29.8.07

Las comparaciones no son tan odiosas.

Tener (o no tener) un trabajo es como cuando por fin consigues hacer algo especial con el chico de tus sueños y te pide el teléfono. Primero, estás con ese come-come de ¿me llamará? ¿no me llamará?, mientras que te vas a cualquier sitio con el móvil, por si suena. Estás cagando con el móvil en la mano, te duchas con el móvil al lado de la bañera, estás probándote el corsé ortopédico, con el móvil en los dientes, no sea que llame y pierdas la oportunidad de comprobar que no sólo se acuerda de tí, sino que también tiene aún tu número.

Yo me siento como si tuviera un noviete nuevo, apetitoso y suculento. Después de tanto tiempo en la más triste de las sequías -en ambos supuestos-, estoy muy superyupianimada por si suena el móvil y oigo lo que quiero oir. Pero, suponiendo que el trabajo es un tío, el cabroncete no me llama y yo ya empiezo a perder la paciencia. Que estamos a miércoles ya, que septiembre es ya mismo... Los días pasan y, me fastidia un poquito (por no decir que me jode un montón) que esté yo viendo un horizonte por fin, un puntito de luz y esperanza, un clavo en el que asirme, un árbol crecido en la adversidad de un barranco, en el que aferrarme por ser a corto plazo. Pero no. Aquí no me llama nadie, sólo para cursos idiotas en pueblos que están más allá del plus ultra, y yo ya no tengo uñas, yo ya no tengo dedos... De hecho, estoy escribiendo con los muñones de mis codos, porque estoy de un histérico... Lo mismo mañana ataco ya las uñas de los pies, porque esto no puede serrrrrrrrrrrrr...

Como un trabajo es como un amorsote nuevo, o por lo menos lo parece, cercano a corto plazo, con la desesperación se me reviene todo. Estoy susceptible, dice mi madre. Joer, es para estarlo. Que ya llevo demasiados meses que trabajo menos que el ángel de la guarda de los Kennedy. Jopeta -como dicen por ahí en plan fino-, que una ya quiere tener algo estable.

¿Lo de las bolsas de interinos de las oposiciones que aprobé? (WHAHAHAHAHAHAHJAJAJA... que me ahogo) ¿Y yo qué sé? ¿Acaso estaría así si supiera algo? ¿Veis? Otro sitio del que tampoco me llaman (y ésos son capaces de convocar nuevas oposiciones antes de llamar a nadie, que no veáis lo que se oye cuando trabajas en las administraciones varias de nuestra patria querida)

¿O es el móvil, que no me funciona? Ay, Manolo, que me estás defraudando...

Así que los trabajos son como los chicos de nuestros sueños. Me tengo que conformar con seguir esperando, porque a lo mejor, cuando ya lo tenga, pienso para mis adentros (y sin que me oiga nadie) :Pisha, que no se parece ni en pintura con lo que yo esperaba y mucho menos con lo que pintaban.

Huy, un apretoncillo... Tengo que irme. Pero no pasa nada, Manolo me acompaña. Nunca se sabe a qué horas te pueden dar la sorpresa...

4 comentarios:

LaReinaDelSur dijo...

Neniiiiii!!!
Muy buena comparación! Jajajaja Me he reido mucho imaginándote móvil en mano en todas esas situaciones!
Tu no desesperes. Llamarán, estoy segura. Y si no lo hiciesen serían unos imbéciles de cuidao!
Tú repite en voz alta: Me van a llamar, soy la mejor. Me van a llamar, soy la mejor. Me van a llamar, soy la mejor.

Un besote!!!!

P.S.: En mi blog hay algo para tíiiiiiiiiiii

Anónimo dijo...

Eufra!!!!! Animo! es una putada estar pendiente de esa manera pero no desesperes! también el curro es como los chicos, si no te llaman seguramente es que no merecia la pena (aparte de que son unos cabrones y otros improperios que no voy a poner acá).

Besotes y animo!

Satrústegui dijo...

Coincidiendo con Jabi, hay que decir que normalmente los pretendid@s son unos cabron@s. Así que, no te desanimes si no te llama, hay más peces en el río.

La comparación ha sido espléndida querida Eufrasia, congratulations!

Unknown dijo...

Yo sé más que nadie como se siente uno cuando está esperando un trabajo y no llega (yo me pasé siete años sin tener trabajo después de cinco de ilusionada carrera). Pero la verdad es que ahora tengo canguelis cuando me convocan para cubrir plazas porque pienso lo bien que estoy en casa, sin aguantar a niños de papá, malcriados y maleducados. Supongo que siempre se añora aquello que no tenemos. Es como ser morena y desear ser rubia y así un sinfín de cosas en la vida. No desesperes.