30.9.06

Una sonrisa para el punto final

A mí no me iría bien en el mundo del motor. Si yo fuera Fernandito Alonsito, iría a veinte para no volcar, y creo que aún así. El mundo de los coches es un mundo desconocido para mí. No ha habido quien me ha llevado obligada a recibir clases de conducir, pero ¿pa qué, si no me gusta? Que si no molesta, que si lo tienes, que blablabla. Hombre, supongo que cuando todo el mundo lo tiene, por algo será, pero como no tengo coche ni dinero para comprarlo, dudo mucho de que me sirviera el carnet para algo.

Bueno, pues mi mayor hazaña fue la de sacarme la licencia de la moto sin haberla cogido ni una sola vez. Atrevida que es una, oiga. Bueno, pues allá iba yo sisándole la moto a mi hermano, pero siempre se enteraba -como que no salía del pueblo-, por lo que otras almas más caritativas optaron por dejarme su moto para dar una vuelta a la manzana y poco más. Y se me pasó la fiebre de la moto que duró cosa de un mes gracias a una preciosa leche que me metí por frenar con el freno derecho (dios da la inteligencia para algo y de qué poco me sirvió) y pensé: a tomalpolculolamierdalamoto. Acabé con una quemadura del tubo de escape, unos rasguños y poco más. La moto -qué jodía- salió intacta.

Entonces fue cuando empecé a ser la copiloto oficial de Belén, que estrenaba su moto roja. Siempre detrás de ella para todos los lados, que si a una discoteca, que si al pueblo de al lado, que si al centro comercial, ñiou-ñiou... Éramos las reinonas de la carretera (ella pelín más que yo, todo sea dicho, tan divina... ni se despeinaba) (yo si) Bueno, pues en una de nuestras andanzas, nos fuimos con otro par de amigas al pueblo de al lado, que eran las fiestas. Al llegar nuestra hora de toque de queda en casa, regresamos a por las motos y nos encontramos con que habían intentado quitarle uno de los retrovisores a Belén. Desatornillado, girándole y tal, era un incordio para conducir, por lo que lo quitamos y lo llevé yo en la mano.

En la carretera me veríais detrás de Belén con el retrovisor en la mano. El otro par de amigas iban detrás de nosotras, y mucho jijí, y jajá por el retrovisor. Lo último que vía antes de caer al suelo fue una chaqueta negra de piel frente a nuestras narices.

Que alguien me explique cómo se puede caer el acompañante de una moto enmedio de la calzada y romperse la camisa, quemarse el brazo, partirse la suela del zapato, salírsele las gafas volando... sin soltar el retrovisor. Porque los coches frenaron, sino, vaya espectáculo el ver a una chica espachurrá con un bonito retrovisor en la mano -que no lo suelta, la cabrona, que parece que lo tiene soldado-. Pues me levanté, y ví que seguía viva, y ví que era bueno, recogí mis lupas que no sé cómo no se rompieron tras el viaje que se pegaron, y fuí hasta Belén, que lloraba.
-¡Mi madre me mata!¡Cuando me vea la moto, mi madre me mata!
Yo seguía, a todo esto, con el retrovisor en la mano (no fuera que me lo quitara alguien). La gente de los coches -era de noche- alumbraba a Belén, y ví que en la frente tenía algo muy serio (partió con la cabeza el cuentakilómetros y el manillar), por lo que le dije que no se tocara.
-¿¿¿¿Qué tengo????
-Nada grave, pero no te toques...
Y ví que había una chaqueta negra de piel agachada junto a un muro, doliéndose... ¡Nos habíamos chocado contra un hombre!!!! Me acerqué hasta él y le pregunté si se encontraba bien, me contestó que si, y como un fantasma, cuando volví a mirar... se había marchado.

Volví con Belén para contarle lo del tío que se había ido cuando llegaron las otras chicas. Sabiendo lo imprudente que era una de ellas, les avisé que no le dijeran nada de lo de la frente. Dijeron que vale. Al llegar a ella, una gritó:
-¡¡¡¡¡¡¡ARGH, BELÉN, COÑO!!!!!!¿¿¿¿¿¿QUÉ TIENES EN LA FRENTE??????
Yo ya no sabía cómo hacer que Belén no se tocara, porque se acojonó. Con el retrovisor en la mano, le dije a la otra:
-Tía, que te lo tragas, te juro que esto te lo tragas...

Unos chicos muy amables nos llevaron en coche -uno de ellos metió la moto como pudo en el maletero- hasta casa de Belén (los meo pappi no estaban) que, imaginad si estaba mal la cosa, me pidió que le sacara las llaves del bolsillo (un ecce homo, la pobre...) En cuanto pisamos su casa, su madre sacó el hacha de guerra porque ya era tarde, muy tarde, pero al verla... Besitos, cariñitos, contamos lo que había pasado (a sus padres) y nos abroncaron a las dos en estéreo y en igualdad de condiciones. Toma ya. Cacho bronca, colega. No tuvieron en cuenta de que yo hubiera protegido con mi vida el retrovisor que, hartita, acabé dejándolo sobre una mesa... En casa, cuando volvieran los míos, me esperaba otra ración de bronquitti da meos pappi. (pero en mono, que Belén se salvaba de sus broncas) (pero a mí, en igualdad de condiciones, toma ya, y si no, para cuando lo hagas)

Fuimos al médico, nos pusieron un par de tiritas, y pa casa. Belén estuvo en casa una semana sin salir porque se le deformó la cara del golpe. Tremendo, pero la cosa no fue grave, menos mal.

Yo tuve una cojera en un pie -por el golpe-, un derrame en la planta del pie que me lo puso negro (y no de no lavarme, malpensados), y me quemé la parte interior del brazo tamaño palmo... que se me infectó. A la semana tenía que llevar el brazo en cabestrillo porque la costra empezaba a formarse (y era gruesa, la jodía) y me tiraba del brazo. Entonces fue cuando me salió trabajo de frutera y la costra se me saltaba todos los días, varias veces además, porque no rechacé el trabajo por una mierdacostra (de palmo, pero costra) (estuve asín de hacerme astrónoma, por los millones de estrellas que veía cuando estiraba el brazo) (valiente o tonta, hagan sus apuestas)

¿Del hombre de la chaqueta de piel? Pues nos enteramos que esa misma noche había estado a punto de chocarse con un par de motos más, compañeros de instituto de Belén. El tío, no sé dónde iría, siguió su camino. Supongo que llegaría a su destino, andando por la carretera, a oscuras, por la parte derecha de la calzada, y de negro. Eso si que es ser valiente, desde luego...

¿Y el retrovisor? Pues el retrovisor estuvo bien. Luego lo atornillaron a la moto y ahora no sé qué será de él, porque creo que la moto cambió de residencia a la fuerza (llegó un Ibiza blanco en su lugar)

¿Y Eufrasia? Pues nada, que le dio por escribir en blogs, en meterse en oposiciones, en... bueno, en historias varias. Supongo que esta chica llegará a algo, supongo, no lo tengo claro, pero lo cierto es que no todo los retrovisores del mundo pueden tener a alguien como ella.

Algún día, amiguitos todos, nos veremos en "el otro lado del tabique", pero mientras... sed felices.

Un beso y gracias.

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Solo desearte suerte en todos los proyectos que emprendas...hasta siempre
Un besote mu mu gordo como despedida

Anónimo dijo...

qué pena me da que dejes el blog. te voy a echar de menos en la blogosfera.


mucha suerte en las opos, los curros, los novios, todo todo, que te lo mereces.

un besote enorme.

Anónimo dijo...

Bueno pues nada, Eufrasia que descanse en paz el blog.

Ha sido un placer leerte durante casi un año, y se te va a echar un monton de menos.

lo que decian Maria y Chispis, muchisima suerte con todo lo que hagas. Y cuando necesistes suspirarle a un tabique ya sabes donde encontrarnos.

Muchisisimos besos y abrazos.
Jabi

Anónimo dijo...

Missing you lots.

Eufrasia dijo...

María, lee tu correo...

Anónimo dijo...

GRACIAS!!

Anónimo dijo...

Jabi, lee tu correo...

Anónimo dijo...

Eufrasia, yo no tengo que leer mi correoooo?
Plis.

Anónimo dijo...

...Eufra que me da mucha penaaaa perderteeee, joeee....yo que llegue un poco tarde, ahora tendré que conformarme con leer los post antiguos...vayas donde vayas, llegues donde llegues...muchisima suerte txikilla...

y si lees esto por favor y sigues escribiendo algún blog...informa...que tus fanssss xDD si,k tienes de eso, te etxaran de menos...

hasta siempre!! un besote

Eufrasia dijo...

Juanje... perdona pero no encuentro tu correo... ¿Me mandas tu dirección al mío???

Y de paso, un par de millones de euros???

PS: Con los dos millones me conformo XD

Anónimo dijo...

Soy el hombre de la chaqueta de negro. Aún me duelen las nalgas del porrazo que me distéis. Caminar por el lado derecho de la calzada se debe a que me molestan las luces de los coches. Además por esa carretera hay muchos espárragos...pero sólo en la parte derecha. Bueno guapísima, el día que te coja no te voy a soltar al igual que tú hiciste con el retrovisor.

JAJAJJAJJAJA

Eufrasia dijo...

¿Y quién te dice a tí que el porrazo fue en las nalgas?

Tú no eres, desde luego. Pero vamos, como comentario... tiene gracia.

Con dió.