31.8.07

Afortunada en el juego...


Este blog es para una selecta minoría. Tengo que darle las gracias a todo el mundo (snif) que me ha apoyado en tan duros momentos, y a todos los que me aguantaron en los grandes momentos. Quiero dedicarle este Oscar a alguien que, sin su ayuda, no hubiera llegado a donde estoy. Se lo dedico a mi profesor Emerenciano Fletillo. Y es gay.

Ps: Basado en una escena de "In and Out".

Ps2: ¿Quién dijo que pensar mucho no era bueno? Pues mira por dónde, me han nominado por hacer que los demás piensen (cosas bonitas, espero)

PS3: Os nomino a todos los que estáis enlazados, cinconsecuencias (¿veis? he nominado a cinco)


Como dicen los Gomaespuma, enhorabuena a los premiados. Y gracias a LaReina, que fue ella la que me metió en este prestigioso galardón (digo yo)

Y de nuevo, gracias.

Ah, por cierto: sigo sin trabajo. Dicen que es mejor saber que creer. Yo creía que no me iban a llamar, pero ahora sé que no lo harán. Otra persona ha sido la afortunada. Cachis... Menos mal que la semana que viene empieza septiembre...

El Thinking Blogger Award es una especie de premio o reconocimiento, surgido de la iniciativa de un blogger estadounidense con la única finalidad de dar a conocer otros blogs que nos hacen pensar.(¿ah, si?) (¿yo hago pensar?)

Es decir, si eres uno de los escogidos has de corresponder “nominando” a otros cinco y, por supuesto, colocar el galardón en tu blog (colocado en primera fila) (¿te pagan algo por ello?)

Estas son las condiciones que las puedes o no respetar:
1.- Si alguien te otorga el premio, escribe un post con los 5 blogs que te hacen pensar.
2.- Enlaza el post original, así la gente puede encontrar el origen del mismo.
3.- Exhibe o muestra el “
Thinking Blogger Awards” con un enlace del post que tu mismo escribas. Hay dos modelos de botón para mostrarlo en el blog, plateado o dorado, tu solo has de escoger el que más te guste o mejor combine con tu blog.

29.8.07

Las comparaciones no son tan odiosas.

Tener (o no tener) un trabajo es como cuando por fin consigues hacer algo especial con el chico de tus sueños y te pide el teléfono. Primero, estás con ese come-come de ¿me llamará? ¿no me llamará?, mientras que te vas a cualquier sitio con el móvil, por si suena. Estás cagando con el móvil en la mano, te duchas con el móvil al lado de la bañera, estás probándote el corsé ortopédico, con el móvil en los dientes, no sea que llame y pierdas la oportunidad de comprobar que no sólo se acuerda de tí, sino que también tiene aún tu número.

Yo me siento como si tuviera un noviete nuevo, apetitoso y suculento. Después de tanto tiempo en la más triste de las sequías -en ambos supuestos-, estoy muy superyupianimada por si suena el móvil y oigo lo que quiero oir. Pero, suponiendo que el trabajo es un tío, el cabroncete no me llama y yo ya empiezo a perder la paciencia. Que estamos a miércoles ya, que septiembre es ya mismo... Los días pasan y, me fastidia un poquito (por no decir que me jode un montón) que esté yo viendo un horizonte por fin, un puntito de luz y esperanza, un clavo en el que asirme, un árbol crecido en la adversidad de un barranco, en el que aferrarme por ser a corto plazo. Pero no. Aquí no me llama nadie, sólo para cursos idiotas en pueblos que están más allá del plus ultra, y yo ya no tengo uñas, yo ya no tengo dedos... De hecho, estoy escribiendo con los muñones de mis codos, porque estoy de un histérico... Lo mismo mañana ataco ya las uñas de los pies, porque esto no puede serrrrrrrrrrrrr...

Como un trabajo es como un amorsote nuevo, o por lo menos lo parece, cercano a corto plazo, con la desesperación se me reviene todo. Estoy susceptible, dice mi madre. Joer, es para estarlo. Que ya llevo demasiados meses que trabajo menos que el ángel de la guarda de los Kennedy. Jopeta -como dicen por ahí en plan fino-, que una ya quiere tener algo estable.

¿Lo de las bolsas de interinos de las oposiciones que aprobé? (WHAHAHAHAHAHAHJAJAJA... que me ahogo) ¿Y yo qué sé? ¿Acaso estaría así si supiera algo? ¿Veis? Otro sitio del que tampoco me llaman (y ésos son capaces de convocar nuevas oposiciones antes de llamar a nadie, que no veáis lo que se oye cuando trabajas en las administraciones varias de nuestra patria querida)

¿O es el móvil, que no me funciona? Ay, Manolo, que me estás defraudando...

Así que los trabajos son como los chicos de nuestros sueños. Me tengo que conformar con seguir esperando, porque a lo mejor, cuando ya lo tenga, pienso para mis adentros (y sin que me oiga nadie) :Pisha, que no se parece ni en pintura con lo que yo esperaba y mucho menos con lo que pintaban.

Huy, un apretoncillo... Tengo que irme. Pero no pasa nada, Manolo me acompaña. Nunca se sabe a qué horas te pueden dar la sorpresa...

25.8.07

Agosto y llueve.

Este agosto no es de los peores que he vivido, climáticamente hablando.

Hace unos añitos, nos fuimos a un pueblo de la costa de fiesta. Era agosto, principios para más señas, y hacía una calufa que te-ca-ga-bas-vi-va. Pues iba yo de lo más mona hacia el coche del conductor cuando -fshhhhh- empieza a llover de mala manera haciendo que, antes de llegar al coche -que estaba en la acera de enfrente-, ya estuviéramos todos chorreandico. Una pena. Cuando subimos al coche, y antes de que arrancara, ya había escampado. Cachislá, dijimos. Ya podía haber llovido un minuto después. Pero era verano, hacía calor, y pronto las humedades de nuestros harapos quedaron en el olvido.

Íbamos por la carretera cuando ¡hala!, otra vez a llover. Tuvimos que parar en el arcén. Bueno, nosotros, y todos los conductores, porque era imposible ver nada de la que estaba cayendo. Estuvimos así todo el camino, de via crucis: un ratito en marcha, y una paradita porque llovía demasiado para seguir. No sé cómo no nos cansamos y volvimos a casa. Bueno, si que lo sé: era un sábado de agosto, y queríamos fiestaaaaaaa.

Al fin llegamos a nuestro destino. Había llovido también. Pero había llovido de tal manera, que los bomberos estaban achicando el agua de los pubs, que están en una especie de subsuelo. Íbamos flipaos. En cosa de cinco minutillos, llegó una cosa que se llama galerna (creo), que es un descenso brutal de las temperaturas en poco tiempo. Dejó de ser una noche de tirantes para cambiar tu reino por un abrigo, por lo menos. Nos tomamos una copilla en algún bareto de suelo seco, para entrar en calor, porque íbamos cagaítos, y nos metimos en una discoteca con ganas de fiestaaaaa.

Pero se fue la luz. Toda la discoteca llena de peña, y tuvieron que encender unos generadores de emergencia, al tiempo que decían por los altavoces "Somos los únicos que tenemos luz en el pueblo", ante el jolgorio de los allí presentes. La luz se fue unas tres veces más, pero apenas se notó. Fuera llovía, y tampoco nos apetecía haber pagado una entrada para ver llover desde la puerta.

Ya era el alba cuando decidimos irnos a desayunar por ahí. Cuando salimos a la calle, nos llevamos la sorpresa: el párking era un inmenso lago. La mitad de los coches estaban inundados. Algunas personas intentaban arrancar el coche sin éxito. Desde luego, había llovido. Pero con ganas, y nosotros sin enterarnos (si no te asomabas, no veías si llovía o qué, pero no vas a la disco para ver llover). Así que nos arremangamos las faldas y los pantalones, y decidimos estropearnos los zapatos caminando con el agua hasta las rodillas, rumbo a un coche que no sabíamos si seguiría donde lo dejamos o qué. El coche estaba. El conductor -llamadlo suerte- lo había dejado en una calle que tenía una ligera subidilla, cosa que evitó que el agua llegara a entrar dentro del motor. Le dejamos el suelo y las alfombrillas hechos una pena, pero no nos apetecía volver a casa con los pies fuera de la ventanilla.

El regreso a casa fue una odisea. Tuvimos que tomar otro camino para salir, porque medio pueblo estaba inundado, y no era cosa de tentar a la suerte.

Al llegar a casa, me zambullí en la cama. Pasamos de desayunar, porque ya había amanecido, y con los pies congelados, y con el mal tiempo que hacía, el cuerpo te pide dormir calentita en vez de un cafelito.

Moraleja: Yo tengo un grave problema con el agua. Me sigue.

Al lunes siguiente, llegamos a los cuarenta grados y estuvo tres meses sin llover.

Ps: Tras unos días de asueto en mi pueblo natal, retomo a mi labor no remunerada en el blog. Y, si la suerte me acompaña, lo mismo la semana que viene me darán la noticia de que tengo labor remunerada en una empresa mu grande. Os mantendré informados, claro.

PS2: La entrevista ya la he hecho. Sólo queda que me digan si estoy nominada o no. Gustarles, les he gustado -tengo un ¿gran? currículum, me dijeron-. Es un buen trabajo, sólo que me tengo que desplazar un poquito hasta que me destinen a mi puesto definitivo.

Ps3: Seguro que lo de mi trabajo de este invierno les ha convencido. Estoy completamente segura. Si me cogen, será por eso. Y por que atraigo el agua. Lo sé. Lo noto. Lo huelo.

Ps4: Es que encima el puesto de trabajo tiene que ver con el agua.

13.8.07

Mejor una canción.

Hace tiempo, escuché una canción preciosa por la tele. La sorpresa, era quién la cantaba. Entre el aturdimiento de quién y la grata satisfacción del qué, mi mente tarareaba la música. Hasta que, por fin, me he decidido ir a por ella.

Me hace sentir como si retrocediera en el tiempo, como si me transportara a otro sitio... En otras palabras, que me encanta. La escucharé unas tres millones de veces antes de aburrirme de ella -que todo puede ser en esta vida-, pero de momento, me sigue poniendo los pelos como escarpias. Y eso que sólo la he escuchado cincuenta y ocho veces seguidas.

No puedo ponerla en el blog, porque es que no sé ponerla (ji ji, qué burra y qué vaga) Pero seguro que en el emule la encontraréis.


Sólo hay que poner "Meglio na canzone" y... cuando veáis quién es el otro cantante, sabréis que ésa es.


Sorprendente. O no. Total, por gustos... Y mis gustos, como todo el mundo sabe, son pésimos :D

11.8.07

En el coche de papá nos iremos a pasear.

Desde pequeña he tenido un problema muy grave y muy molesto: era ver el coche, y ponerme mala. Y no digamos cuando me subía... Y ya, si llegaban curvas, era el acabose. Cual niña del exorcista, iba salpicando con cada bote. Mi madre, muy precavida, siempre llevaba bolsas y toallas para mi porque, casualidades de la vida, yo era la única que se mareaba.

Cada viaje me suponía un trauma. Tal cual. Me ponía tan mala, que cuando mis padres tenían claro que nos íbamos, y ya tenían decidido el día, podía pasarme los días con el estómago revuelto sin apenas probar bocado. Una de las veces acabó con un ayuno prolongado, porque era incapaz de ingerir algo. Sabía que cuando me subiera al coche, me pondría malísima. Y qué razón tenía...

Ni chicles, ni pastillas, ni dormir, ni ná. Toda yo era un misterio de la ciencia. Ningún medicamento me aliviaba, ni ningún método casero tampoco. Me aconsejaban oler colonia, y yo, que soy de nariz finísima, acababa atufá de las esnifás que me pegaba. Y daba igual que cambiara de marca, porque el resultado era el mismo: una gran y asquerosa pota.

Más que de viaje, parecía que íbamos de viacrucis, porque a cada curva, mi padre tenía que soportar mi "paraparaparapara", ya que a los tres kilómetros -aproximadamente- de cada inicio de viaje, yo ya había agotado las reservas de bolsas, toallas, y el asunto comenzaba a desbordarse. Y es curioso que, para lo poco que comía, mi estómago tuviera tanta sustancia (por llamarlo de alguna manera)

Otra persona, un día, me aconsejó que viajara con una piedra en la mano, porque seguro que no me marearía. Un remedio de la abuela, un remedio de pueblo, que ni mataba, ni curaba, pero yo lo probé. Ná. Que las piedras no tienen poderes curativos, por mucho que digan.

Así que fuí creciendo hasta cierto punto. Estoy segura de que, si no me hubiera mareado tanto, ysi tampoco me hubiera regüelto el estómago tanto, yo ahora sería una chica mucho más alta y lozana, fruto de las proteínas y vitaminas que, por desgracia, mi cuerpo no pudo retener en aquellos tiempos.

Y no os creáis que el coche era lo único que me ponía a punto de la muerte. Cualquier medio de transporte era suficiente para dejarme KO. El peor, el barco. Con deciros que me mareo con el patinete de la playa...

Ahora soy de tamaño normal, soy miope, y sólo me mareo en contadas ocasiones. En muy contadas ocasiones. Aún así, no me gusta el coche, pero vale. Puedo hacer 2014 kilómetros sin vomitar ni una sóla vez. Puedo viajar en el tren y leer al mismo tiempo, en cualquier posición, sin marearme -cosa que en el coche ni lo intento, porque es retroceder en el tiempo-. Con el autobús aún no he podido. Sigo mareándome, pero como tampoco tengo ocasión de tener que pillar alguno, de eso me libro. En avión, soy feliz. Sobran las palabras. Pero yo no sé qué le ponen a los patinetes de la playa que hacen que me ponga malísima.

Y hay tres métodos para marearme en coche en la actualidad: muchas curvas, un mal conductor, o que el coche sea nuevo -por el olor, no lo soporto-.

Y luego mi madre me pregunta que porqué no tengo el carnet del coche. Mami, es un pequeño trauma infantil...

9.8.07

Todo gran camino comienza con un solo paso.

Mi padre tuvo una idea el lunes a la hora de la merienda: quería invitarnos a comer, así que pilló el coche, metimos lo imprescindible, y nos largamos. Pero nos largamos-largamos.

Cuatro horas después estábamos en Madrid, pero sólo vimos mucho tráfico, muchos carteles y un túnel mu regrande. Dos horas después nos hospedamos en un motel de carretera de la provincia de Ávila para pernoctar. Habíamos atropellado ya unos cien millones de topillos (y no exagero) que, suicidas, quería cruzar la autovía cuando pasábamos nosotros (lo de la plaga es cierto: en Castilla y León tienen un gran problema) Y la A-6 tiene un detalle muy curioso: durante muchos kilómetros, alternas províncias. Unas veces estás en Segovia, y otras en Ávila. De ahí que pueda afirmar que he estado muchas veces en Segovia, y muchas en Ávila (jua jua, qué malo...)

Cuando nos levantamos el martes, nos detuvimos un par de veces, una de ellas en Ponferrada, a tomar café y a respirar aire puro. Nada más salí del coche, casi me muero congelada allí porque hacía frío. Viva el Bierzo. Así que cuando terminamos, seguimos caminito. Vimos el pueblo de Cela -Iria Flavia, para quien no lo sepa-, con su fundación, y su busto y su todo. Vimos ríos tremendos. Vimos y sufrimos en propias carnes el macizo galaico. Y continuamos hasta... cierta ciudad... (je je) que tiene un camino... (je je) y un apóstol... (je je) y muchos peregrinos... (je je) y entramos en la catedral... Mi madre quería que abrazara al apóstol (JA JA), pero entre que yo no soy propensa a abrazar desconocidos, y que había una cola que tumbaba de espaldas, como que pasé. Eso sí: ví muchísima gente, y disfrutamos de un día soleado (ojo: he dicho soleado, no cálido) Tras la visita de rigor tan importante, buscamos el coche (je je, nos perdimos buscando el párking, que estaba frente a la facultad de medicina, pero no pienso decíroslo) (sufrid por esta duda whahahaha), y seguimos caminito... hasta... Vigo.

Y en Vigo... la jartá. Bueno, yo no, los demás si. Veía a las cigalas vivas en sus acuarios, a los centollos moviéndose también... Me daba repelús, porque no me gusta el marisco, pero ahí todo el mundo se puso como el kico. Y de qué manera... Eso si: en Vigo hacía una temperatura muy buena. Vimos la ría y el puerto, dimos un paseo por allí y tal... Al mirar hacia la otra parte de la ría, me acordaba de unos versos de Rosalía de Castro de los que me acordaba desde el cole que decían: "Vexo Vigo, vexo Cangas..." Hasta que a mi madre se le ocurrió algo que me quedé con las ganas de hacer el año pasado...

Pillamos el coche de nuevo (yo ya estaba de coche hasta las meigas), y ale, otra vez para abajo... hasta que volvimos a detenernos para dormir (esa costumbre que tenemos los humanos) casi en la sierra de Guadarrama.

Y esta mañana (bueno, ayer) hemos estado en Fallen´s Valley (Valle de los Caídos, pa tol mundo) de gratis, porque los miércoles son gratuitos para los de la UE los monumentos que conforman el Patrimonio Nacional. Así que hemos catao funicular, tumbas y esculturas. Una obra faraónica, vamos, pero tiene goteras. Lo que yo diga...

Y después, hemos visitado el monasterio del Escorial, he alucinado con su biblioteca, y nos hemos dejado caer en la Casita de Príncipe (también by the face las dos cosas), que es una pijada por completo, con un parque enorme que tiene muchas ardillitas.

Ya que estábamos, yo he dicho de ir a Segovia, pero mi madre estaba mataíta (la ancianidad, es lo que tiene...) así que nos hemos güelto. Qué aguafiestassssssssssssss...

A ver si cuelgo las fotos que he hecho.

Ahora, me voy a la piltra.

Total, sólo han sido 2014 kilómetros en tres días... Eso sí: tengo el culo completamente plano. Se ha borrado la raj... Bueno... ya me entendéis...

Nas noches!

Ps: He corregido unas erratas en mi narración.

Ps2: Debido a estas erratas, puedo decir: No soy más lista que un niño de primaria (pero esperad a que pasen los años, y a ver ellos si siguen sabiéndolo todo...) (con lo empollica que era yo en el cole...)

6.8.07

Jiuston: tenemos un problema.

Todos tenemos un pequeño trauma desde pequeños. La infancia nos ha dejado una espinita que no hemos podido superar. Si pensáis un poco, vosotros también. Reconocedlo, canallas...

La mía es una historia manga que ví en la tele, ni sé el año, ni ná, pero trata de algo tal que asín:

Un matrimonio no puede tener hijos y tiene uno, ya ancianos, que sale de un huevo (tal cual). En la aldea hay cuatro dragones que son más malos que un dolor de muelas, y necesitan sacrificios del pueblo para que no les hagan nada. El niño, cuando crece, mata a los dragones y su padre, como castigo, lo mata a él por las represalias, pero el niño resucita como un dios... y ya no me acuerdo de más.

Un dato: el niño se hace un cinturón con la espina dorsal de los dragones.

Otro dato: Cuando resucita, el niño tiene en los pies como unas bolas de fuego.

Uf, sigo en un sinvivir desde que llevaba trenzas por esta historia, porque como no sé cómo se llama... Es por verla de nuevo, y ya podré morirme tranquila...

Ps: Y si me muero antes... volveré desde mi tumba para vengarme por no haberme ayudado. Ale.

ACTUALIZACION: Ya puedo de morim-me. Como me aburro y eso, he estado hurgando de nuevo por internet, y la he encontrado. Para quien quiera saberlo, la película se llama "Nezha Conquers the Dragon King".

Ps de la actualización: Jo jo jo... qué buena soy encontrando cosas por internet XD (¿leerán esto los de RRHH cuando vuelvan de vacaciones?)

5.8.07

Desvarietés.

-¿Y qué hace esa pistola?
-Dispara.
-Acabáramos...
-¡Qué cosas se inventan para no trabajar...!
-Ya te digo...

Ps: Chiste inventado en pleno fragor etílico a base de cañitas por uno de los asistentes a la cena de esta noche.

Ps2: Por supuesto, la única que se ha reído he sido yo (y me he tronchao :P)

2.8.07

Modas y modas.

El año pasado, ahora no me acuerdo del suplemento dominical de qué periódico nacional -toma rima- apareció un reportaje sobre una modelo que no es como las demás: Crystal Renn.

La peculiaridad de esta chica es que la talla que luce dista mucho de ser la del resto de la fauna. Como somos un número para las casas de ropa, las modelos normales son un 45 y ella es un 75. Y no es una bola, ni alguien monstruoso... Alguien pensó que el resto de la población mundial femenina que no nos dedicamos a la moda teníamos una oportunidad para llevar la misma ropa que las anoréxicas éstas, por lo que con mucho morro, colocó a esta chica en una pasarela y la vistió con lo que venden a otras que tienen la talla Barbie. Y no os penséis tampoco que fue un diseñador de poca monta, sino que, por ejemplo, Gaultier. Casi ná. Y el resultado no es que fuera espectacular, sino que fue como vernos a cualquiera de nosotras por la calle. Basta ya de tallas únicas. Una 44 le puede sentar a alguien mejor que una 38 porque, como todo el mundo sabe, sólo es cuestión de curvas. Alguien que lleve la 46 no tiene porqué tener michelines ni flotadores, es cuestión de complexiones. Y teniendo en cuenta que supermodelos sólo hay ocho en el mundo -de medidas "perfectas", de físico "espectacular"-, para qué aspirar a tener su tipo, siendo que nuestra talla es la más normal y la más utilizada.

Como nací descompensada, yo utilizo más talla en camisetas que en pantalón, y durante unos años fue un auténtico problema encontrar una simple camisa. Para que me viniera bien de pecho, me venía enorme de hombros. Pero eso ya pasó. Hay quien no se entera, y sigue con sus tallas únicas, mientras que otras casas -por ver que las que oscilamos la 44 somos legión-, han visto su manera de captar clientela. Y no nos hacen un favor, sólo es cuestión de cambiar su mercado porque, a fin de cuentas, lo único que les interesa es ganar cuanto más mejor.

Así que mientras miro el catálogo de la cadena de ropa que comparte esta chica con las hermanas Cruz, me sorprende que alguien, a estas alturas, crea que la perfección existe. Si se supone que las modelos y las estrellas ya no tienen nada que retocarse, y que son divinas de la muerte, mucha gente se sorprendería -y lo hará- al enterarse que nadie, NADIE, se libra del fotochop cuando aparece una foto suya en una revista o en un catálogo, por muchas horas de maquillaje que hayan aguantado.

La perfección existe. Sin fotochop. Mírate en el espejo, y la verás.

Ps: Me he comprado una camiseta que realza mi cuello y mi escote, sin enseñar, y cuando me la pongo, pienso: no se me nota el flotador. Qué bien. Estoy perfecta. Estoy divina. Cómo me quiero...

1.8.07

Y luego dicen...

Supongamos que soy publicista.

En el anuncio que me han encomendado para una cadena de talleres de automóvil, aparecen tres tíos guapetones vestidos con sus mejores galas, mientras se toman unos cubatas. Hablan de lo horribles que les dejan los coches cuando van al taller, siempre con algún fallo. Uno de ellos dice que a él no le pasa, porque ha encontrado algo perfecto: tiene mecánica particular. Los otros dos lo miran alucinados: "¿nos la enseñas?", y aparece una chica muy guapa vestida con un mono de mecánico impoluto.

-"Veréis, veréis lo que sabe hacer"

La chica mete la llave de contacto... y el coche arranca. "Ooooooooooooooh", exclaman los tres con la babilla colgando. La chica le da a algo del salpicadero del coche y... "Oooooooooh", vuelven a decir, porque se han encendido las luces del coche. Se les van los ojos detrás de la chica, que ni habla, ni se mueve, y sigue con la misma sonrisa etrusca del principio del anuncio.

Al final, los tres amigos, ya convencidos, hablan de lo que les gustaría tener una mecánica así en un casa, con préstamos incluídos...

El día del estreno del anuncio, media humanidad me salta al cuello y me pone un millón de latigazos como castigo por machista.

...


Vale, ahora que alguien me explique qué coño es eso del anuncio del mayordomo, del algodón y de las tres peripuestas que salen. Porque que censuraran el que decía que celebraban con bombones que Felipe hubiera puesto la lavadora -siendo que es real como la vida misma, no conozco a ningún tío que la ponga porque sí-, no me parece correcto, pero... ¿por qué sigue emitiéndose este?

Eso si: cuando el mayordomo se quede sin empleo, que se pase por mi casa. Que tengo problemas para hacer la cama. O con el centrifugado de la lavadora. Ju ju ju