Poco a poco

Que soy zoquete para los idiomas, es algo que ya he dejado claro a lo largo de este blog (y de los otros), pero vamos, que me apaño muy bien con una lengua solo, aunque habite con otra más, y me intente defender de nuevo con otra. Pero ahora me lanzo al salvaje mundo de otra lengua que nada tiene que ver con las hasta ahora conocidas. Mi profe (es un chico, y se llama Juan) estará esperando dichoso a que me conecte por primera vez para recibir mi primera clase de inglis pitinglis foloumi. ¡Ah! Y e-learning.

No es bueno intentar abarcar muchas cosas. Entre que trabajo, que hago la parte que me toca de tareas del hogar por las mañanas, entre los estudios de las oposiciones (eeeeh... ¡que ya estoy liada!)... bueno, no sé si ahora volveré a quitarme horas de sueño para intentar hacerlo todo, y hacerlo bien. Menos mal que el trabajo se acaba (creo), porque si no, me veo poniéndome celo en los ojos para que no se me cierren y seguir con mis historias. Pero yo valgo mucho (no es que lo sepa, es que me quiero autoconvencer), y que por mí, que no quede. A ver si no encuentro trabajo de lo mío por no saber decir from lost to the river correctamente...

Y como ahora estoy muy centrada en mis cosas, no me disperso con casi nada. Bueno, exceptuando que me conecto en cuanto puedo... Claro, que intento no tirarme tanto tiempo como antes. Ahora estoy más comedida, y más que estaré cuando empiece el curso, que el profe ya me habrá puesto una falta de asistencia tan grande como la Catedral de Toledo. Pero quiero aprender inglés. Intentaré hacerme con algún libro por ahí de alguien que ya no lo necesite, y así seguiré practicando por mi cuenta y riesgo.

...Ahora que pienso. ¿Os comenté que me apunté a algo... grande? Si, ¿verdad? Bueno, pues como me llamen, también tendré que estudiar para ello si quiero que me seleccionen, por lo que necesitaré todo mi cerebro para que me quepa tanta sabiduría popular, y me desharé de cosas que no sean necesarias para mi vida. Olvidaré los malos momentos, el guarrazo que me metí un año en una rodilla que hizo que se me deformara (y no se me rompió), olvidaré que tengo mi libreta de matemáticas de 2º de BUP en un armario (argh! ¡Y la de geografía!), y, si es preciso (sólo si lo es), dejaré de hablar para que me inunde de conocimientos toda esa parte y aproveche mi capacidad cerebral al máximo.

Podría olvidar que mi Beckham se va del Madrizzzz, que tengo que comprar bombillas para la lámpara de mi habitación (tiene cuatro, y tres se han fundido ya...) (a este paso, con velas frente al ordenador), que tengo que llamar a Leocrícia pa saber si ya me coloca o qué, llamar a Anacleta para ver si es ella la que tiene la inmensa suerte de enchufarme (XD), también dejaré que se desvanezca el recuerdo de lo poco que me gusta mi trabajo y de lo poco que me queda en el convento.

Pero ¿sabéis? Que tengo demasiada buena memoria. Y todo es ponerse. No me hace falta olvidar, sino optimizar recursos, como dicen ahora. Y yo, cuando me pongo a optimizar... pero claro, sólo es cuestión de aplicarse un poquito.

Por cierto... Mirad quién se ha disfrazado de príncipe...



¡¡¡Rescátame, por dios!!! ¡¡¡RESCÁTAME!!!

Je je je je je...