28.11.07

La insoportable brevedad del ser.

Dicen que la vida son cuatro días y tres te los pasas durmiendo. Algo que hay por dentro de mí -mis tripas, mis gustos, mis apetencias- han cambiado tan de la noche a la mañana, que yo misma me sorprendo de mis descubrimientos, por eso, el día que me quedará por vivir -veinticinco horas, a lo sumo, y si no vivo eternamente-, no voy a andar destrozándome con cosas que no me apetecen, y mucho menos me aprovechan.

Yo llevaba años siendo consumidora de terror, por mucho que luego me diera un ataque de caguitis, en formato libro o en formato cine. Ahora no lo soporto. Es más, es que ni me llama ver una película de miedo, como tampoco me apetece ver una de tiros, o una en la que salga Tom Cruise. Es como si viviera una época de tranquilidad emocional interior, en dónde sólo me sulfuran los hechos reales, y no los cinematográficos. De ahí que prefiera, con diferencia, los pastelones, que ni matan, ni curan, pero tampoco producen pesadillas ni dan malas ideas, por mucho que luego alguien, harto y hastiado, proclame su odio contra este tipo de cine. Pa gustos, Scolores. Es como si una supuesta religión, en la que la única integrante sea yo, no me lo permitiera. No porque me den miedo -que me da, y mucho, rozando los tres infartos de golpe-, sino porque no me atraen ya.

Pero la pasada noche ví algo que, en un principio, no me apetecía ver. Era un monólogo sobre espíritus y leyendas urbanas. Cachis... y a qué horas me encontraba eso, cansada de trabajar, pero sin pizca de sueño. Hice de tripas corazón al pensar que, si se trataba de un monólogo, era cosa de humor, aunque la temática fuera delicada. Me armé de valor, con cierto horror le dí al play de la reproducción y...

Os juro que anoche fue la primera vez que por un tema de miedo, me fuí con lágrimas en los ojos a la camita.

Primera parte:


Segunda parte:


Las lágrimas fueron de risa, claro.

25.11.07

Y yo, encantada.

He ido al cine. Y he disfrutado de una deliciosa película de la factoría Disney en donde los cuentos y sus personajes tienen un gran protagonismo. Hasta se hacen una autocrítica con las canciones que se cantan, el amor en las historias, príncipes ñoños y protagonistas femeninas demasiado rimbombante. Es Encantada, y así me ha dejado salir del cine: encantada de la vida.



Si aún tienes en tu vida un poquito de tu infancia, si aún crees que ya lo has visto todo, y si crees que nada de lo que veas te va a sorprender... esta es tu película, con gran dosis de autocrítica, por cierto.

Ps: Perdón por la canción en inglés, pero no está en español aún. De todas formas, es tremenda.

24.11.07

Yo, Rancia.

Una de las (dos) cualidades que tengo, porque no tengo más, es la de saber conversar con quien sea, de lo que sea y cuando sea. Con ello no quiero decir lo buenísisima y lo listisísisisisma que soy, ni mucho menos. Digamos que, si me interesa el tema, o no estoy a disgusto, puedo estar horas y horas charlando con quien sea, de lo que sea y cuando sea (esto ya lo he puesto... ¿no?). Otra cosa es que disfrute de una conversación. Pero cuando estoy a gusto, se me pasan las horas volando.

Hace tiempo conocí a Patxi -nombre ficticio- que, como adivinaréis por el nombre, no es del mismo Jaén. Bueno, pues tras las presentaciones de rigor por parte de un amigo en común -dejémoslo en conocido mío-, no sé por qué acabamos charlando tan ricamente, de nada en particular. Pronto se unió más gente a la alegre cháchara cuando alguien le preguntó de qué pueblo era, y cuando Patxi le contestó, supe que había nacido en la cuna del nacionalismo vasco. Pronto empezó a decir términos que no usamos los que no somos de su ideología, y yo le corregí -de coña- cuanto soltaba. Entre él y yo se abrió un debate que dejó bien a la vista nuestros pareceres. Yo no compartía para nada sus ideales, y él me quería convencer de la razón que tenía. Argumenté que no era posible que varias decenas de millones de personas estuvieran equivocadas y ellos no. También le dije que cuando caen personas contrarias a su ideología, no me servían los argumentos. Blanco y en botella.

Lejos de enfadarse, el chico siguió contándome lo que él opinaba, y yo le decía lo que no me parecía ni bien, ni normal y ni mucho menos legal. Patxi insistía para que yo comprendiera que el tomarse unos vinos con un recién salido de la cárcel no tenía nada de malo. Yo seguía opinando que la mala gente debería estar sola, y que yo no me tomaría un vino ni nada con alguien que hace sufrir a otra gente por ideas políticas y se vanagloria por ello.

Tengo que añadir que los demás estaban callados, escuchando nuestras palabras. Me miraban con miedo, como si fuera a pasar alguna cosa, hasta alguien osó darme golpecitos en el brazo para que me callara. Patxi estaba sonriendo, y yo le devolvía la sonrisa. Era una lucha de titanes.

Cuando fuimos a despedirnos, me dijo algo sin que lo oyeran los demás:
-¿Sabes? Hacía tiempo que no había disfrutado tanto con una conversación.
-Me alegro.
-En serio: ha sido un verdadero placer -e hizo hincapié en verdadero- haberte conocido y el haber tenido una conversación con alguien que entiende este tema y sabe hablarlo.
-No lo comparto, que no es lo mismo.
-Bueno, ya me entiendes... En serio: ha sido un gustazo el haberte conocido, pero... si nos volvemos a ver, no te veo que quieras tomarte un vino conmigo... aunque yo no haya hecho nada...
-Gracias... pero no creo que me apetezca...
-Pues qué lástima...

Cuando se fue con su amigo, casi toda la pandilla casi me dan de capones por semejante conversación. Teniendo en cuenta de que aquí se puede hablar de todo sin miedo, me reía cuando me decían:
-¿Tú sabes lo que te podía haber hecho?
-Si, ponerme una bo.mba la.pa en el culo, no te jodes.
-Qué valiente, qué valiente... Estaba temiendo por tí...
-Sageráos...

No soy valiente. O si, lo soy, pero lo que no soy es suicida. No me metería en la boca del lobo, la gente que vive allí y opina como yo, y tienen que callar por la cuenta que les trae, se merecen mi más grande aplauso. Pero en mi terreno, las cosas se hablan. Diferencia de pareceres, se llama. Pero mira por dónde, alguien completamente diferente a mí estuvo a gusto conmigo y no le parecí tan mal. Utilizando un refrán (si, otro): que el bueno te honre y que el malo no te deshonre. Pues eso.

No es blanco o negro. De uno a otro color hay una amplia gama de tonos. Sólo hay que encontrar el que mejor te represente. Y ya sabéis que el color naranja no me gusta en absoluto, y que el rojo no me emociona especialmente, por lo que estoy más entre lila y rosa, por aquello de... que mi teléfono es de ese color, por ejemplo.

Para rizar el rizo, podría hablaros de mis abuelos: uno, sindicalista. El otro, de Fuer. za Nue. va. Yo saltaba de una casa a la otra y en las dos escuchaba cuanto decían, me enseñaban canciones prohibidas y malvadas por ambos bandos (oooooh, pecadora!) pero dejaremos así el temita.

Y para rematar (esto va para tí, Saul, sólo para tí), en el extracto de la sentencia puse lo que es: el que ganó, que recuerde por qué ganó. Y no entro en negligencias policiales, casualidades avergonzantes y detalles varios que no me gustan porque no viene al cuento del post.

Ps: Yo soy divertida. Y siempre lo seré. Eso es como la belleza: siempre está en los ojos del que mira.

Ps2: Recordadme que me depile las piernas, que están... vamos, cuelgo una foto y me cierran en blog para la eternidad.

21.11.07

Pan y tortas.

El refranero español tiene de tó y pa tó. A mí ahora, por ejemplo, estaría el dicho de a falta de pan, buenas son tortas, o el de cuando no hay lomo, de todo como, o el de más vale pájaro en mano que ciento volando... Y también el de quien no se consuela, es porque no quiere... El que espera, desespera, pero quien la sigue, la consigue.

Esto me recuerda a un trozo de un fragmento que leí hace la tira y que me hace mucha gracia, de la obra ¿Qué pasa con los médicos?, de Santiago Loren (lo he buscado por internet, que conste):

Dr. Tanto Mejor: ¡No se empeñe más! ¡No vuelvo a ver a ese enfermo!
- Dr. Tanto Peor: Pero... ¿qué le ha hecho a usted? ¿es que no le paga o es que no se cura?
- Dr. T.M.: Usted siempre tan amable en sus suposiciones... Algo peor; es un grosero.
- Dr. T.P.: Cuénteme qué ha pasado.
- Dr. T.M.: Es un enfermo crónico al que voy conllevando con la mayor paciencia. Ayer me preguntó imperiosamente cuándo se acabaría de curar y le dije que no hay mal que cien años dura, que piano piano se va lontano, que paciencia evita enmienda, que si vas deprisa vístete despacio, que no se ganó Zamora en una hora, que teniendo paciencia se tiene ciencia... Y ¿qué cree usted que ocurrió?
- Dr. T.P.: No lo adivino.
- Dr. T.M.: ¡Que me contestó con un refrán!
- Dr. T.P.: ¿Con un refrán? ¡Habrase visto!
Y para terminar, un gran refrán de Pedro Reyes (humorista):
Tanto va el cántaro a la fuente, que al final se casaron y tuvieron un vaso de agua.

No me acuerdo si ya lo escrbí en el blog, pero... también es bueno ;D

20.11.07

¡¡¡Miedo, tengo miedo!!!! (miedo, ay, de quererte, miedo, ay vidamía...)

El otro día estaba yo en plan pensamiento, oséase, cuando me pregunto sobre algo que no llego a comprender. El tema de mi debate interno era... ¿cómo se mide la audiencia? Es más... no llegaba a comprender cómo podían contar a las personas y hablar de millones de espectadores en un programa dado con cifras tan exactas, siendo que a lo mejor estoy yo sola en mi casa viéndolo y, como yo, varios cienes de miles más de españoles... Bueno, pues quise saber -cosas de mi costumbre científica, de entender el por qué de las cosas-, y pregunté a San Gugle, patrón de las dudas existenciales. Ni qué decir tiene que me quedé muerta.

A la hora de hacer una encuesta, pasan dos cosas: si es personal, cara a cara, mientes como un bellaco. Falseas, quitas y pones a tu antojo. Por ejemplo: te preguntan qué marca de galletas compras. Todo depende de lo que te apetezca en ese momento tan importante de la elección. Acabas diciendo la primera que te viene a la cabeza, que suele ser la más conocida. Pero es que puede ser que no sepas qué marca es, porque sólo sabes que te gustan ésas que son cuadradas y doradas, y cuando va tu madre a comprar le dices: "Compra de ésas que me gustan". A buen entendedor... En cambio, cuando la encuesta es anónima, o hacen un estudio de mercado en el que nosotros somos los conejillos de indias, ahí no hay manera de falsear. Anónimamente, no tienes el porqué de mentir. Tu comportamiento te delata. Tus costumbres te delatan. Algo así como lo que hacen con los navegadores y buscadores que, en plan ergranermano (jeje) saben qué buscas, qué ves y hasta conocen tus contraseñas.

Bueno, pues para estudiar la audiencia meten aleatoriamente un aparatejo en -creo- la tele, en donde saben qué canal estás viendo, cuánto tiempo, qué programa, etecé, etecé y etecé. La cosa no parece tan peligrosa hasta que te enteras de que hay un sensor que detecta cuántas personas están viendo la tele. ¿Hasta eso controlan? ¿Y no habrá -por casualidad- algo que registre tus conversaciones, como ocurre con el teléfono? Porque, por lo que tengo entendido, las conversaciones telefónicas se graban y se guardan durante seis meses. O eso dicen. Je je, qué maléfico suena... ¿Dónde está el secreto de las comunicaciones? Artículo 18.3 de la Constitución, por cierto (lo he buscado) (pierdo facultades).

Así que si por teléfono tenemos alguien que nos graba, y cuando vemos la tele tenemos a alguien que sabe qué vemos, apañados vamos. Porque las dos cosas son algo que hacemos más a gusto a solas, en nuestros ratos libres, además de navegar.

Y si encima también controlan en internet qué buscamos, qué vemos y qué contraseñas tenemos, pues vaya faena. Como todo, depende con quién des.

Ah, y para más inri, tengo entendido que Gmail pierde correos y te vacía la bandeja de entrada por no sé qué fallo. Esperemos que no nos pase.

Joer con la tecnología. No, si al final va a ser el diario de toda la vida, escrito a mano, escondido debajo del colchón de la cama, cerrado con una mierda de candado que se abre con mirarlo, lo menos controlado de la vida actual.

Tengo miedo...

Bueno, ya se me ha pasado :D

19.11.07

Trasteando.

Desde que me he comprado el nuevo ordenador -podría decir que es el padre de todos los ordenadores, peor lo dejaré en el primo pequeño, ése que sólo has visto una vez en toda tu vida-, no hago más que meter programas que ni me acordaba que se necesitaran para que la cosa funcione. Además del navegador de serie, le he colado por la escuadra un par más, porque quiero y porque donde fueres, haz lo que vieres. Ya puestos, intento meter otros programitas que me ayuden a visualizar correctamente algunas páginas que ya no veo bien -¿o son las gafas, que las tengo sucias? Ah, no, es que no me las había puesto-, y me encuentro a veces con algún mensaje de error por estar desfoncilando un archivo pendiente.

¿Qué es desfoncilar? Como su propio nombre indica, desfoncilar viene del latín desfoncila-desfoncilae, y significa que las práctulas del prítemiro tienen que ser artegramidentes antes de ser ascilaminadas. Además, por la terminación -ar, que indica verbo de primera conjugación, significa que es un acto activo, en donde todos los componentes del ordenador se resgabrigitan a la vez antes de su clastarimen final, cuando el programa ya se intala. Es que si no, no va, y vaya faena en un ordenador nuevo.

Pero el problema que tengo es relamente de las intalaciones piratas del golfinete básico, con cuya instalación puedo desfoncilar otros programas cómodamente sin miedo de que aparezca la ventanita con el aviso del archivo cuidadoqueloborras.exe me salga cada dos por tres.

Pero al final, como suele ocurrir, pasan dos cosas: o la cagas, o lo arreglas. Puedo decir que el ordenador tiene un manifástico mejor que el de muchos de vosotros -jaja, envidiosos-, y que si no pasa nada, no pienso desfoncilar más hasta mañana.

Hoy por hoy, tengo muchos problemas, pero problemas de espacio en el disco duro... a estas horas, ninguno. Es de lo único que voy sobrada ;D

Es lunes. Hace frío, claro que más frío hace en Burgos y no vienen a quejarse al blog. Si, soy una quejica.

Me voy a hacer algo por la patria. Sed felices.

18.11.07

Clases de historia para... (ponga aquí lo que quiera)

Hace 500 años -yo aún no existía- los españoles de POR AQUÉL ENTONCES llegaron a un continente desconocido, al que pusieron de nombre el del que hacía los mapas -cartógrafo, se llamaba, Américo Vespuccio, que tela, qué narices de padres por ponerle ese nombrecico-. Además de hacer lo mismico que hicieron los que fueron detrás de ellos -léase portugueses, ingleses, franceses, holandeses...-, dejaron una historia escrita que nadie puede negar. La historia fue escrita en castellano antiguo, pero vamos, que cualquiera la entiende. En España y fuera de ella.

Los Reyes Católicos tenían una corte itinerante, cuyas capitales cambiaban a placer, según las necesidades. Valladolid, Toledo... Tal vez cambiaron más de capital del reino que de ropa interior, pero es que hay un pequeño detalle que a alguien, que como calle revienta, no se ha tomado la molestia de leer siquiera... Madrid, por aquél entonces, era un pueblo -villa, era una villa- que ni pinchaba ni cortaba en la política regia, y mucho menos imperial. Aclarado este punto, sigamos con las clases de historia.

Así que... ¿qué hicieron por nosotros los españoles? dirán algunos...



...Hombre, algo... lo que se dice algo... Pues va a ser que algo hicieron.

13.11.07

Anónimo: esa gran persona

Querido anónimo (música de violines):

Llevo yo dos años y medio con el blog y creo que la gente no sabe aún por dónde voy a salir, y mira que escribo. Y ahora tú, con dos comentarios, con dos simples comentarios, has dejado el listón tan alto, que no conocía a nadie que tuviera esa capacidad de síntesis para darse a conocer...

Tu nombre indica grandes proezas en tu vida. Tu forma de escribir te delata, no me mientas: eres anónimo, el mismo que escribió El Lazarillo de Tormes (este chiste ya lo he usado alguna vez, ¿no?). Qué orgullo y satisfacción el que un personaje tan insigne haga presencia en este nuestro humilde y cutre blog. Me siento tan halagada como cuando aparece un troll, y ya llevo unos cuantos. Por si no sabes lo que es un troll, suele ser gente anónima que deja comentarios fuera de tono e insultos para llamar la atención. Faltos de cariño y de vitamina B12. O lo mismo es falta de trabajo. Pero sé que a tí no te hace falta llamar la atención, como tampoco eres un troll. Qué va. Eres anónimo, el mismo que escribió tantas obras inmortales en el siglo de oro español, que mi ignorancia hace que no recuerde más que un par y tú, el autor de tan solemne colección literaria, las sabrás todas, de carrerilla y sin respirar.

Tus delicadas palabras surgen de la pantalla haciendo suspirar el tabique. Tus letras, encadenadas con solemne maestría, resaltan la rica personalidad que hace que la gente te quiera, te admire y te respete. Esas frases llenas de sentimiento dejan los vellos de punta, por su pureza y su inocencia. El mundo de las letras necesita alguien como tú. El mundo bloguero te necesita, que los demás no sabemos más que escribir estupideces. Nadie es como tú, oh, anónimo, que recitas las palabras con gallarda maestría.

Y ahora, haz amigos, sal un poco o dile a alguien que te hable, porque qué triste eres.

Y no vuelvas. Pero volverás. Si te tengo controlado. Como que vuelves todos los días. Será que te gusta mi forma de escribir. Anda, reconócelo. Si no cuesta tanto...

Pero hazme caso: cuando quieras hacer amiguitos, no les digas las mismas cosas que escribes en este blog. Así nadie te querrá. ¿Ves? Si es que te lo tengo que explicar todo...

12.11.07

Con dos borbones.

Franco tuvo que ser un dictador mu malo. Tan malo, que hoy en día aún tiene gente que le odia. Le odian hasta los que no lo conocieron e, incluso, los que tampoco vivieron su época. El odio que la gente suele tener por los dictadores es proporcional a cómo les fue la vida cuando él estaba en el poder. Pero como el miedo guarda la viña, cuando estaba vivo, todas las plazas mayores de España se llamaban del Generalísimo, así como siempre -y sin excepción-, había una calle dedicada a José Antonio. Ahora, con la Ley de Memoria Histórica, todo cuanto haga referencia a estos personajes tiene que ser eliminado. Me pregunto si la Seguridad Social y los pantanos, entre otras cosas, también tienen que ser desmantelados. Qué miedo.

El odio que la peña le dedica al caudillo se asemeja al que le otorgan al Rey. Me parece hilarante ver cómo la gente se dedica a quemar fotos del Rey, a protestar por su papel en la actualidad, y en cambio se quedan de brazos cruzados cuando, con los gobernantes que sí han sido elegidos democráticamente, vemos cómo los sueldos son, simplemente, una mierda. O que la inseguridad ciudadana está peor que nunca. O lo triste que es que sea más caro un litro de leche que de gasolina. O de cómo se ponen sueldos vitalicios los políticos sin dar ni chapa. Pero no, hay que quemar fotos del Rey, porque es muy fácil desafiar al sistema, en plan qué malo que soy, mirad lo que hago, jujuju, mira mamá, mira lo que hago.

El Rey, aunque fue designado como tal por el generalísimo, tenemos que reconocer que tuvo un papel estelar en la transición. No es fácil salir de una dictadura sin que haya violencia y, aunque aquí hubo un intento frustrado de golpe de estado, la cosa no salió bien. La gente quiere libertad, lo que pasa es que no sabe usarla. La libertad es permisividad, tolerancia y respetar unas normas básicas de convivencia. Pero la gente no quiere la libertad para todos, sino sólo para ellos, por lo que los demás acaban pensando lo mismo y esto se convierte en un pez que se muerde la cola. El que no es del Psoe, es facha. El que no es del PP, es sociata. Está claro que sociata es una palabra despectiva, pero me apuesto mis dientes nuevos a que nadie que usa la palabra facha tan alegremente sabe lo que significa. Una cosa es un fascista, otra es otra persona prepotente, y otra completamente distinta es alguien que no piense como tú. No es lo mismo, pero como todo el mundo la dice, hay que usarla, para que quede constancia de lo listos que somos y de lo progres que hemos salido. Mu listos, mu progres, pero nadie ha leído en el diccionario lo que es un fascista.

Un fascista es por ejemplo, una persona que acaba en el poder y no lo suelta por nada en el mundo. ¿Que hay que amañar las elecciones? Pues se amañan si es preciso. ¿Que hay que sacar a la policía o al ejército para reprimir una manifestación en mi contra? Pues a repartir tiros y que aprendan. ¿Esta cadena de televisión habla mal de mí? Pues la cierro. ¿Que tengo opositores? A la cárcel, por lo menos y, si se ponen borricos, los callamos para siempre, que mi partido es el único que tiene que haber -qué habría sido de este país si no llega a ser por mí-. Un fascista se alía con otros que hacen lo mismo que él, para sentirse más importantes, y jamás van solos: como ocurre con la mala gente y los pandilleros, uno solo es un cagao de mierda. De ahí que necesite respaldo. Y público. Como un fascista cree que el poder divino le ha recaído a él, mientras se llena los bolsillos de dinero del estado, el pueblo pasa calamidades, y él se dedica a marear a los demás países. Estas personalidades fascistas -hay tantas...- tienen una necesidad de atención por parte de los demás que raya lo enfermizo. Se ve que están faltos de cariño, o de vitamina B12 -la de la carne-, porque anda que que no les gusta joder, pero a los demás. Pero eso no es todo: además tienen una especie de paranoia como que todo el mundo quiere terminar con él. Siempre van culpando a otros, montando historietas en la que ellos salen como víctimas, pero acaban buscando refugio en los brazos de otros que, aunque no sean como él, intentan asimilar algo de su fachada de líder que tiene. Y he dicho fachada.

Lo que pasa es que, cuando odias algo, no ves más allá. La gente odia a Franco pero, simplemente por no ser monárquicos, tras el incidente en la Cumbre de Iberomérica, aplauden a Chávez, ese niño grande. Partiendo de que Zapatero estaba hablando y Chaves no hacía más que interrumpirlo con cosas que no venían a cuento, hay que decir que Chávez es un maleducado, norma básica de una conversación: jamás interrumpas cuando alguien está hablando. Segundo, que a qué santo estaba saliendo su tema a relucir. Aznar, Aznar, Aznar... ya estamos con que la abuela fuma. Ahora resulta que Aznar -que no es fascista, que hay que explicarlo- es el que tiene la culpa de todos los problemas de Chávez, que sí lo es. El Rey no hizo más que hartarse ante la desfachatez de Chávez. Si le mandó callar fue porque lo de Chávez es para hacérselo mirar. Que Evo Morales y Diego Ortega le bailen el agua, no significa que los demás le tengan que hacer sitio cuando él quiera pasar. Y entonces, en un alarde de valentía, viendo que tenía una oportunidad para ser protagonista, el presidente de Nicaragua habla: ¡qué malas son las empresas españolas!... Y el Rey, hasta los borbones, abandonó la sala, ante la cara de póker que se le quedaron a nuestros representantes que, para mi pobre entender, tenían que haberse ido tras él. Lo de estos presidentes sudamericanos es de chiste: Si una empresa extranjera construye en tu país es porque le has dado permiso. Y claro, ahora que ya tienes las infraestructuras hechas, es cuando te molestan y quieres que se vayan, pero que dejen todo montadito para seguir disfrutando de sus servicios. No son listos ni ná. Pero ellos, que tienen petróleo y otros productos que venden a precio de oro al extranjero, no lo reparten con justicia con los suyos. No, si es que los españoles hemos sido desde la conquista tan malos que, incluso fuera de sus países, no les hemos dejado prosperar.

Si Franco fue un dictador y Chávez gana siempre las elecciones con un 63% -qué puntería-, entre otras lindezas que todos conocemos, no entiendo a la gente que recrimina la actitud del Rey y aplaude la del venezolano que haría sonrojar de vergüenza a Bolívar. Aunque yo no me lleve bien con alguien de mi familia, no iba a tolerar que un extraño la insulte. Y el que permita una cosa así, es que no tiene sangre en las venas. El Rey hizo lo que yo hubiera hecho, bien por él. Pero que Zapatero tuviera que hacer como que reaccionaba tras el incidente, me parece lamentable. Está claro que quiso arreglar un poco la cosa, más con España que con él, pero a Chávez le pasa lo mismo que a los niños enrabietados, se creen que tiene razón y que se tiene que salir con la suya. Pero a toro pasado, ahora que ha dicho lo de torero. Si, de vaquillas de cartón. Porque es muy fácil hablar por atrás para argumentar sus reacciones cuando no tienes a la otra persona delante. Populismo, se llama. Me río yo de ese populismo. Pero él no es fascista, qué va. Ya veremos por cuánto vuelve a ganar las elecciones -con las que medio país protesta cada vez- y cómo sale. Si sale.

Aznar dijo que no volvería a presentarse a las elecciones, terminó su mandato y el pueblo soberano eligió que su partido no nos representara, por los motivos que fuera. Un fascista no se va del poder ni con aceite hirviendo, pero eso la gente no lo quiere ver, porque queda como muy in decir fascista y facha. Y ya es mala la ignoracia de la gente, cuando hay que explicarlo todo, y hay que explicar dónde se puede encontrar el significado de la palabrita.

El Rey, aunque sin diplomacia ninguna, ha demostrado que dar un manotazo en la mesa es más efectivo que estar escuchando el cacareo de un venezolano que está fastidiando a su país, al nuestro, a todos. Los que salimos de una dictadura sabemos lo que es una cosa y otra. Los que la viven, pueden tener el síndrome de Estocolmo. Pero cuando todo el mundo deja solo a un mandatario, será por algo. Y por eso se alía con otros con la L de novato pegada a la espalda, o con otros que tenían que haber desaparecido hacía mucho tiempo.

Bravo, Majestad. Ha hecho bien en no permitir que nadie hable mal de ningún español, que fue elegido por el pueblo soberano y nadie se quejó por el resultado de las elecciones. Y el mismo pueblo soberano cambió de partido para que nos representara y tampoco nadie dijo que las elecciones habían sido amañadas. Por defender unas empresas que han construido unas infraestructuras en donde no existían con la permisividad y complacencia de unos países que piensan que ya no necesitan más que las instalaciones.

Bravo, Majestad. Bravo. Hasta el cargo de Rey fue aprobado por los partidos políticos y reflejada en una Constitución, la nuestra. Y, al que no le guste ni el Rey ni la Constitución, que se vayan a quemar fotos de Chávez a Venezuela, si tienen narices. Veréis allí cómo se trata a la gente disidente.

Es lunes, noviembre, y hace frío. Bah, nos abrigaremos un poco más.

6.11.07

La metamorfosis (por Euphrasie Kafka Glamour)

Más de una vez hemos conocido, en el transcurso de esta vida, a una persona gris que no sobresalía en nada. Al estar aislado del mundo, por diferentes motivos, desarrolló cualidades que otras personas no tienen, y tuvieron la oportunidad de sacarlas a la luz, cosa que les aportó muchas y grandes satisfacciones. Pero, hasta que llegara el momento de su floración, era un cero a la izquierda, no era nadie, no era nada, era objeto de ignorancia por parte de los demás. Y, claro, en su interior creció un resentimiento hacia la raza humana, que fue creciendo a medida que crecían sus éxitos laborales -única cosa por la que la gente se digna a mirar de nuevo al susodicho, pero con otros ojos-.

Mientras nadie se daba cuenta de su triste existencia, tampoco nadie se daba cuenta de la rica personalidad que tenía dentro, de su gran sentido del humor, de muchas cualidades que muy pocas personas tenían y que podían hacer de él un buen compañero, un buen amigo, un confidente... Llegado el momento del deslumbramiento personal, cuando ascendió de manera vertiginosa en la vida, cuando no sufrió ningún tropiezo y tuvo la fortuna de seguir entero y de una pieza, esa rica personalidad llena de facetas empezó a pervertirse en otras menos agradables. Como si el mundo le debiera algo, en vez de volcar sus frustraciones en quien le hizo daño, pensó que todo el monte era orégano y decidió ser maquiavélico con todos cuantos le rodeaban. Fue cruel, fue sádico, y empezó a disfrutar del dolor ajeno. Si se acercaba a alguien, era porque quería algo de él, sin nada a cambio. Cuando conseguía lo que se proponía, era capaz de meter a esta persona en un embrollo, como agradecimiento. Si tenía un problema, lo pagaba con cuantos estaban cerca de él, imponiendo sus criterios -pobres y egoístas-, haciendo que la gente que lo rodeaba fueran vendidos ya no al mejor postor, sino según las reglas de un juego cruel en el que él disponía de las reglas a su gusto.

Las mujeres no se salvaban. De objetos inalcanzables, imposibles, pasaron a ser objetos sexuales. Omitía sus nombres para llamarlas siempre con muletillas, para no meter la pata cuando estaba con una y la llamaba con el nombre de otra. Ninguna era lo suficientemente buena para él, ninguna era persona, nadie era nada, sólo él, él, que tanto sufrió de adolescente y quiso demostrar que era alguien.

Años después, en pleno éxito profesional, sin problemas económicos, dejando atrás las tristes y maleables personalidades de la adolescencia, nos encontramos con un ser aún más triste y vacío del que vimos hace años. Y lo peor de todo, es que sigue solo, pero esta vez de verdad. Hace años no quiso rodearse de la gente que de verdad le apreciaba, sino de la gente que él aspiraba a ser, con la que quería ser alguien. Hoy en día, propio y ajeno ven que donde no hay nada bueno, es mejor alejarse, por lo que su soledad es cada vez más grande, tan grande como el entorno que le rodea, cada vez más lejano, cada vez más pequeño, hasta hacerlo desaparecer algún día.

Hace años, cualquiera que lo mirara, encontraría a un chico normal, corriente, como todos, como yo, como tú... Tenía sueños, tenía encantos, tenía toda una vida para vivir. Hoy en día, en cambio, encuentras a alguien solitario que aún piensa que la humanidad le debe algo. No sabe que su época de vacas gordas está a punto de finalizar. No sabe que la vida a veces te da un varapalo que no te esperas. No quiere darse cuenta de lo solo que está, por lo que llena cada ausencia con un adicción que justifica de manera poco convincente. Pero sigue solo, y seguirá solo, porque la gente no cambia. Seguirá solo hasta su muerte y nadie confiará en él, y nadie lo verá con otros ojos diferentes al odio o resentimiento.

Y todavía aún no se da cuenta de que, por muy rodeado que esté de gente, siempre estará solo.

A Raúl. Porque los gusanos se convierten en mariposas... pero no al revés.

3.11.07

¡El juego del Fraidei! (actualizado)

¡SI! Lo habéis leído bien. El Fraidei, sección histórica en el blog de Silvia, tiene su juego. Después de años de investigaciones y estudios minuciosos, después de sobornar al portero de todos los archivos electrónicos históricos del mundo -hay que ver lo que se consigue con una simple bolsa de pipas-, de desentrañar los misterios de la red y adoptar la forma de virus -es fácil, sólo hay que ponerse, pero acabas con un dolor de espalda...-para introducirme en el entramado de información clasificada de millones de empresas tecnológicas que sabrán mucho de tecnología pero dejan siempre abierta la ventana del servicio de caballeros, lo logré.

Que lo disfrutéis...<-- (pinchad en el enlace)

Ps: Por si alguien no se ha dado cuenta, el post se lo dedico a Silvia (enlazada a la izquierda). Es que lo ví, me acordé de ella... y luego pasa lo que pasa. Qué menos, ¿no?

1.11.07

Incongruencias en el día de difuntos.

Siempre me ha llamado la atención la palabra incongruencia. Copio:

Incongruencia:
1.Cualidad de incongruente
2.Cosa que resulta incongruente

...Vamos, que más claro agua. Si mi vida dependiera de esta definición, la jodido hemos. Sólo al ver el sinónimo, se despeja toda duda:
Sin. 1. y 2. Incoherencia.

La palabra ya de por sí es fea, y mi curiosidad por ella es más estética a la hora de pronunciar -suena mu mal-, pero ¿y lo bien que quedas al utilizar un vocablo tan culto? Quedarás ideal de la muerte, pero cuando no sabes de qué va la palabra y es la primera vez que la oyes, se te queda cara de panoli y corres a buscar el significado. Con las prisas, puedes leer sólo las dos definiciones primeras. Como tu vida sigue sin tener sentido, entonces es cuando recurres a los sinónimos. Y bingo. Puedes seguir viviendo después de hallar la solución a esa incógnita que no te dejaba vivir.

¿Y qué pasa si no vives? Pues que estás muerto. Y por eso, en un día como hoy, aplico la palabreja para preguntarme algo que no es que no me deje vivir, pero si me resulta incongruente:

...¿Por qué nos dan miedo los muertos en cualquiera de sus variantes -apariciones fantasmales, películas de terror, relatos de miedo... no sea que se nos aparezca alguno cuando estemos a solas- y en cambio ahora todo el mundo gusta de disfrazarse de muertos, zombies, vampiros y la leche en bote?

Y todos dicen qué diver, qué risa... Si, si... llega a casa y, a solas, ponte una peli de cague. a ver si la risa que te viene es la floja o cuál.

Vale que hay que santificar las fiestas. Todas. No hay que dejar ni una libre. Pero el Jalogüin, para los guiris.

Es una incongruencia que me supera. Vale, soy una sosa. Lo seré. O no.