13.5.08

La confabulación.

Hoy en el trabajo lo he pasado mal. Muy mal. No por ser supersticiosa (ver el día en el que estamos), sino porque han ocurrido tres sucesos que casi me matan. Y aún así, parece que no pueden conmigo (whahahaha...), pero cerquita han estado.

Primer intento: no sé qué han hecho con el aire acondicionado que todo olía a pies muertos putrefactos sudaos. Y yo, que tengo el olor muy fino -qué asco- enseguida me ha dado el tufo y he tenido que abrir la ventana para que el asunto se airease. Una hora, oiga. Una hora para que la peste desapareciese. Pero alguien que estaba por allí, ha pensado que ya teníamos suficiente -y yo estaba congelaíta porque el airecillo que entraba por la ventana me ponía los pelillos asín, de punta-, por lo que ha cerrado la ventana y...

Segundo intento: ...se ha dedicado a fumigar todo el aposento con un ambientador cítrico ideal como arma química: casi me asfixio. El ambientador se me ha quedado en la garganta, y no hacía más que toser, hecho imitado por otros. Mientras la fumigadora seguía gaseándonos, los demás le gritábamos -habíamos perdido los modales- que dejara ya el botecito en paz.

Tercer intento: Resultado: las ventanas abiertas de par en par. He tenido que rescatar mi chaqueta y ponérmela, porque no sabía qué muerte iba a ser peor, si muerta de la peste con vomiteras mortíferas, si asfixiada por un ambientador con olor a limón (¡odio los cítricos para siempre!) o congelada por ese airecillo que entra por las ventanas a la sombra y que te dejan hecha un témpano. Y así ha terminado mi día, entre aires y olores.

Yo, de todas formas, he escondido a buen recaudo el ambientador. Odio los olores fuertes, y por mi vida que ésa jamás volverá a encontrarlo. Lo del aire acondicionado no puedo evitarlo. Tampoco puedo hacer nada con las corrientes de aire de las ventanas abiertas. Pero por mis dientes nuevos que no moriré gaseada con un ambientador.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Querida Eufrasia,
realmente pensé que habías estado en peligro y sí, lo has estado, pero como para llegar a la muerte... Te tengo dicho mil millones de veces que no mensajeres. Que hoy no gano para sustos.

manolito dijo...

jejeje.yo odio también los ambientadores.por dios no hay quien respire.mucho mejor pillar la chaqueta.