28.10.07

Efectos retardados.


Ayer fue el día del Corrector de Textos (jaté, hay día pa tó). No doy ni una, nunca escribo sobre el "día de... (ponga aquí lo que guste". Yo intento seguir teniendo buena ortografía y evito, en la medida de lo posible, sucumbir a la abreviación de palabras e imitación de fonemas con letras. Dice mi madre que todo lo malo se aprende, y es cierto, pero en este caso creo que vencerán las buenas maneras. En otras cuestiones, no diré jamás de este agua no beberé, ni que este cura no es mi padre, pero en esto... creo que si durante dos años y medio de blog he mantenido el tipo, supongo que ya es porque la ortografía se ha instalado en mis genes y, a estas edades, hay cosas que no se van ni con agua hirviendo. Y ni ganas de que se vayan.

Lo que pasa es que esto de la escritura es algo que parece que hay que reclamar. A mí me cuesta recordar diptongos, triptongos e hiatos -por si no os acordáis... yo tampoco-, así como ciertos acentos diacríticos, que ahora están, y luego los hacen desaparecer (como es el ejemplo de SOLO y SÓLO: ya no se acentúa ná), o palabras que se acentuaban, y luego dijeron que ya no hacía falta, que pa qué (FUÉ está mal escrito, dicen, que ya no lleva acento...).

A mí con las reglas de ortografía me pasa lo mismo que con el padrenuestro: yo uso lo que aprendí de pequeña, y si está mal, que me lapiden si tienen narices, y si me pillan. Total, aprobada ya estoy en mis estudios, y al infierno iré rece lo que rece -si es que existe, que ésa es otra-. Aunque cuando los medios de comunicación son los primeros que te dicen "halaaaaaaaa, qué burradas se escriben", para luego meter la gamba hasta las cejas, o cuando compras un libro y te entra la risa floja al ver tantas y tantas faltas -os asombraríais-, te preguntas que en qué quedamos. A la ortografía no se le da ya la importancia de antaño. La gente quiere saber más de tipos de interés (o de tipos o tipas interesantes je je), que de acentos, tildes, si lleva hache o no...

Que jamás se diga, si caigo derrotada -que no creo-, que no lo intenté. O tal vez escribo tantas veces sobre lo mismo para reafirmarme o autoconvencerme. A saber. Lo importante es estar en paz contigo misma y, por muchas reglas que cambien a su antojo o comodidad, saber que, lo que aprendes de pequeña, suele quedarse para siempre.

Por cierto: la foto que ilustra el post fue tomada en la Plaza Mayor de Madrid. Está "mal escrito" el cartel, pero es por imitar el acento andalú. Ya la puse en mi otro blog, de ahí sale, y porque es mía. Un cartel gracioso para hacer un guiño al día del Corrector de Textos.

Y un detalle: en la facultad había un profesor de cierta asignatura, que anunció el primer día que daba igual lo bien que nos saliera un examen con él, porque como viera tres faltas de ortografía, seríamos suspendidos, alegando que en la universidad no se puede tolerar tener esa ortografía. No le falta razón al hombre, yo no sería tan radical, pero tengo que reconocer que yo saqué un notable.

Sed felices!

2 comentarios:

ileniaz dijo...

Yo también intento no abreviar y mantener acentos, me está costando pero poco a poco espero volver a recuperar lo que aprendí en su día.

Mentalizada dijo...

Jolines, pues anda que no cuesta!! Sin darse uno cuenta, empieza a cambiar "Q" por "K" y ya la has cagado!! Por lo que le leído tuyo, eres fuerte, porque no caes en la trampa! Envidia me das, ocheeee!