19.9.08

La parte física de los milagros.

Esta tarde he ido a prepararme un café. Voy a pillar un vaso pequeño y, en la mano, ha hecho ¡zas! cling cling cling. Se ha desintegrado en mi mano, pero el armario, la mesa de la cocina y el suelo estaban llenos de cristalitos jodones que me van a impedir andar descalza durante dos semanas -con lo que a mí me gusta-. Los fakires ni se inmutarían, pero yo si.

Bueno, pues estaba yo con el lalaralarita -limpiando, vamos- cuando me he preguntado a mí misma cómo es que los vasos explotan sin motivo aparente. ¿Ultrapoderes? Creo que aún no los he desarrollado. Y si los he desarrollado y sirven para eso, creo que puedo prescindir de ellos. ¿Energía canalizada en un punto concreto? Hombre, yo quería el vaso. Entero, precisamente. Si mover la mano para cogerlo es tener poderes, pues si, los tengo. ¿Fantasmas? Teniendo en cuenta de que este año ya se me han roto tres vasos así, es para preocuparme o hacérmelo mirar.

Yo es que siempre busco la parte científica de las cosas. No sé dónde leí cómo hacer llorar sangre a las estatuas, por lo tanto, esto también tendrá un cómo y un porqué. Mientras la busco -otra vez leí que los vasos explotaban con los cambios de temperatura, pero se refería a contrastes de temperatura; ergo mi mano tiene temperaturas terminales- seguiremos pensando los motivos.

También he pensado que el vaso estaría un poco roto, pero en casa tenemos la costumbre de darles matarile a los vasos que estén tocaditos, por poco que sea. Si, somos así de espléndidos y derrochadores. Prefiero eso, que a cortarme el labio o un dedo. Además, que los vasos no son tan caros. Es más: tengo unos cuantos floreros por el trastero que harían su apaño a falta de vasos.

A lo mejor era mi ángel de la guarda que sabe que el café excita y no quiere que me suba la tensión, por lo que pudiera pasar. A saber.

O una hormiga ninja se ha colado en el armario y le ha dado una patada voladora con retroceso al vaso cuando lo tenía yo en la mano. Que nunca se sabe. Que hay cosas que, aunque no las veas, existen.

Al final, saboreando mi cafelito he llegado a un conclusión: los vasos se rompen porque las fábricas de vasos los hacen con un número determinado de usos. Porque, si no se rompen, de qué iban a vivir.

Whahahaha... he descubierto su secreto...

Ps: ¿Habéis felicitado a Lynze? ¿Habéis felicitado a Chispis? ¡Hay epidemia! XD

1 comentario:

Anónimo dijo...

Querida Eufrasia,
misión cumplida. He felicitado a Chispis pero no a Lynze. Está feo felicitarse a sí mismo aunque tendríamos que hacerlo.
Para lo del vaso no tengo explicación. Igual en un mundo paralelo (o paralela) tu otro yo también intentó hacer lo mismo y la materia se contrajo a velocidades supersónicas lo cual provocó una reacción en la antimateria. Ya ves, cosas del querer.
Por cierto, ¿soy yo o parece que últimamente digo más chorradas?