21.2.07

La dura vida del opositor.

Yo no me considero una opositora literalmente. Yo soy de las que van estudiando poco a poco, sin horario fijo, y no diariamente. Claro que eso ha cambiado últimamente, teniendo en cuenta que ya tengo ahí el examen, bueno, uno de los exámenes.

Un opositor se toma tan en serio sus estudios, que tiene su horario fijo, su propósito diario. Yo no, porque a mí, como no sea que me apriete la cosa, no me pongo a ello en serio. Aún así, enriquezco mi vida con millones de cosas que no me ayudarán a aprobar un cochino examen, porque no me quiero arriesgar a perder tiempo de mi vida en opositar para nada. Hay mucha gente que está años estudiando para tener una plaza en la Administración, para al final abandonar. Chungo es, y duro, también. Pero vamos, yo opino que más años que hemos estudiado ya, no vamos a tener. Sólo falta el empujoncito final. Y luego... el dulce sabor de la victoria en forma, aunque sea, de inclusión en una bolsa de trabajo de interinos (en la que, si tienes suerte, aquí si puedes estar años ocupando un sitio si el poseedor de la plaza que te dan se jubila, se muere, o pide una excedencia, hasta que vuelva a convocarse esa oposición). Con mala suerte, te quedas sin trabajo porque termina tu función, o porque se suprime el puesto de trabajo... Claro que también están los enchufes que, como todo el mundo sabe, están más que prohibidos, pero en todos los sitios haylos, y a los que no tenemos trifásico, nos queda esperar a tener suerte y que haya una plaza para nosotros.

Los cutre-opositores como la que aquí escribe, sólo se acuerda de Santa Bárbara cuando llueve. Nos matamos a estudiar cuando vemos las orejas al lobo. Llevamos un retraso considerable respecto a los estudiantes en serio.

Otra cosa es la pasta que cuesta una academia. Yo me gasté una pasta gansa en apuntes que, esa es otra, cambian con el temario. Tengo más de ciento veinte temas de todo, y no todo lo que tengo me sirve para una oposición. En una academia, te dan los temas que van a pedir. Si vas por libre, te encuentras con que el temario está incompleto, porque se les ocurrió cambiar "El Tribuna Constitucional" por "La Administración Local". Y ves que de la Administarción Local apenas tienes, por lo que remueves cielo y tierra para dar con alguien que trafique con apuntes. Yo me gasté un pastorro en una academia de la que no pude estar más descontenta, ya que, aparte de lo que me costaba al mes, tenía que pagar por todo: exámenes, tests, fotocopias, apuntes... Una mierda, vamos. Hay otras que, con el precio, te entra todo, pero sólo falta saber si es de lo que tú quieres/necesitas, y puede ser que no sean presenciales. Que esa es otra: ¿te apañas con los apuntes, o necesitas ir a clase? Yo soy de las autodidactas, ya ví cómo funcionaba la academia y no me aportó nada nuevo en la viña del Señor. Me hace falta práctica (porque, además del test/examen a desarrollar, si lo apruebas, empiezan los exámenes prácticos), pero vamos, que todo sobre la marcha. Confío mucho en la divina providencia y en la chorra (más conocida por suerte) (je je je)

Así que si quieres opositar, primero tienes que tener ganas. Luego, saber qué quieres estudiar (por ejemplo, en mi carrera podemos optar por archivos, bibliotecas, museos o centros de documentación) (y prepararse de todo sería un sin vivir). Luego, estar dispuesto a asistir a clases en las que te sacan un pastorro ganso. Después, a ver pasar el tiempo hasta que saquen una oposición de lo tuyo, sin dejar de estudiar. Y cuando llega el examen, rezar para que te salga bien, o mejor que a los demás.

Claro que lo mismo un día te encuentras con un apadrinamiento de Florentino Pérez y todo esto lo dejas aparacado para los restos. Pero como eso no suele pasar -si no, fijáos en la menda lerenda-, pues nada, a trabajar en lo que me sale, a estudiar cuando me urge, y a llenar mi vida con otras cosas más livianas porque no confío en aprobar una oposición a corto plazo (entrar en bolsa de trabajo, si) (no trabajas, no tienes puntitos, para el famoso concurso de méritos, ése que tanto se estila ahora)

Así que como me he enrollado mucho y creo que lo he dejado bastante bien explicado, dentro de mis posibilidades, sólo queda esperar tener un enchufe, un apadrinamiento espontáneo, un buen trabajo, o un bote del euromillón para que una plaza en la administración pública no sea requisito imprescindible para sentirse realizada.

Y como yo no tengo enchufes, ni me van a apadrinar, ni me va a salir un buen trabajo en la aldea, ni me va a tocar el euromillón, ajo, agua, y a estudiar.

...Argh... Y esta tarde, también trabajo...

Bueno, quien no se consuela...

2 comentarios:

Satrústegui dijo...

Esto para mi aparenta un manual del opositor si lo amplías un poco. De verdad, ánimo porque si tu no puedes nadie podrá!

Anónimo dijo...

Tengo un par de amigos que están como tú. Y los dos estudian por su cuenta.
Ya nos avisarás cuando es el día D, para mandarte buenas vibraciones.
Un besote en el cogote!