20.10.08

Tú quieres que te coma el tigre.

Con la que está cayendo, ha salido la noticia definitiva de mi cese en la empresa, que acontecerá aproximadamente hacia finales de año, si no ocurre ningún milagrito, acto divino o si algún jefecillo me echa una manita. Pero como los jefes bastante tienen con lo suyo con la que hay liada con la crisis, y no creo que dios se moleste en preocuparse por mí por mi ateísmo, pues nada, a otra cosa mariposa, cuando una puerta se cierra se abre otra, y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

Hay alguien -argh, siempre hay alguien así- que se dedica a lamentar infinitamente hasta la náusea mi salida de la empresa. Me acribilla a preguntas a qué voy a hacer ahora, qué será de mí, dónde encontraré trabajo... Pinta mi futuro negro oscuro a todas horas. Un as dando ánimos, vaya. Yo siempre le digo que menos mal que se preocupa tanto por mí, porque es un alivio ver cómo alguien puede sentir tanto las desgracias ajenas... Quiere picarme, pero no lo consigue. Lo que hace es cansarme, vaya. Quiero salir de la empresa bien, sabiendo que lo hice lo mejor que pude y que nadie tiene ninguna queja de mí. Pero con esta persona me canso. Me aburre. Quiere que le llene la silla de chinchetas. Quiere encontrarse un escupitajo en el café. O su móvil en el váter. Quiere muchas cosas, tantas como maquiavélica sea mi mente, pero no, que yo soy la buena -recordémoslo- y quiero irme con la conciencia tranquila.

Pero me hace bostezar. Jodó con el colegui, no sabía yo que le resultara tan poco simpática. Pero bueno. Yo me iré y se aburrirá sin mí. No entrará nadie en mi lugar, por lo que tendrá que hacer el trabajo que los demás hacemos por él por los siglos de los siglos. Y, como compartimos el escalafón más bajo de la pirámide jerárquica, se comerá todos los marrones él solito. Y lo mejor de todo, es que no se da cuenta de ello. Pero para qué darle un disgusto, cuando está feliz como una perdiz, saboreando su indefinidad en la empresa y mi cuenta atrás. Criaturita.

Lo malo es que me conozco y sé que acabaré haciendo algo que le moleste. No de ésas cosas que, hagas lo que hagas, acabarán molestándole, no, sino de ésas cositas que se pueden hacer como si no lo hicieras a propósito, pero que le molestarán aún más y con motivos. Oh, cielos, no quiero ser tan malvada. Qué leches: ¡voy a ser un monstruo perverso!

Así que voy a perder un ratín el tiempo y no voy a hacer algo que tenía que haber hecho él esta mañana, pero que me ha dejado a mí porque cree que lo voy a hacer, y se lo voy a dejar sobre su mesa, bien a la vista, para que sea lo primero que vea cuando vuelva. Lo segundo que verá es que estoy con la fotocopiadora haciendo 100 copias (o 200, yo qué se) de una cosa que se necesita para la semana que viene sin falta. Y todos sabemos, claro, que los días pasan volando... Y porque quiero tener vistas privilegiadas cuando alguien le pida lo que no se ha hecho. Eso sí: de ésas copias que voy a hacer van a tener hasta que acabe la crisis.

Ah, qué bonitos son los lunes...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Querida Eufrasia,
como se dice popularmente: la venganza es un plato que se sirve frío y que se come despacio... ains, que bonito es machacar al desgraciado que intenta amargarte la vida...

Satrústegui dijo...

Yo creo que deberías enviar su movil a dar un paseo largo por una tubería corta.

Pero es mi modesta opinión.

Anónimo dijo...

eufrasia,

acabo de ver que has cambio el look de tu blog. muy chulo, si.

y tambien acabo de enterarme de lo de tu trabajo, lo siento mucho. con lo que tu vales enmcontraras algo, eso seguro. disfruta de las vacaciones, wapa.
besos.
chispis.