10.4.07

Perverso y variado.

Cuando la he visto, me ha llamado la atención el peso que había perdido en poco tiempo. Me ha sonreído en una mueca de alegría, extraña, puesto que siempre me ha mirado con sorna, y con una sonrisa que podía darle miedo a cualquiera, pero no a mí, porque nos conocemos. Las apariencias son sólo eso: apariencias.

He notado que quería hablar conmigo, cosa rarísima, ya que ella no suele detenerse a malgastar su tiempo de vida en alguien como yo -gracias a los dioses-, pero hoy he tenido que soportar su cháchara, que en poco tiempo se ha tornado en un interrogatorio.
-Tú tienes que saberlo, dímelo...
Pero no eran órdenes, sino súplicas. Yo sabía que su mejor amiga y ella habían discutido y ya no se hablaban, algunos detalles que me había contado la otra, pero yo no iba a soltar prenda, al igual que hice con la primera. Como me habían tratado de tonta durante tanto tiempo, ante ellas me comportaba como tal: no sé nada, no he oído nada, no me acuerdo.

Y se ha puesto a llorar delante de mí, explicando que aún no sabe qué les ha podido suceder para que ya ni se hablaran, después de tanto tiempo siendo amigas.

...Claro que, echando cuentas, yo la he tenido más tiempo de amiga, y precisamente fue ella la que le comió el tarro para que me hiciera el vacío a mí -a mí- que había sido la que, si me permitís el símil, las recogió cuando nadie las quería, y consiguieron echarme de la pandilla cuando cogieron confianza.

-A tí te ha tenido que contar algo, tú lo tienes que saber... ¿Qué le pasa?

Le daba igual estar en medio de la calle. La gente la miraba como si yo le hubiera hecho algo, porque no paraba de llorar. A mí me estaba dejando a cuadros, porque no sabía que yo era, de la noche a la mañana, la que se enterara de sus cosas y la que podía hacer algo para solucionar sus problemas. Pero no, nada más lejos de la realidad.

-Pero es que me he quedado sola...

Sola, como me quedé yo después de que ella atontara a una amiga a la que no había que insistir mucho para atontarla. Yo era la buena influencia. Ella la mala influencia. Está claro a quién prefería su madre, pero a esta amiga no hacía falta comerle mucho el tarro para llevarla por el mal camino, porque sabía ir ella solita sin ninguna indicación.

-¿Qué te ha dicho?

Le dije que no sabía nada, que lo que sabía era lo que se decía por ahí -que ya no se hablaban-, y nada más. Le he dicho que la vida era así, que había veces que no sabías porqué ocurrían las cosas, pero que las cosas ocurrían. Y me he ido de lo más tranquila, sin ningún remordimiento.


Después, he entrado a comprar en una tienda en donde, por casualidad, ha entrado el típico personaje que todo el mundo quiere matar, pero al que luego no le dicen nada. Hombre insoportable con niña repelente, a la que utilizaba como arma arrojadiza para cabrear a la gente, de la que no hacía más que burlarse. Ya sabemos que no se le puede decir nada a un niño cuando la culpa es del padre. Una mujer le ha llamado la atención al hombre y ha bramado en la tienda. Lo peor de todo, es que ha bramado en mi oído, dejándomelo atronao. Y se me ha cruzado un cable, y he acabado diciéndole al hombre que ya estaba bien de tanto grito. Buenoooooooo... cómo se ha puesto el gañán... Ha empezado a gritarme y he visto que tenía toda la pinta de ser uno de ésos que les gusta someter a las mujeres. Era como un duelo de titanes. No se ha callado, pero lo he amortiguado bastante, porque he acabado dándole su propia medicina: he empezado a burlarme de él por su comportamiento. Era orgullo. ¿Un tío así iba a salirse con la suya? je je je, por mí, no iba a ser. Así que cuando ha llegado mi turno, la de la tienda me ha felicitado por ser tan valiente, porque el tío se las trae, aunque es sólo apariencia. Me ha dado igual, porque por desgracia, he tenido que conocer a otros que sólo tienen apariencia, pero joder... hasta que te das cuenta, hay que ver la de cosas que aprendes para defenderte y plantarles cara, como es la de no bajar los ojos ante su mirada...

He salido de la tienda triunfal, con la conciencia tranquila. Había visto llorar a alguien que me había hecho llorar a mí años atrás y no me ha apenado en absoluto. Le había plantado cara al Perro Ladrador, un pobre diablo que no es nadie si no grita y acojona a alguien, y no tenía ni un triste remordimiento.

Seguía caminando por la calle y, ante mi frialdad ante estos dos incidentes, he pensado si me estaba volviendo de hielo. Un coche, detenido junto a un semáforo, me ha pitado. Una preciosa cara sonriente me ha saludado, pero la he ignorado. Cuando no podía verme la cara, he sonreído. Era Diego, con su preciosa sonrisa canalla, y su despreciable manera de ser, que me había disparado las pulsaciones por minuto.

No soy de hielo, ni lo quiero ser. Pero hay cosas que ya no me afectan, y eso es un avance.

1 comentario:

Satrústegui dijo...

Es esto un deliberado plan para llamar mi atención?
Es esto un deliberado plan por hacer publicidad a ese magnífico blog que es http://perversoyvariado.blogsome.com ?
Es esto un deliberado plan para apropiarse de la marca de tan ilustre sitio?

Bueno campeona, me alegra que por esas nobles tierras se esté impartiendo justicia.

Por cierto, un post le espera en mi humilde rincón. Creo que no se espera lo que va a leer.