30.1.08

Conspiración.

Cuando creía que mi vida tomaba cierta normalidad, cuando mis nervios ya no me dan taquicardias ni ataques de ansiedad, cuando mi pelo ya dejó de caerse y recupero mi personalidad, me meten entre ceja y ceja la noticia de que el Tomate, programa televisivo histórico récord de la historia televisiva de las programaciones, deja de emitirse este viernes. Mira que les gusta disgustarme de mala manera, con lo que disfrutaba viendo yo a todos los frikis de la galaxia que tuvieran la suerte de salir en el programa.

O cuando te sacaban a alguien -que no tenías ni idea de quién era, pero era el primo-hermano-sobrino-cuñao de alguien a quien tampoco tenías el placer de conocer- y te lo tragabas igualmente, con siesta de por medio.

O cuando las tragedias de la España Profunda se quedaban en chascarrillos de un bachecillo de nada en nuestra patria, mientras el personaje al que entrevistaban contaba una de sus tragedias que hacía que tus ronquidos llegaran hasta el último piso.

O cuando sacaban una noticia de alguien y te afectaba lo justo para no perder el sueño.

O cuando sacaban una exclusiva que te dejaba tan frita como la siesta que te estabas pegando.

¿Qué sentido tiene mi vida ahora?

Mi alma no se contenta con haberla perdido,
aunque este sea el último dolor que ella me causa
y estos sean los últimos versos que yo le escribo.

Ps: Lo malo de la escritura es que no puedes poner un tono a la hora de reflejar lo que piensas. Pero creo que ha quedado claro. Bastante claro.

Ps2: Esta noche pienso dormir igual.

Ps3: Miedo me da el sustituto.

26.1.08

Cogito ergo...


Estaba buscando por internet una placa muy graciosa que no mentaré porque le quito la gracia -pero no sé de dónde es la jodía-, cuando me he encontrado con un cuadro de Goya.

La peculiaridad del cuadro es que -a mí no me gusta-, sale el rey español -ya con la carita que se gastaba en su adolescencia se diría que apuntaba maneras- más peor de todos -y hay quien se queja del actual... criaturitas... cuánto daño ha hecho la logse...- con su familia. Lo que no entiendo, y nunca he entendido, es qué hace cierta dama mirando hacia atrás. ¿Acaso era más fea aún que la reina? ¿Más fea aún que el rey? ¿Casualmente la pilló Goya en esa pose? ¿Era la más chula y quiso que la retrataran así? Porque anda que no tiene misterio la cosa...

Puedo vivir hasta los 120 años perfectamente sin enterarme. Pero era la perfecta excusa para hacer cierta flecha roja para señalar a la interfecta con un programilla que me he descargado.

Era gratis la descarga, a ver si os vais a pensar que yo...

Ps: Escritura del post: dos minutos. Encontrar la manera de hacer la flecha y colorearla: 15 minutos. Lo sé, lo sé. Todo es práctica.

25.1.08

Cómo saber si una persona está enamorada.

Una persona está enamorada hasta las trancas. Su cuerpo segrega miles de cosas que los biólogos sabrán cómo se llaman, pero yo no -yo es que soy de letras-. Estas cosas que nuestro cuerpo supura hacen que el sistema inmunológico funcione de lo más bien. Enamorada y sana, va junto.

Y yo tengo un trancazo encima...

Espero que el señor Pablo Bellomonte tenga a bien esta respuesta :D

¡NO! ¡Nooooooooooooooooooooooooooo!


Me han dicho que dicen, cuentan, se rumorea, que el mejor epitafio de todos los tiempos, escrito en la lápida de Groucho Marx, es falso. Que es una leyenda. Lo dice alguien que, por lo visto, ha oído por ahí que alguien ha escrito un libro que habla de cosasdesas. Leyendas urbanas de famosos, vamos.

Mierda, tendré que borrar esta foto - tomada en el Museo de las Ciencias, por cierto- ... Bueno, no, no la borraré. Que para tomarla tuve que luchar con leones salvajes, fieras hambrientas y miles de malvados villanos -no dejé ni uno vivo-. Mejor, la pongo en el blog. No sé qué tiene la foto de científica, pero... ¿Ahora qué harán? ¿La eliminarán?

...Claro que dicen que también es mentira el epitafio de la suegra de Groucho Marx.

Si es que RIP, RIP hurra... me parecía excesivo.

23.1.08

Cómo saber si te quiere.

El amor es de lo único de lo que no escarmentamos. No hay antídoto para que vuelvas a caer como una tonta bajo la mirada de alguien que, en resumidas cuentas, no te conviene, así como tampoco te quiere. Es bonito estar enamorada, perder la cabeza y todo eso, pero no a cualquier precio ni siendo la persona que espera, la que calla, o la que tiene que escuchar eso de "pues esto es lo que hay".

En la película Cinema Paradiso hay una escena muy buena en donde se cuenta un cuento, que reproduzco a continuación:

-Una vez un rey celebró una fiesta.

A ella acudieron las princesas más guapas del reino. Un soldado que hacía la guardia vio pasar a la hija del rey y se enamoró enseguida.

Pero... ¿pero que podía hacer un pobre soldado en comparación con la hija del rey?. En fin... un buen día, consiguió hablar con ella y le dijo que no podía vivir sin estar a su lado.

La princesa quedó tan impresionada por su fuerte sentimiento que le dijo al soldado:
- Si consigues esperar cien días y cien noches bajo mi balcón, al final seré tuya.

Y a partir de ese instante, el soldado se fue allí y la espero un día, y dos días y diez, y luego veinte.

Y cada noche, la princesa le observaba desde la ventana pero él no se movía nunca. Con la lluvia, con el viento, con la nieve, siempre estaba allí. Las palomas se le cagaban encima y las abejas se lo comían vivo.

Pero él no se movía.

Después de noventa días estaba tremendamente delgado, pálido. Al pobre le resbalaban las lágrimas de los ojos y no podía contenerlas. Ya no le quedaban fuerzas para dormir.

Mientras tanto, la princesa seguía observándole y... al llegar la noche noventa y nueve, el soldado se incorporó, cogió su silla y se largó.

-¿Al final?
-Sí, al final, y no preguntes cuál es el significado...


El significado se halla en la acción del soldado. Y el final del cuento lo pongo yo (lo he buscado, no os penséis...):

La gente le preguntó al soldado porqué, faltándole tan poco, había abandonado. El soldado contestó:
-Estaba enamorado de alguien que no me quería, porque de las noventa y nueve noches, no ha querido evitarme ni una.


Lo que pasara después entre el soldado y la princesa, no lo sé. Pero me lo imagino. Una palabra a destiempo no puede cambiar lo evidente.

El amor es como una adicción. Decía Neruda que es tan corto el amor, y es tan largo el olvido... Me acuerdo de todas y cada una de las veces que he tenido que soportar un largo olvido, y me hubiera dado tiempo a estudiar ingeniería aeroespacial y sacar cum laude, por lo menos.

Quedémonos con lo bueno.

Si te quiere, no te hace sufrir de ninguna manera.

Ps: La moraleja es... que mi espalda no me quiere.

21.1.08

El listo de la clase no es el más inteligente.

Como mi ordenador viejo está acumulando polvo, tenía previsto darle vidilla instalándole algún sistema operativo nuevo -léase Linux-, para ver cómo y de qué va la cosa. Para ello, me pongo en contacto con mi técnico personal y se lo comento. En pocas palabras, se rió en mis narices. Alegó que yo no iba a saber utilizarlo y, para ello, añadió, utilizando palabras inglesas y toda esa jerga informática desconocida para los profanos, que no iba a entender ni papa. Y ni falta que me hace saber qué era cada cosa, si yo quería saber solamente si podía instalármelo. A mí, lo que me molesta, es que me tomen por tonta del bote, que lo den por hecho. A tonta llego, de eso no hay duda, pero del bote... que yo sepa, a tanto no he llegado.

Desde que el mundo es mundo, cada vez que he dado con alguien que sabía de informática -normalmente porque la han estudiado-, han intentado deslumbrar a la plebe con esa jerga específica. Vale que te hablaban de que si habían hecho un programa de nosequé, o que se pasaron su infancia y adolescencia con el Spectrum, pero recuerdo el caso de que soltaron un "voy a instalar un periférico" delante de su madre y de más gente, y se quedó más ancho que largo. La madre, orgullosa, se regodeaba en cuánto sabe mi niño... Lo que muchos no sabían era que iba a desconectar el cable del viejo teclado para poner otro nuevo, hazaña aún no batida por nadie de ese entorno. Se ve que el susodicho periférico tenía un peligro indeterminado, bajo pena de que se cayera el sistema operativo entero a esta parte del país, si llegaba a instalar de forma inadecuada el periférico.

Yo llamaba inbox a mi correo porque arriba de la pantalla principal ponía inbox XDDD. Hasta creía que era una clase de correo. Una vez pasada la vergüenza al ver que lo que realmente quería decir era "bandeja de entrada" y reconocer mi ignorancia, me dediqué a enterarme un poquillo más de qué iba la cosa. Intento hacer mis cosillas sin ayuda, hasta le formateo a alguna gente su ordenador y le instalo de nuevo su sistema operativo, cortesía de otro informático que no me cree tan inepta e ignorante. Si tengo dudas, pregunto, pero a mí, lo que me mola, es lo del ensayo y error. Yo creo que es vicio. Pero cuando a esta gente le da por hacerse los interesantes... bueno, es que los cortan del mismo patrón... se güelven insoportables...

Y como lo único que quiero es darle otra oportunidad a mi viejo pc, esperaré a pedir consejo a otras personas que también saben y no se ríen en mi cara. Para ensayar y errar, no necesitaría nada más.

Todo esto me recuerda al chiste de que una madre habla de que su hijo estudia inglés, francés, alemán e informática. Al llegar la hora de dormir, le dice al niño: "Da las buenas noches en informática".

Es lunesssssssssssss y aún no sé nada de ése trabajo. Se han muerto todos, seguro. Como si lo viera... :D

12.1.08

Sigo sin pillarlo (o Caroline, dirígete a la luz)

Ahora no recuerdo si en la película Polstergeist a Caroline la llamaban desde la tele o desde dónde. Lo que está claro es que la llamaban, de eso no hay duda. Y lo peor es que hizo caso, y así le fue.

Vale.

Pues me gustaría saber qué era lo que me (nos) quería decir la tele poco antes de las ocho de la tarde de este viernes. Ignoro el idioma utilizado, si iba a alguien en especial o cualquier otra cosa que pueda disipar esta duda existencial.

Pero a las pruebas me remito, gráficas esta vez.

Salvo eso, no había nada interesante en la tele a esa hora.

Ojalá Caroline hubiera visto esto, porque anda que no se hubiera ahorrado problemas...

11.1.08

¿Mande lo cualo?

La leche -alimento básico- está más cara que la gasolina. La barra de pan -alimento básico- cuenta 80 céntimos en una panadería. El pollo también está para tratarle de usted -dejaré los chistes sobre el conejo-. La vivienda -derecho fundamental de los españoles- está intocable, pero los alquileres no se andan a la zaga. En la SS -o sea, en la seguridad social, no en la alemana- hay unas listas de espera terribles para una simple ecografía, y para un quiste tonto en un dedo lo tratan como si fuera un post-operatorio de un trasplante triple de pulmón, corazón y cerebro. Hay un incremento de la inseguridad ciudadana bastante considerable, así como asaltos en las casas con o sin habitantes dentro, robos con fuerza, abusos de toda clase... Gracias a todos los que nos han gobernado, España goza de los peores sueldos de toda Europa, sin contar a Portugal y Grecia -¿o es Italia?-, así como el lugar de honor de tener mayor precariedad laboral. Aquí entra cualquier ilegal con una larga lista de delitos y condenas en su país y pasea alegremente entre nosotros. Un menor te puede violar, pegar una paliza, quemarte viva y darte de comer a los cerdos, y no le pasará nada de nada, pero ni se te ocurra darle un guantazo a tu hijo cuando te esté destrozando la espinilla porque no le has comprado la Wii. De un día para otro, en el trabajo ese fijo que tienes, te pueden tirar a la rue, casi by the face, por aquéllo de agilizar el despido. Y mientras, los políticos del color que sean se doblan el sueldo -vitalicio en la mayoría de los casos- y se inflan a pluses, dietas y leches.

Pero que no se les ocurra hacernos pagar un canon para descargarnos música, que el equipo de fútbol de nuestras entretelas baje a segunda o que nos prohíban hacer botellón, porque eso sí que no. No lo consentiremos, entonces reaccionamos y sólo nos cabreamos (y mucho) por estas tres causas.

Lo dicho: somos idiotas.

6.1.08

Las capas de la cebolla.

Creo que a lo largo de la historia del blog he dejado bien claro mi facilidad innata para el llanto. Otras cualidades no tendré, pero soy la más rápida a este lado del Mediterráneo en dejar caer la primera lágrima con inusitada velocidad. Emotiva, dicen. O blandengue. O llorica. O llorona. O lo que sea. Sobre mis llantos he dejado huella en muchos posts, por varios motivos. Lo único que me pasa con el llanto es que muy poca gente me ha visto llorar. Muy poca. Se creen que una es de hierro, y así pasa. Pero nada más lejos de la realidad. Si soy un trozo de mantequilla... bueno, en estas fechas más bien soy un trozo de grasa informe -es que he engordado un pelín-. Lo que pasa es que tengo obsesión por no llorar ni delante de la gente ni encima de la báscula.

Bueno, pues hace unos posts hablé de mi negativa a ver películas de miedo, a pesar de mi afición desaforada por ellas, así como a los libros de terror. Serán las hormonas, digo yo, pero prefiero ahora los finales felices y las películas de risa. Pues me he tragado -devorado, mejor dicho- tres películas con las que he disfrutado como una enana. El orden ha estado bien: una de risa, una de terror, y un drama. Con las tres he llorado, blandengue que es una. La primera era Arma fatal, la segunda El orfanato, y la tercera ha sido Cinema Paradiso. Con la primera ha sido de risa, con la segunda por el desenlace, y la tercera porque si. Como una magdalena, oiga.

Pero... ¿qué es lo que hace que mi vena sensiblera se ponga a trabajar? Pues no lo sé, pero si sarna con gusto no pica... Lo que pasa es que los llantos me dejan los ojos hinchados, y una, que ya los tiene grandecicos y saltones de nacimiento... Menos mal que no vivo de mi imagen, ni tengo sesiones fotográficas para ninguna revista, porque si no... Que pestañeo y se me mueven las gafas... La cosa ha tomado dimensiones preocupantes...

Pero bueno. Aquí estoy de guardia, esperando a los Reyes Magos (tenía ganas de decir algo así) y preparándome el traje de noche (el pijama, vamos) para la fiesta que celebraré esta noche en mi cama conmigo misma, en donde sólo estaré yo y roncaré, se me caerá la babilla, se me marcará alguna arruga de la almohada en la jeta, y dormiré hasta que pueda. Me echaré alguna manta más porque prefiero morir aplastada por el peso de la ropa de cama a morir de frío -me gusta el invierno, pero abrigaíta-.

Nas noches...

4.1.08

A contrarreloj.

Me he encontrado con la noticia de que la gente prefiere los centros comerciales porque no quieren aglomeraciones... ¿Mande? ¿Aglomeraciones en un hipermercado? Aglomeraciones no habrá en la tienda de la esquina de tu casa, en donde el dueño ha vendido un paquete de pañuelos en lo que llevamos de lustro. Pero decir que en los centros comerciales no hay aglomeraciones es como decir que tras las fiestas seguimos en el mismo peso que antes de comenzarlas. Cada uno es diferente.

Más allá de las aglomeraciones por esta época está el tema de aymadrequenoencuentroloquebusco. Teniendo en cuenta de que las campañas se preparan un mes y pico antes, dudo mucho que alguien encuentre el juguete de moda o la oferta de sus sueños el día antes de desmantelar los pasillos de regalos. Pero el día anterior a la entrega de premios -léase navidad o reyes-, la gente es odiable. La gente es insoportable. Llegas a odiar a la gente. Te convertirías en un psicópata sin ningún problema. Te sacan de quicio a pesar de la mierda de sueldos que pagan. Y peor aún si eres externa. Todos saben más que tú, todos lo quieren ya, y quieren encontrar lo que buscan en el almacén. Si, en el almacén. En la tienda ya saben que no hay lo que quieren. Tiene que estar en el almacén. Y en el almacén, el día que termina la campaña, sólo queda lo que no se ha vendido y unos huecos llenos de aire y polvo que te hacen limpiar de año en año antes de llenarlo con otras cosas de la campaña siguiente.

Recuerdo el caso de una mujer que buscaba una muñeca, el juguete estrella de esas navidades, pero no quedaba. Estábamos a mediados de diciembre, pero no quedaba ni una, y tampoco se recibiría más. La mujer insistió en que fuera al almacén a mirar por si quedaba alguna. Yo le dije que no quedaba. Ella insistió en que fuera. Acabé poniéndome seria y le dije que NO QUEDABA. Ella se fue no muy convencida, y la sorprendí preguntándole a un compañero de otra sección por la muñequita de los coj*nes. El chico recurrió a mí. Le conté la historia: que no hay, y que ya me había preguntado a mí. A los cinco minutos, me llaman por el pasillo. Era ¡la misma señora! preguntándome si quedaba alguna de esas muñecas. No voy a escribir aquí lo que le dije -tampoco le dije tanto, pero yo perdería glamour ante vosotros-, pero se tomó peor lo que no quedara ninguna muñeca de ésas.

El día de nochebuena o el de reyes, es cuando la gente que es habitual del último momento no encuentra lo que quiere, está enfadada y quiere pagarlo con alguien: tú. Llegas a escuchar barbaridades. Yo siempre les decía que lo que me decían a mí, que tuvieran narices de decírselo al jefe de sección o, mejor aún, al director. Ninguno tenía esa valentía de la que alardeaban, y acababan fundiéndose con la aglomeración que llenaban el pasillo. Por ejemplo, acusan a los empleados de reservarse ciertos productos para comprarlos ellos. Toma, pues claro. A ver quién en su trabajo no goza siquiera de una ventaja frente a otros consumidores. Pero los comprábamos mucho antes, para que pasaran desapercibidos. Para eso si que podíamos -o pueden- tener ciertas ventajas frente a los demás. Pero al mismo precio, que yo no tenía descuento por empleado. Y el que quiera algo, que no se espere al último momento, ni al penúltimo. Que venga en el puente de diciembre cuando aún queda algo de todo. Después, ya no.

Yo lo tengo claro: este año regalo perfumes. Me he gastado un pastorro en perfumes. Es algo práctico, no necesita pilas ni lavados en seco... Todo son ventajas. Y como además sabes lo que utiliza cada uno, pues estupendo de la muerte.

Y ahora, si me permiten, voy a ducharme, que mi aroma no lo camufla ni el perfume más caro.

Feliz año con retraso, que paséis un feliz día de reyes, y seguid siendo buenos.