26.10.08

El cielo de los blogs.

Hace muchos años salieron a la venta unos cacharritos que fueron moda y causaron furor: los tamagochis. El que lo recuerde, verá que fue todo un fenómeno. Todos los niños querían tener un animalito virtual en una especie de llavero redondo, al que darle de comer y jugar. Cutre era un rato, pero famoso se hizo y mucho. Cualquiera podía tener un bichillo portátil al que matar de hambre sin ningún remordimiento, porque tenía la cualidad de resucitar a voluntad tuya, y volver a empezar. Muchos tamagochis, la inmensa mayoría, masificaron su cielo particular por la cantidad de fallecidos en la primera semana. Y cuando el cielo de los tamagochis estaba tan lleno que ya no cabía un píxel más, al cabo de unos años -pocos- volvieron a surgir pero ya no fue lo mismo. Morirían, pero muchos menos. Habían otras cosas más moden-nas e interesantes con las que jugar.

Con el fenómeno blog, pasa más o menos lo mismo. Quien más o quien menos, ha tenido más de un blog en su haber. A alguno se le ha alimentado algo más que a los otros, pero la inmensa mayoría ha ido muriendo por inanición. Recordemos que un blog no sólo muere porque no se escriba en él. Las visitas son, al final, lo único que te dice que hay alguien más al otro lado y que no le aburre tanto lo que le dices, cosa que te anima a seguir, un poco, por ellos. Dicen que hace más el que quiere que el que puede. No tener tiempo es algo común para todos, o no tener todo el tiempo que se quisiera, pero desde luego, para mí escribir en el blog sigue suponiendo un placer, aunque haya poco que contar, que una obligación. El caminar hasta los cuatro años de existencia no me ha supuesto ningún esfuerzo. Mi meta no fue el conseguir ser extensa en el tiempo, de hecho, recordemos la de veces que anunciaba que me iba, que volvía, que me volvía a ir... En pleno boom de creaciones blogueras, nació el aquí presente. Otros fueron al cielo de los blogs, pero este continúa, aunque el número de visitas decaiga, aunque mis posts sean insulsos, menos frescos, aunque yo misma vea la transformación que ha sufrido.

Ahora que el crecimiento exponenecial de los blog ha desaparecido y lo que hace es decrecer de forma alarmante -otra crisis, parece-, supongo que los que tuvieron un blog ahora se dedican a participar en mundos virtuales, que también tendrán sus mesecillos de gloria, en redes sociales, que también tendrán una época dorada, y cosillas que aparecen y que, si estás, te hacen estar en la onda. El que el mundo caduco de los blogs siga teniendo a pesados, como la que aquí suscribe, dando la brasa con algo tan arcaico -recordemos que en tecnología la obsolescencia tiende al infinito en poco tiempo, supongo que será a que mantenemos algo que nos gustó, y nos sigue gustando. Escribimos por placer, o para entretener, o por cualquier otra cuestión. Esto no es un jersey, que no te pones porque ya no se estila. Esto no es un garito de moda. Aquí apenas te importa si te quieren agregar a clubes selectos y exquisitos. Porque en el mundo de los blogs, al revés de lo que pasa en la selección de las especies, no sólo sobreviven los más fuertes, sino también los más plastas.

Plasta o no, por aquí seguimos. Supongo que seguiremos hasta que nos echen o nos cierren el chiringuito. Pero lo que tengo claro es que ha sido un placer haberlo tenido durante mucho tiempo, mostrando cada uno de los estados de ánimo que puede tener una persona, contando las batallitas del abuelo, escribiendo cosas que ni se me ocurrirían comentar con otra persona so pena de que me mirara raro. He podido usar más la imaginación o la realidad, pero se escribe por gusto y gusta que te lean.

La época dorada de los blogs pasó, y ahora, en el declive, la especie plasta continúa dando la brasa en la blogosfera. No seremos los más leídos, ni los más interesantes, pero desde luego los más constantes, si que hemos sido.

Y por mí, el cielo de los blogs, puede esperar.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Querida Eufrasia,
he de reconocer que las bitácoras de tu estilo no me atraen ni dedico mucho tiempo a ellas debido a que los textos son largos y muchas veces no dicen nada (yo me incluyo), pero por alguna razón que desconozco el tuyo me engancha. Será por la forma de contar las cosas, por el salero que le echas, porque somos almas gemelas, por ese rojo cegador o qué sé yo. La cuestión es que cada vez que escribes algo tardo poco en devorarlo. Y como bien se sabe, a no todo el mundo vas a agradarle. Así que espero que continúes escribiendo y si un día te cansas siempre recordaré los buenos ratos que me hiciste pasar. Ya ves, cosas de la vida, que uno de vez en cuando tiene su corazoncito.

Lamu dijo...

Cuando he empezado a leer el post me he desanimado un poco, pensando que te estabas despidiendo. Menos mal que lo he terminado y veo que tenemos Eufra Glamour para rato.

Buf (suspiro de alivio)...

Espero poder seguir leyéndote aunque mi blog se muera (cosa que no pasará hasta dentro de mucho)porque fue el primero que conocí (creo que llegué a ti a través de un post de desatascadores... no preguntes porque ni yo misma lo sé) y me has alegrado y/o emocionado muchas mañanas.

Por muchos años más, Eufra.

Anónimo dijo...

Estoy pensando en hacer mi propio blog y mira......buscando que es un blog he caído en el tuyo, esto de la tecnología no es lo mío y hasta me ha costado un rato encontrar donde escribirte esto.
Me ha parecido muy ameno tu blog, solo he comenzado a leerlo pero me has enganchado con tu expresividad al escribir, eres muy amena de leer, enhorabuena por tu blog.