quede el grano. Pues es lo mismo. He aventado mi vida para ver realmente qué es lo que se queda o lo que se quiere quedar. Y todo lo demás, que se lo lleve el viento, porque demuestra que no tiene tanto peso en mi vida, aunque yo pensara que sí. Y me quedé quieta viendo cómo desaparecían cosas que antes creía imprescindibles para mí, pero pesaban lo mismo que el humo de un cigarro, o que un papelillo de confetti.

Te desprendes de cosas materiales que asocias a personas, dejando de tener que asociarlas a quiénes te las regalaron cada vez que las mirara. Y dejas de tomarte tan en serio las cosas que te dicen porque no te afectan como antes. Yo no soy la que tiene que cambiar. Me cansé de tener que adaptarme, someterme, callarme. ¿Qué es eso? ¿Así iba a sentirme mejor? Pues no. Porque siempre querían más. Y yo ya les había dado todo, y les parecía poco e insuficiente.

Los que antes me tenían segura a su lado y me hacían daño ahora miran con curiosidad mi reacción. Intentan hacer que reaccione cuando ellos quieren. ¿Para qué? Observan, miran, fingen que no les importo. ¿Me echan de menos? No creo, sólo es que ya no me tienen y eso sí lo notan. Son mala gente, eso lo han dejado claro. Y no saben lo que me ahorran el que algunos hayan desaparecido de mi vida por su propia voluntad. Porque han sido muy malas personas. Y yo, gilipollas, sí, pero ellos han sido malos, crueles, sádicos y demuestran que tienen muy poca personalidad, menos de la que yo he demostrado tener, por hacer sufrir a quien les quería tanto para sentirse importantes.

Y los días pasan. Y el tiempo pasa. Y el sol sigue saliendo, no importa lo que hagas, el mundo sigue girando. Y le he dado tanta importancia a ciertas cosas y a ciertas personas que ahora me parecen ridículas, que me veo con ganas de hablar de ello. Porque me hicieron sentirme mal, muy mal, como jamás me han hecho sentir. Porque me hicieron sentirme insignificante. Impotente. Incapaz. Inútil. Ridícula. Y mi ego se resistía a ello, hasta que me di cuenta de que vale, que eso se me daba muy bien, que podía ser muchas cosas y que hacer de tonta e ignorante se me daba estupendamente, pero que yo era muchas cosas buenas que se habían quedado ocultas entre tanta mierda. He huído de situaciones, personas y cosas que, sinceramente, han hecho que quisiera morirme. Y no. Que me olvidé de quererme yo.


Así que no ha compensado el tiempo perdido con nada de esto ni con nadie. Sólo me ha servido para aprender a soltar lo que no me hace crecer o no quiere quedarse. A adaptarme a las nuevas cosas. A valorar más aún a quien sí se quedó cuando estuve tan mal. A no alimentar al bicho. A saber estar sola, a no depender de nadie, a aprender tantas cosas que me maravilla el no haberme dado cuenta antes. A que yo sigo estando en el mismo sitio, y que las cosas inútiles y las personas vacías son las que se han ido.

Y es tan bonita esta sensación...

12.7.16

De nada.

Hace tiempo vi convocadas unas oposiciones que me interesaron especialmente. Eran en Madrid, el temario era bastante asequible, y me apetececía presentarme a algo así, por lo que me preparé durante meses para ello. Cuando salió el plazo de presentación de instancias le comenté a un amigo que lo mismo le interesaba también a su hermana que, aunque estaba trabajando en una administración pública, no tenía plaza fija. Y se lo dijo, claro. Ella no sabía cómo podía hberme enterado yo de esa oposición, porque ella no la había visto convocada. Pues en el BOE, hija de mi vida. ¿Dónde si no?

Cuando llegó la fecha del examen nos presentamos como media Europa a esas pocas plazas. Suspendí como una campeona, por los pelos, pero suspendí. La hermana de este chico no suspendió. Es más, fue una de las que consiguió plaza. Cuando su hermano me lo contó me alegré. Oye, eso es que es buena, ya era hora, qué bien.

Meses más tarde, en una conversación entre amigos, salió el tema de la oposición. El, presumiendo de hermana, dijo que había aprobado, y eso que se enteró de la oposición de casualidad. Yo, delante de él, lo miraba atónita escuchando cómo seguía hablando de lo que son las casualidades y que se apuntó casi el último día. Acabé diciendo que yo fui la que se lo dije, y a él le sentó fatal el que lo dejara en evidencia delante de la gente. Acabó argumentando que su hermana se hubiera enterado de todas formas. Arrugué la nariz en una expresión de asco. ¿Cómo puede ser alguien tan ingrato? Yo no gano nada por hacer un favor, pensé que a su hermana le itneresaría, no espero nada a cambio, pero que me desprecien de esa manera me indigna. Qué queréis que os diga. Me puede.

Otra vez, de un antiguo trabajo recurrieron a mí para que les localizara a alguien que quisiera trabajar con ellos. Como yo andaba ya ocupada por aquél entonces contacté con la hermana de una amiga de la infancia. Claro que aceptó, encantada. Y estuvo mucho tiempo trabajando en ello. Y pasó más tiempo, tuvo problemas con alguien cercano a mí y cuando me enteré de lo que pasaba, me había metido en un lío de tres pares de narices. Imaginad cómo estaba el ambiente, que cuando yo entraba a a trabajar pensaba "a ver de qué se me acusa ahora". Y todo por ella que, casualmente, entró en donde yo estaba y cuando terminó yo seguía en el mismo sitio. Puso a la gente en mi contra , creó mal ambiente hacia conmigo y sólo cuando se fue comprobaron que no era cierto todo lo que había dicho contra mí. Joder, ¿y os dais cuenta cuando ya no está? Y yo no comprendía cómo alguien a quien conocía de toda la vida, a quien incluso le había ofrecido un trabajo podía tratarme de esa manera. Pero sí, ocurre. Y más de lo que pensamos.

Ha pasado el tiempo y vi en un local que van a abrir un cartel de que se necesitaba personal. Al ver el nombre de la empresa, pensé en una amiga que tiene experiencia en el sector y lleva años parada. Bueno, pues he recibido una llamada suya para decirme que ha sido contratada, que muchas gracias por avisarla, y tal. Y ha dicho algo: "Si no llega a ser por ti, no me entero. Voy a trabajar gracias a ti". Suena exagerado, la verdad. Pero ha dicho algo que ninguno de los anteriores me dijo.

Hoy he hablado de trabajo, pero es aplicable a cualquier aspecto en la vida. Soy servicial con los demás. Intento ayudar en lo que puedo, y hay gente que cuando ya tiene lo que quiere, desaparece dejándome atrás sin querer darse cuenta de que yo, tal vez, fui la única persona que les pudo ayudar cuando andaban tan mal. Pero así es la vida. Y gente ingrata habrá siempre, que despreciará u olvidará lo que hiciste por ellos. Y sólo te echarán en falta cuando quieran que estés y ya no te vean a su lado.

Me quedo con una frase de Séneca.

Ingrato es quien niega el beneficio recibido: ingrato es quien lo disimula, más ingrato es quien no lo devuelve, y mucho más ingrato quien se olvida de él.

11.7.16

Somos lo que tenemos.

Supongo que será por alguna especie de trauma infantil por la que hay gente, y no poca, que busca entre sus posibles parejas a alguien que sea económicamente independiente. Cuanto más, mejor.  Eso de que sean guapos, simpáticos, inteligentes, buenas personas o sean el amor de su vida queda simplemente en un segundo plano si esa persona no tiene trabajo o ingresos, no sea, por lo visto, que tengan que manenerlos. Y si encima su salario va acompañado de cierto estatus social, da igual que no sean guapos, ni simpáticos, ni inteligentes, ni buenas personas o que les den asco al poco tiempo, puesto que no tendrán que mantenerlos. Y eso es MUY importante en la vida, ¿no? Si no tienen trabajo son usados simplemente como pasatiempo hasta que aparece alguien que, casualmente, sí tiene empleo. Pero sabemos que los traumas infantiles son así de arraigados y para esas cosas a esta clase de gente supuestamente adulta no les importa comportarse como el niño pequeño que se aburre de un juguete porque aparece otro más grande o más nuevo.

He conocido padres que estudiaban a los pretendientes de sus hijos para saber si estaban bien situados, he conocido chicas que discriminaban a pretendientes por no tener posibles y he conocido pretendientes que han ido a saco a por alguien bien situado y he conocido hombres que han buscado status y dinero. Y todos lo han contado de la forma más natural, como si fuese lo más normal del mundo. Así que no podemos  decir que sea una actividad de un sólo género.

Pero pasa una cosa. Esta gente que busca un nivel económico más elevado no tiene en cuenta una cosa. Que tal vez a ellos los puedan querer por lo mismo. Y siempre, siempre, hay alguien mejor situado que ellos. Y esas parejas que surgen por intereses económicos y sociales no reconocidos se rompen cuando aparece otra persona con más intereses sociales y económicos. Y luego vienen los lamentos. Pero si tú has buscado a alguien por lo que tiene o por lo que es, cómo es que te quejas si te dejan por alguien que tiene o es más que tú. Pringao. Ha-ha
.
Lo que está claro es que esta gente es mejor tenerla lejos, porque si somos lo que tenemos, nosotros somos amistad, humor, malhumor, compañía, conversación, aburrimiento o un café a media tarde, y ellos, tan magníficos, tan bien situados, son unos putos interesados y unos falsos.

Y gente así, sobra en la vida.

Qué descanso cuando desaparecen de tu vida... Qué descanso.



5.7.16

El guarrazo que se avecina.

Una amiga de una amiga de mi amiga nos contaba ilusionada cómo un príncipe azul salió de la nada y se metió en su whatsapp y empezó a decirle cosas bonitas. Lo conocía de vista por ser uno de los padres del cole de su hija. Divorciado, conocido en los ambientes falleros, con buena posición... En cosa de un par de de semanas ella ya hablaba maravillas de su galán, que se desvivía por ella, que le regalaba y obsequiaba por doquier, pero ella siempre hacía hincapié en lo buenísima persona que era.

Tan buena persona, que tiene que llevarte a su apartamento en la playa con su cochazo, u otro día llevarte con su moto nueva para que veas lo buena persona que es, por supuesto. O llevarte a sitios caros a cenar, o regalarte cosas caras para que veas la pureza de su alma, por supuesto. Nada que ver su poder adquisitivo. Para nada.

Y conforme escuchaba lo que él le dice, las cosas que hace, las cosas que le escribe, dónde le pone la mano al conducir, las expresiones que usa para dirigirse a ella, a mí se me revolvieron las tripas y me entraron ganas de vomitar. Porque está claro que todas esas buenas personas que aparecen en la vida de cualquiera para llevarte a la cama dicen lo mismo, actúan igual, se comportan igual. También tengo que decir que esta chica es muy poco discreta, porque contaba hasta los detalles más íntimos. Aunque será tan discreta como él, porque sus amigos ya estarán al tanto de las veces que se ven y lo que hacen. Porque esta gente hace eso.

¿Y las ex? Unas lagartas, todas, que querían aprovecharse de él. Pobrecito, qué pena. Y se consuela contigo, que eres muy buena, y lo quieres sólo por la nobleza de su persona y no te has dejado deslumbrar por todo lo que tiene. Y vuelves a hacer hincapié en lo bellísima persona que es mientras me enseñas la foto de alguien que, si no tiene lo que tiene, seguro que ni te fijarías en él, bonita. Cuando me preguntó que qué opinaba, le dije que bueno, que era el principio, que es todo muy bonito. Me llamaron aguafiestas. Luego reconocieron que sí, que tal vez todo iba muy rápido. Pero repitieron una y otra vez lo buenisísisisisisisima gente que es.

Y yo, mientras escuchaba con el estómago revuelto y viendo lo que va a pasar antes de lo que se piensa, callaba hasta que pude preguntarle a mi amiga por ese chico, porque son de la misma falla. Y me comentó que era todo un donjuán, que tenía claro lo que quería, y que no pensaba engancharse con ninguna, que jugaba con las tías y luego las dejaba de lado.

Lo que yo había pensado.

Así que espero que la decepción que se lleve no sea demasiado grande, pero estamos a principios de verano y él no tendrá a nadie más, y durará hasta que se canse o se fije en otra. Porque esta clase de gente hace eso..

Me da lástima la muchacha por lo ciega que está.

Pero quién soy yo para decirle nada.