3.9.08

La generosidad hasta límites extremos.

Veo a mis compañeros regresar de su descanso estival con caras largas, ojos casi llorosos y quejas infinitas. Por lo visto, no sólo se han divertido este agosto, sino que también han descansado. Se ve que las cosas buenas duran poco. Se lamentan de su regreso, de lo asfixiante de su monotonía diaria, de lo triste que es la rutina laboral.

El trabajo es como el dinero: no siempre da la felicidad a quien lo posee.

Ante tal situación tan dramática, cuando alguien se queja de su situación, yo siempre les digo lo mismo: dame ese trabajo que te hace tan infeliz, que yo sufriré por tí. He conocido sitios terroríficos, y esto me parece jauja. He cobrado sueldos irrisorios, pero he tenido que trabajar muchísimo para cobrarlos. Voy dando botes buscando algo estable y sólo aparecen cosas temporales, en donde mis servicios terminan en el momento en que finaliza la temporada, sin posibilidad de alargarlo, me guste o no.

Vosotros, los que tanto os quejáis por haber tenido un mes de vacaciones que ha terminado, debido a que tenéis empleo estable, dadme vuestros empleos: quiero sufrir por vosotros. Quiero llorar el fin de las vacaciones, el volver cabizbaja a mi puesto de trabajo. Quiero saber lo que es quejarme sabiendo que tengo todo un año de empleo por delante, con sus correspondientes vacaciones, con sus puentes -cuando los haya- y con la desfachatez del que sabe que tiene empleo estable.

Quiero quejarme. ¡Quiero vuestro sufrimiento! ¡Quiero sufrir así!

...Desde luego, con la que está cayendo, me dan arcadas cada vez que oigo una queja por haberse terminado las vacaciones.

Ps: Qué generosa que soy. No quiero que la gente esté triste.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

pues desde luego, aunque solo sea por cómo escribes, desde aquí se te ve capacidad de sobra para trabajos que no cualquiera puede hacer

de corazón deseo que encuentres algún trabajo digno de ti

un beso grande

santiago

Anónimo dijo...

Querida Eufrasia,
dicen que la desgracia de algunos es la suerte de otros. Es evidente que ves la suerte que tienen tus compañeros, pero ten en cuenta que si tú la tuvieras también te lamentarías como ellos. Siempre hay alguien que está mejor que nosotros y para colmo se queja. Todo cambia según el punto de vista.
También es cierto que hay gente que está peor que tú o que yo que ya les gustaría quejarse de lo que dices... ;-)
Ya sabes: Hakuna Matata compañera.