7.3.16

El diferente.

La vida está llena de personas. Algunas son fijas a lo largo del tiempo, están ahí. Otras son intermitentes, aparecen y desaparecen, como el Guadiana. Otras están de paso. Y todas, en algún momento, son nuevas para ti. Y unas cuantas, en un momento dado, pueden atraerte. Más, menos o un poco. A veces hay una tensión sexual no resuelta. Y otras son consumadas y piensas que no era pa´tanto. Y otras las saboreas mientras duren. Y otras terminan, afortunadamente.

Y esos besos que te dan, que te roban, que te regalan, hacen que una calle deje de ser sólo una calle para formar parte de un recuerdo. O un puente, o una ciudad, o un pueblo perdido en la provincia de Cuenca. Y mientras, hunden sus manos en tu pelo, besan tu cuello, saborean tu piel, buscan tu intimidad, te muestran el amanecer o te preparan el desayuno. Y todos forman parte de tus recuerdos porque todos hacen lo mismo. Susurrar tu nombre al oído, decirte lo maravillosa o lo preciosa que eres, lo bien que se está contigo, las ganas que tienen de verte...

¿Cuál es el que se diferencia?

Todos quieren entrar en tu intimidad, ser los receptores de tus caricias, reírse entre abrazos, notar tu piel y acabar despertando a tu lado para darte los buenos días. Enlazan sus dedos en tu mano y sus piernas con las tuyas, acarician tu rostro con su nariz y la hunden en cualquier parte de tu cuerpo. Te saborean, te lamen, te besan o te muerden. Pero todos hacen exactamente lo mismo.

¿Y quién es el que se distingue de los demás?

Abrazas sus cuerpos con tus piernas y humedeces su piel por el esfuerzo del momento. Ríes entre caricias y besos, mezclas tu saliva con la de él, y tu sudor con el suyo. Te irritan la piel por tanto beso y encuentras señales en tu cuerpo después del encuentro. Te hacen jadear, suspirar, sonreír. Usan los mensajes de móvil para decirte que piensan en ti o que quieren volverte a ver, pero todos escriben lo mismo.

¿Y cómo diferenciar a ese ser diferente?

La vida está llena de hombres y de oportunidades.

Y algunos son muy interesantes que sólo quieren conocerte, sin historias, ni cuentos, sin artificios, sin ostentaciones. Simplemente, surge, y todo termina sin dramas, sin lágrimas ni celos. Y los ves de nuevo por algún sitio y con alguno cruzas aún una sonrisa cómplice.

Pocos vuelven, pero todos son exactamente iguales aunque su físico varíe tanto.

¿Y quién es?

Esa persona se hace notar, se hace distinguir, no te trata como te tratan los demás que, al fin y al cabo, sólo son iguales al resto. Pueden besar mejor, o ser buenos amantes, pero esa persona te hará sentir especial y verás que él también lo es.

Y si termina, que te quite lo bailao, porque jamás te hará sentir que te ha utilizado.

Ese es el diferente a los demás. El que te trata como a una diosa, no como a otra persona más.

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