17.6.08

Operación bikini.

Mi celulitis, mis carnes fláccidas y fofas, mis michelines -ya salen, ya salen- y mis lorzas ocupan más sitio que el año pasado, por lo que no puedo ponerme algunas de las cosas que me compré el año pasado.

Mi preocupación por enfundarme el bikini o el bañador es mínima. Me gasté mucho más dinero en ropa que en trajes de baño y quiero amortizarlo, claro.

Lo que pasa es que a mí los vicios me vienen por la comida alta en contenidos grasos. Últimamente le doy cosa mala a los helados de chisqueik -cheesecake, si eres guiri o los entiendes-. Puedo comerme de una sentada varios -no digo el número, que me da vergüenza- y quedarme con ganas de más. Supongo que los harán así de pequeños adrede, pienso. Pero si los fabricantes quieren dejarte con las ganas de más, desde luego que lo consiguen. Por lo menos, conmigo. Con o sin lorzas, decididamente están oaaaaargh... (con voz de Homer Simpson).

Y ante el dilema, ante esta duda corrosiva, ante esta bifurcación en la que debo elegir... ¿qué hago? (es una pregunta retórica jeje) Porque ejercicio, va a ser que no -ahora os cuento algo*-, porque dieta, me niego en redondo -que es la forma que voy cogiendo- y vida sedentaria no tengo... ¿qué me queda?

Guardar la ropa para otro momento en que si que me venga. Decidido.

*Cosa que os quería contar: Una vez estuve en un sitio plagado de tíos semidesnudos y mojados: fue el día en que acompañé a Alfonsa a un club privado -ella no se merece menos- para nadar en su piscina climatizada. Entre que nado como el culo -yo simplemente me mantengo a flote- y que acabé exhausta a los cinco minutos, de nada sirvió el incentivo de muchachotes y santos varones en bañador deportivo. Si me muero de algo, creo que no será ahogada en una piscina. Ni en el mar. Pero nunca digas de este agua no beberé ni este cura no es mi padre... Y para ir pa ná... Vale que estaba el incentivo de los tíos que por allí estaban, pero no hay tío en el mundo que se merezca tamaño esfuerzo por mi parte.

Me sirve de consuelo que he estado mucho más llena de lorzas otras veces. Y como la lorza es bella... :D

Ps: Alfonsa también dejó de ir a la piscina. Ella fue más valiente que yo. Fue dos veces.

4 comentarios:

Satrústegui dijo...

Sal a correr conmigo! Verás como nos ponemos como sílfides en una semana!

Lamu dijo...

¿Te puedes creer que este año ni me he estresado por eso? Simplemente me dedico a comprar ropa nueva y andando. Total, el año que viene estaremos todos en la misma sitaución, así que, ¿para qué andar pasándolo mal?

Anónimo dijo...

Querida Eufrasia,
en mi pueblo dicen que el hueso pal caldo, así que no te preocupes (bueno, a menos que puedas rodar sobre ti misma por una pendiente no muy pronunciada).
De todas maneras todos estos centros de dietas, gimnasios y demás chorradas solo están para sacarnos los cuartos. O por lo menos, si yo fuera a un sitio de estos, pagara y sin hacer nada me bajaran un kilo, entonces iría sin pensármelo.
Aprovecha los helados (que yo aún no he probado) y que te quiten lo bailao, ¿sabes?

Eufrasia dijo...

Somiatruites: si flotar ya me parece un esfuerzo titánico, no quiero ni pensar lo que supondría tener que ser yo la que tome impulso y tenga que tener resistencia para una carrerita.

Lamu: pues el post lo he escrito sin haberme probado el bañador ni el bikini.

Lynze: el problema es que no ruedo, por lo que tengo que bajar escaleras y cuestas pronunciadas por mis propios medios :D