20.6.16

Escucha.

Me gusta  escuchar a la gente.

 A mí, que hablo por los codos, y siempre tengo algo qué contar o algo de qué hablar; a mí, que me las dan con queso en las dos mejillas con la mano abierta, que parezco tonta a veces... a veces me da por callar y sólo observo cómo se expresa la gente, las cosas qué dice, a las que da importancia; escucho esas frases que dejan caer una intención, una queja, una indirecta, o veo cosas que nadie más ve... hasta que se ven de tan evidentes se vuelven.

Esas cosas que suelta la gente sin querer dicen mucho de ellas. A veces no se dan cuenta de lo que realmente quieren, pero desde luego, esas divagaciones, esas ganas de llenar silencios (con lo bonitos que son a veces, la verdad) nos hacen decir cosas a veces inoportunas, insolentes, ofensivas o simplemente tan transparentes que nos muestran ante nuestros interlocutores tal y como somos.

Pero yo hablo de escuchar a los demás.

Y veo que el que se quejaba del clasismo ajeno es el primero que luego lo imparte hacia los demás. El que consigue un empleo sin esfuerzo les da a los demás charlas de lo duro que conseguir un trabajo. El que no ha tenido que preocuparse más que de estudiar en la vida habla de lo duro que ha sido salir adelante. Quien no sabe lo que es pagar una hipoteca se lamenta de lo cara que es la vida. El que tiene dinero y se queja de que apenas tiene. El que no tiene preocupaciones y se encarga de meter cizaña con los demás. El que tiene salud y exagera cualquier molestia para que le presten más atención. El que se siente inferior a sus compañeros y tiene que corregir cualquier chorrada que digan los demás para demostrar lo mucho que sabe. El que está amargado y se encarga de amargar a los demás.

Yo no sé en qué grupo estoy. Lo mismo estoy en varios y no me doy cuenta, pero desde la barrera se ven muchas cosas de los demás.

Vivimos en una época egoísta, en donde hay muy poca gente empática de verdad. Puedo contaros cientos de ejemplos de personas que, aparentemente, eran generosos, pero realmente buscaban un beneficio propio, de diferente forma. Pero gente empática, hay muy poca. Pero existen. Al igual que existe gente realista. Gente que se siente afortunada, o gente que se siente tranquila con su vida. Gente que no te quiere dar quejas de algo sabiendo que tú estás pasándolo peor y puedes ofenderte. Gente que admite su fortuna, no presume de ella y tampoco la menosprecia en una falsa modestia.

Porque la falsa modestia es asquerosa, perdonad que os diga.

Me gusta observar a la gente, escuchar lo que dice y luego ver lo que hace.

Así se les conoce realmente.

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