24.2.08

Saludos desde el espacio.

Esta tarde no tenía nada mejor que hacer en esta vida que probar lo que es estar en el espacio. He sacado mi nave del garaje, le he limpiado el polvillo -los cristales, que estaban marrones con un letrero enorme de "lávalo guarro"- y me he montado. Ahora floto entre la constelación del Caballo y la de Casiopea, sorteando meteoritos y saludando a otra vida inteligente que también viaja en naves mucho más aerodinámicas que la mía, con hipervelocidad, turboespacio, teletransportación y climatizador de serie.

He comprobado que hay muchas estrellas, y que todas y cada una de ellas tiene un poder de atracción estupendo, pero es que a mí no me van las estrellas, por lo que pasado de ellas y me he ido a garbear por la vía Láctea, más que nada, por saber qué hay más allá del Meteosat. ¿La Luna? Uh, no vayáis, por la parte oculta no hay gran cosa: campos de golf para marcianos ricos y una gran megacontrucción de lo que será una ciudad. Joer con los selenitas, ya empiezan a especular el terreno...

Así que cuando he llegado al Cinturón de Orión, me he bajado un poco a estirar las piernas y a fumarme un cigarrito. Entonces ha venido un marciano con muy mala leche y me ha dicho con muy malas palabras que allí no se podía estacionar ni fumar. Total, que me ha multado y me ha caído tres sdhTfKxs de multa, que no sé cómo pagar. Más que nada porque no sé lo que son, de dónde, ni el valor al cambio en euros. Nada, que cuando le he dicho que no había ninguna señal casi me la hace tragar. Por allí tampoco vayáis, que no veáis cómo se las gastan.

¿Y después? Pues quería ver lo que había detrás del sol, pero ya veía que estaba muy lejos y he pasado. Además, tenía que repostar, por lo que he programado el piloto automático para que buscara la gasolinera más cercana, y allí me han clavado con ochocientos sdhTfKxs, que sigo sin saber qué son, pero me ha parecido demasiado -qué sería de la especie humana sin quejarnos de algo-. Por venganza, le he birlado un paquete de chicles El Venusiano, que no saben a nada, pero te dejan azul. Uh, no veáis mi madre esta tarde, qué susto se ha dado al verme.

He conocido a un par de marcianos que venían de no sé qué galaxia. Han dicho que querían abducirme un rato, y yo les he dicho que yo también quería abducirles. ¡Y se han negado! Y como en España se dice que, o jugamos todos, o se rompe la baraja, me he largado. Qué frescos. A ver qué se piensan, que me iba a dejar impresionar con un ovni tuneao...

Así que cuando he vuelto al garaje y he guardado la nave, me ha entrado hambre, y me he ido al frigo. Allí, junto a la leche, había un marcianillo que se había teletransportado y quería que lo apadrinara. Lo he apadrinado. Y entonces ha sido cuando ha dicho que iba a conquistar el mundo.
Ahora estoy comiéndome un bocadillo de lo que antes iba a conquistar el mundo. No está mal, un poco soso, y hace que se te quede la lengua verde. También salen escamas y dos trompetas por orejas, pero supongo que mañana se me pasará.

Qué domingo, chicos, qué domingo...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Los domingos siempre dan para mucho, yo creo que tienen más horas, pero que por cosas del gobierno, no se si este, el anterior o un par de ellos más atrás, nos trucan los relojes para que no nos demos cuenta. Al la próxima llevate una VISA interestelar y a despilfarrar, que para un viajito que te pegas no es cosa de ir escatimando en gastos.

Saludos,
M.

Anónimo dijo...

Querida Eufrasia,
cuídate ese dolor de cabeza que por lo que veo te está causando estragos. ¿Has probado con los ácido acetilsalicílicos? Mano de santo (por lo menos en mi caso).
Cuídate, que no me gustaría que se te fuera la chaveta.