26.3.08

¿Quién se ha comido mis flores?

Ayer fue dia de encuentros y despedidas.

Me encontré con un blog camuflado de alguien que puso punto y final al suyo. Bajo otro nombre, otro título y otras circunstancias, estaba claro quién era y quién había sido. Ante tamaña casualidad, no puedo sino deducir que, al igual que el mundo no es tan grande como parece, la red tampoco. Si yo encontré el alter ego de esta bloguera, que decidió continuar su blog bajo otras características, es fácil pensar también que quien la conozca también pudo haberla hallado en el original, que fue literalmente eliminado de la red. El verse descubierto cambia muchas cosas. Coartan la libertad de escribir. Recortan tu espontaneidad. Hacen que se esfume el motivo por el que empiezas el blog. De ahí que sea bueno camuflar un poco las cosas.

Por el mismo motivo, parece que una de nosotros se ha despedido de este mundo. No he encontrado nada en su blog que pueda ofender a nadie, ni nada que sea delito o nada que pueda ser tachado de imprudente. Sus historias permanecerán en la red hasta que ella misma practique un expurgo. Te echaremos de menos, Menta.

A otro par de asíduos les ocurre lo mismo. La identidad secreta de los superhéroes a veces tiene un precio demasiado alto. Que nadie busque cosas raras en donde no las haya pero, en cambio, me gustaría verles el historial del navegador a quienes miran con ojos sucios la existencia de un blog tan normal como cualquiera de los sugeridos.

Esta primavera tiene unas cuantas flores menos este año. Saldrán otras que brillarán más o menos como las que aparecieron antaño, pero no serán iguales. Ninguna será igual a las que hemos conocido.

Visto lo visto, no sé qué es peor. Un troll o algún ser cercano que dé con tu blog.

20.3.08

Cría fama.

-Vaya semana de fiestas más larga...
-Vaya...
-Yo pensaba que acá ustedes siempre celebraban la semana santa y las fallas la misma semana...
-¡No fastidie...!

Que las fallas y la semana santa coincidan en la misma semana, ha hecho muuuuuuucho daño a la imagen de nuestra patria allende los mares. Parece que siempre estamos de parranda... Es que la concentración de fiestas en la misma semana es demasiado para cualquiera.

Y dicho esto, añadir como apunte que, otro día más de fallas y no vivo para contarlo. Y eso que no he contado nada ;D

Ahora toca la semana santa. Y tendremos que santificar las fiestas aunque no participemos en ellas. Pues santifiquémoslas. Total, ya puestos...

Sed felices y maravillosos. Mucho. Todo lo que podáis.

19.3.08

Misterios.

Voy a la comisaría para renovarme el DNI y coincido con una vieja compañera de instituto. Tenía fama de ser una envidiosa, pero pienso que con los años habrá cambiado. También veo a BraulioPoli, y hablamos con él. Los presento. A ella se le hace la boca agua, y todo son risitas. Como casi es la hora de que me toque -el turno, aclaro-, me retiro, y ella se despide también, viniendo detrás de mí. Casi nos atienden al mismo tiempo, y bajamos a la vez, para volver a coincidir con BraulioPoli. Charlamos cinco minutos más, pero yo me tengo que ir. Cuando lo anuncio, BraulioPoli me dice que me invita a café esa tarde y que no acepta un no por respuesta. La otra se pone verde. O blanca. O azul, no lo recuerdo. Pero yo no puedo acudir a la cita y lo pospongo para otro día indeterminado. Me despido. Ella sale detrás de mí y me pregunta que por qué me invita a mí y no a ella.

Porque... yo qué sé. Pero yo me pregunto cómo hay gente tan envidiosa ante una cosa tan nimia.

14.3.08

Matando el tiempo

Últimamente duermo cosa mala. Vamos, que se cae la casa y ni me entero. Puedo estar toda la semana durmiendo cinco horas y tan fresca -me levanto a las cinco-, pero como un día duerma un par de horas más, me desvelo. Y eso es lo que me ha pasado hoy.

Para hacer tiempo, o para matarlo, voy a escribir un chiste.

No me déis las gracias todavía.

Una madre le dice a su hijo:
-Ve a la panadería y compra dos panes, y si quedan huevos, te traes una docena.
El niño se presenta en la tienda y le dice al panadero:
-Que dice mi madre que me des dos panes, y que si tienes huevos, una docena.
Y el panadero le dice:
-Toma tu docena de panes, y le dices a tu madre de mi parte, que esas no son maneras de pedir las cosas.


De nada.

13.3.08

Por si las moscas.

Voy en el tren. Nada fuera del otro mundo. Voy de pie, cosas de que ahora todo el mundo se va a la capi a ver el ambiente fallero. Estoy con mi mp3 que ahora le da por desconectarse cuando rozo, ¿qué digo rozo?... cuando MIRO siquiera el botón de encendido. Estaba yo intentando salvaguardar su zona personal, para evitar quedarme en silencio, cuando sube al tren un chico... vamos, de los que se te ponen los pelos como clavos de quince centímetros y no por admiración. Era el mismísimo hijo de Maki Navaja, y lo estoy describiendo a lo fino. Se planta a mi lado con una chica que no tenía la pobre mejor pinta, pero desde luego se notaba la diferencia de clases a la milla. Estaban hablando de lo popular que resultaba él para las féminas -a saber qué clase de chorvas se fijan en tal elemento- cuando él hace un extraño y se queda fijo mirando a un hombre. Se mete la mano en el bolsillo del chándal y le dice a la chica que esperara.

Camina hacia el hombre y mira hacia atrás, hasta quedarse a pocos centímetros de la espalda del hombre. Me mira y ve que le estoy mirando. Cielos, pienso, ahora va a venir a por mí. Pero no aparto la mirada -una, que es asín de chula- y él duda. Vuelve a mirarme y yo lo miro aún, pendiente de sus actos pero acojonada -total, ya sabía que le estaba viendo las intenciones-. Duda de nuevo. Se vuelve hacia atrás, junto a la chica, y le dice "ahora no". Yo ya me montaba una película con qué llevaba en el bolsillo, cuando saca una peazo navaja más grande que mi mano, que abierta es más ancha que un folio. La gente del tren hace como que no ha visto nada, pero todos son conscientes de ello. Incluso todos se deslizan medio metro más allá de donde estaban, dejándome casi junto la parejita. Entonces es cuando preparo mi bolso para que me sirva de escudo -un poco raquítico, la verdad-, imaginando que como se me acercara, le atizaría con él y le daría una patada en los güebos, todo a una, en una especie de llave de kunfú. El chico me mira de nuevo, y eso hace que yo apague el mp3. Quiero tener los cinco sentidos listos para hacer que tal ser no tenga jamás descendencia. Estaba cagaíta, pero preparada. Se acerca. Saco un boli y lo agarro con el puño. Patada, bolsazo y una dosis de boli en vena. El chico ya no me mira, y creo adivinar que no quiere tenerme como espectadora. Duda. Duda de nuevo. Ya no se enfrenta a mi mirada y le dice algo a la chica. ¡Ahá! ¡Será la chica la que ataque! Me daba igual a quién iría la patada, pero por los dioses que prefería dar la primera leche yo. Sin embargo, la chica no es como él y le dice algo.

Entonces, llegó el milagrito. Guarda la navaja, que aún está en su mano, anuncian la próxima estación y se baja con su novia choni. No miran hacia atrás y caminan rápido para salir cuanto antes del andén. No creo que mi presencia sea tan incómoda -si luego soy bastante maja- pero por mis dientes que no iba a tolerar que un crío que no supera los quince años y el metro cuarenta, hiciera nada, o me hiciera algo, que yo pudiera evitar.

Si luego son unos cagados, lo tengo comprobado. Pero nadie con buenas intenciones va con una navaja encima.

A ver si algún día va a ser verdad lo que me dice mi madre: que un día me van a dar un susto por ser tan valiente. Pero hasta el día de hoy... set, match y partido pa´mí.

Porque mucha gente de esta sólo utilizan el miedo de los demás... hasta que dan con alguien que no les teme. Y los que se cortan son ellos.

Pero se me ha hecho el viaje más largo...

10.3.08

El detalle.

A ver, atención.

Película Kill Bill.

¿Estamos ya situados?

La rubia con la catana les da una ligera paliza a los ochenta y ocho malos malones, dejando mancos y cojos a unos cuantos, cortando a los demás de arriba a abajo, de abajo a arriba, de izquierda a derecha, de derecha a izquierda, en diagonal, a cuadraditos, en picadillo, a la juliana... Todo el escenario llenito de sangre.
-¿Qué? ¿Te gusta la película?
-Es muy mala y está mal hecha. Con todo el suelo lleno de sangre, lleva las suelas de las zapatillas limpias.

Mi madre es que se fija en todo, la jodía.

9.3.08

Las tres tazas.

Los que recordamos la televisión en blanco y negro también recordamos míticos programas que, aunque fueran de fácil elección -ése o ninguno- ante la ausencia de otras cadenas, no dejaba de ser un jolgorio cuando lo emitían. Con la irrupción del color la cosa cambió. Podías ver los colores -oooh-, poniendo caras que serían la mofa de los que ahora se creen que el mp3 y el internet están desde la era cromagnon.

Uno de esos programas que tenían audiencias aplastantes -ya repito que no había otra cosa que ver- era el festival de Eurovisión, con un José Luis Uribarri como comentarista desde el principio de los tiempos. Se votaba la calidad de las canciones, y todos nos reíamos cuado se escuchaba el ruyuminí, chu puá o yunaitequindom, zri poin. Sea como sea, con el tiempo, el festival fue decayendo en el más triste de los olvidos en nuestro país, llegando a veces a ignorar por completo quién o qué se cantaba en tal evento. Cuando resurgió, fue con Rosa, la de OT, con una mega canción, con un gran seguimiento por parte del país, y con un resultado que todos calificamos de tongo y amiguismo por parte de la cúpula de la clasificación. Podíamos hacer otras cosas además de vivir cantando, lalalás y temas que tuvieron su época, pero nos apetecía ganar otra vez, qué leches. Al igual que los forofos de fútbol de un equipo de tercera regional sueñan con que su equipo gane, a los demás nos entró la vena friki de querer ganar un festival en el que siempre se puntúa más por afinidad o politiqueo que por calidad de la pieza cantada.

Y entonces empezó la degeneración. Austria llevó a un tío pelao con camiseta roja con una canción mu heavy que no ganó, pero quedó en posiciones similares a la de Rosa y, encima, se hizo popular. Creo que ganó una chica que llevaba un vestido rojo extensible. Luego ganó otra con muchas tiras en el vestido. Y otra vez ganó un grupo entre heavy metal y gore. Los españoles alucinábamos. Por primera vez en mucho tiempo queríamos calidad y no música pegadiza y veíamos cómo nuestro interés en el concurso se esfumaba con cada resultado.

Este año Eurovisión va a tener lo que quiere. Ignoro por completo quién representará a los demás países, pero desde luego, Rodolfo Chikilicuatre hará el papel que, por lo visto, el concurso pide para España. Ayer escuché por primera vez la canción y, si os soy sincera, eso es tener un par de narices. Hay que tener sentido del humor, y espero que los de Eurovisión lo tenga, como ha demostrado estos últimos años. Porque al igual que siempre nos quedamos en cuartos de final en los campeonatos europeos o en los mundiales en fútbol, en concursos de canciones vemos cómo gana el mejor efecto óptico. La música es de Pedro Guerra, y la letra es de Santiago Segura. Casi ná.

Si esto es lo que pide Eurovisión, esto es lo que tendrán. No apoyo al sector conservador que aún cree que podía ser serio el concurso. La misma organización europea se merece justo esto. ¿No dicen que todo el mundo tiene lo que se merece?

¿No querían arroz? Pues que tomen tres tazas.



Ahora que vayan y lo casquen.

5.3.08

Yo quiero uno.

Ya me dijeron que era guapo. Pero que muy guapo.

Me hablaron tan bien de él, rozando la exageración, que imaginé florecitas y todo, aroma de rosas y corazones rojos con fondo a lo Candy Candy. Imaginé chispitas en su mirada, y me imaginé montañas enteras de mujeres que se desmayaban a su paso y él, santo varón, iba esquivándolas, moviendo los brazos para apartarlas de él y de su encanto, de su belleza y de su irresistible sesapil con la banda sonora de Benny Hill.

Me hablaron tanto y tan bien de él, que supuse que sería un chulo, un tío creído y muy pagado de sí mismo. Decían que ninguna mujer podía resistirse a él, que todas caían rendidas a sus pies, que lo idolatraban. Creí que exageraban. Me enseñaron una foto. Le puse buena nota. Muy buena nota. El ojo también come, ya lo sabéis...

Me ahorro los detalles de los motivos -si las cosas salen bien os lo contaré, palabrita- pero ayer ví a esa persona en carne y hueso. El mundo, al fin y al cabo, no parece tan grande (y no sabéis lo que me alegro de ello) y la casualidad lo puso delante de mí. Lo miré sin que se diera cuenta -ni reparó en mi humilde persona-. Casualmente, estuvo cerca de mí, lo suficiente para escuchar su voz. Música celestial. Le subí la nota hasta el infinito. Era de carne y hueso de verdad. Los milagros hechos hombre existen. E imaginé detrás de él florecitas, aroma de rosas y corazones rojos, y un fondo a lo Candy Candy. Y comprendí a aquéllas mujeres que se desmayaban a su paso, y que él las apartara, y las esquivara, para no morir aplastado por la pasión, con una banda sonora de fondo así, como muy guitarrera...

Porque me pilla un poco lejos, pero... joer... ¡yo quiero uno asín!

...quién me iba a decir a mí que escribiría un post sobre él... XP

2.3.08

Argh...

Han inaugurado las fallas.

No es que ya las estén plantando -eso lo dejan para el fin de semana de antes de San José-, pero ya empiezan con sus historias, que suelen ser bastante molestas para el resto de los mortales que no somos falleros. Los sábados por la noche ya se van a cenar a la falla -que prácticamente hay una en cada esquina-, con el consiguiente festuqui después y las voces y berridos a las tantas de la madrugada por esta gente que alardea de tener fiestas privadas, pero sólo nos dejan gozar de sus chillidos a horas intempestivas cuando vuelven borrachos a sus casas.

Lo peor será la semana de fallas. Es imposible ir en coche por direcciones normales. El transporte público no es mejor. La gente olvida que hay quien necesita pillar el coche, porque para una calle que te dejan para conducir y pasar, los peatones piensan que no tienes derecho, porque son fallas. Mucha fiesta, mucha música, pero no hay quien duerma como toca esa semana. A las ocho de la mañana, como pille la semana fallera, toca despertà con esos petarditos que hacen retumbar el tímpano durante cinco horas, da igual que sea domingo o lunes. Allá ellos si les apetece quedarse sordos o no quieren dormir, pero lo cierto es que a los demás mortales que tendremos que seguir una vida normal, con sus horarios de trabajo cotidianos, nos hacen una faena gorda.

Pero... ¿y dónde guardas el coche? Como te planten una falla delante del garaje, cagado la has, porque puedes prescindir del coche o de la cochera, si no de las dos. Si quieres conservar tu coche, tendrás que aparcarlo más allá de la quinta nebulosa de Orión, en donde, por norma general, siempre aparecen abiertos, con los retrovisores rotos, o con un golpe. Y como hay quien no puede vivir sin coche, los conducen hasta donde no se puede aparcar, llegando yo un año a tener que saltar por encima de un coche si quería salir de mi casa -menos mal que las puertas se abren hacia dentro-.

Reconozco que para mí las fallas se limitan a dos cosas que me encantan. Puedo vivir perfectamente sin lo demás. Me gustan ver las mascletás a mediodía -sobretodo en Valencia, son g-e-n-i-a-l-e-s- y la cremà. Salvo eso, nada más me interesa y, lo que es peor, me molesta. Pero es lo que hay. Este año no me voy de viaje, pero no por falta de ganas. Tampoco había mirado nada, pero tenía intención de un cambio de aires a otros lares no conocidos. Esta derrama del piso ha causado estragos en mi economía, la ha pulverizado más bien, pero espero -más les vale- que el piso no tenga ni una grieta, ni una gotera, ni un problema en doscientos años o más.

Pero miremos la parte positiva: no estaré en ninguna mesa electoral. Me alegro porque la gente está calentita con el tema y si para unas municipales acabé hasta el pirri de los políticos y de sus fans, no quiero ni imaginarme lo que serán las elecciones generales y sus hooligans. De verdad, qué ganas tiene la gente de complicarse la vida por algo que no solucionará ningún problema que nos afecta a todos los españoles pero que hace que ellos se sientan más poderosos.

Hace calor pero tengo las manos frías. Es domingo. Es marzo.

Dios... qué aburrida estoy...