23.1.09

¿Vuelas?

Quillos... parece que hace un poco de aire...

Yo sólo quería ir a comprar el pan y el tabaco, por lo que me he puesto mi traje de plomo, ya que el parete metereológico hoy decía que habían grandes probabilidades de volar cual pájaro. Cuando he salido, he comprobado la fuerza del viento siendo bombardeada por una lluvia de macetas que, tenían tan mala puntería, que ni una me dió, oiga. Las vecinas -que amables- me daban los buenos días mientras una ráfaga -una por cada una de ellas- se las llevaba en direcciones distintas rumbo a otro sitio, al que seguramente no querían ir. Y yo, con cara de velocidad -recordemos que hoy hace viento-fuerte-de-narices en todo el país-, no podía cerrar la boca sin que los párpados se llenaran de aire. Por lo menos, me sirvieron de freno. Ahora puedo hacer una funda para el sofá con la piel sobrante.

Aterrorizada, intentaba avanzar luchando con todas mis fuerzas para llegar a mi destino. Y sabía que volver a casa sin el pan sería motivo para que mi madre me deseheredara, y que, si no compraba tabaco, me tendría que hacer cigarros con las hojas de espinacas, y no era plan. Con uñas y dientes -más dientes que uñas, que me las he comío toas-, iba aferrándome a toda reja, tubo, desagüe y puerta que encontraba por el camino. Mis pies ya ni tocaban el suelo, y yo, en horizontal, a dos metros de la acera, saludaba sin ganas al resto del vecindario que, como yo, habían tenido la genial idea de ir a por el pan. Sin embargo, todos, menos yo, se fueron perdiendo entre las nubes al tiempo que alguien decía "Dile a tu madre que...". Que... ¿qué? Me perdí el resto de la frase. Total, tampoco sabía quién la había dicho...

Derrotada, agotada, sudorosa -recordemos que hoy ha hecho un ponientazo de narices: 23 grados-, dejaba que el agotamiento me venciera. Siento que mis manos se resbalan, y uno a uno, mis dedos dejan de tocar mi clavo ardiendo. Y me suelto. Y vuelo. Y visito otros países, conozco a otras gentes de España. Con una chica me enciendo un cigarro mientras chapurreamos de dónde somos y de lo bueno que está Casillas. Nos despedimos. Acabo en Cantabria, pero allí, que hace más aire, otra ráfaga de aire me dirige hacia mi pueblo, en donde saludo a algún primo que anda suelto por ahí. Y, por casualidad, regreso a casa, en donde caigo ligera y graciosamente -de culo, vamos- frente a la panadería a la que voy a comprar el pan todos los días.
-Parece que hace aire...-me dice la panadera.
-Guarra- pienso.
-Un poco, si- digo.
-¿Te has hecho daño? Es que he visto cómo te caías...
-No me he caído. He caído, guarra -pienso.
-Bah, no ha sido nada.
Lo cierto es que el coxis lo tengo en la ceja izquierda, pero no lo admitiría ni aunque me dijera "Tienes un bulto en la ceja izquierda". Yo juraría y aseguraría que se trata de acné juvenil mal curado.

Adoloría, encorvá y con mono, compro el suficiente tabaco para poder pasar el resto de año sin salir de casa. Vuelvo a casa. Las vecinas regresan maltrechas por varias calles. Tengo miedo de que se fijen en mi coxis con forma de acné juvenil. Corro -como puedo- hasta casa, en donde aseguro que todo está cerrado y me sumerjo en mis apuntes. Me preocupo por el coxis, pero dejo de hacerlo. El traje de plomo me pica y me lo quito.

El coxis decide quedarse un mesecillo de vacaciones incrustado en la ceja. Dice que así cambia de perspectiva.

Y yo... lo dejo hacer. Total, verá que no hay nada interesante por delante. Apuntes, si eso. Porque por lo demás...

3 comentarios:

LA CALLE VACÍA dijo...

Hoy mi vecina llevaba una cometa de perro chihuahua.

Anónimo dijo...

Querida Eufrasia,
¿has probado no tomarte más las pastillas esas que solo te hacen ver que de dragones y que de dragones?

Lamu dijo...

A mi lo que me preocupa es lo de la cara de culo (y perdona por la traducción tan literal)... Espero que se te baje pronto a su lugar, porque de salirte entrevistas mal lo veo!!! O_o