23.3.09

Se la llevó el tiburón.

Cuando la gente está ociosa, se dedica a hacer cosas tontas o malas. Yo prefiero las tontas, que además de ser mucho más divertidas, no tienen repercusiones en ningún plazo de tiempo.

Hoy ha tocado el tema de la depilación femenina. Y, como excepción, esto no es divertido.

Yo soy de las que se niega en rotundo a utilizar la cera. Duele. Y mucho. Para aquellos hombretones que se apasionan por la piel suavecita de las féminas, que hagan una prueba: un poquito de cera en la pierna. O en la ingle. Sólo un poquito. Tampoco pido tanto. Cuando se enfríe, tirad. Sin miedo. Entonces, volved a pensar si os gusta la depilación. Cruel tortura. Por eso prefiero las maquinillas. Prefiero llenar la bañera de sangre que de alaridos la casa.

Pero... ¿para qué depilarte? Da igual que se junten tus cejas, o que se junten con el nacimiento del pelo por la frente. Puedes dejarte flequillo. Da igual que a tu biquini le salgan bigotes: los tíos tienen más pelo y muy pocos se preocupan. ¿Y el bigote? Da aspecto de dignidad y respeto a un hombre ¿Por qué no a una mujer? ¿Eh? ¿EH?

Pero bueno. Por lo menos he aligerado un poco el asunto.

Tengo pendiente una plantilla nueva (¿te he dado las gracias, Juanje?), que no se me olvide. Recordádmelo.

Y si queréis una recomendación cinéfila, ved Slumdog millionaire. Dura, pero muy buena.

2 comentarios:

Lamu dijo...

Jo, a mi me salen moratones con la cera, por eso apoyo la moción. ¡Salvaje, como un tejón! (Y además me ha salido un pareado!)

Lynze dijo...

Querida Eufrasia,
yo soy consciente de lo mucho que sufrís con la depilación las mujeres. Y hasta ahí puedo leer.