Es que vaya cuentos nos leían...

Ayer me acordaba de una pseudoversión del cuento de la Cenicienta:

-¿Por qué lloras, Cenicienta?
-Porque mi madrastra me ha roto el vestido y no puedo ir al baile del príncipe.
-Bah, no te preocupes...
Y el hada madrina agitó la varita mágica y ¡PAM! le convierte los harapos en un traje de diseñador exclusivo, ¡PAN! transforma una calabaza en un ferrari último modelo, ¡PAN! convierte a un ratón en chófer, y le da unos zapatos de cristal.
-Ala, niña, ya te puedes ir. ¡Pero recuerda! A las doce, en casa, si no, se te convertirá el c*ño en una raja de melón.
-¡Si, madrina!
Total, que Cenicienta se va a al baile, y en cuanto el príncipe la ve, se le acerca y ya no la deja sola en toda la noche. Pero llega la hora de cenar y el príncipe, en la mesa, la entretiene tras el primer plato, el segundo plato... Pero hay tanta gente que tardan mucho en servir los manjares, por lo que antes de la medianoche aún no habían servido el postre. Cenicienta se da cuenta de que están tocando las campanadas cuando aparecen los criados con el postre. El príncipe le dice:
-¡Melón! ¡Oh, fantástico! ¿Sabes que es mi postre preferido? Por cierto... ¿a qué hora decías que te tenías que ir?
Cenicienta se sentó un poco más cerca de él.
-Pues a las tres... o a las cuatro... ¡Yo qué sé!

O aquél que va Caperucita por el bosque y se encuentra con el lobo.
-¿Dónde vas, Caperucita?
-Voy al río a lavarme el culo.
-Jo-der, cómo ha cambiado el cuento...

...Me sabía más, me sabía muchos más, pero estoy envejeciendo (no sólo yo wahahahahahaha). Pero me ha apetecido compartirlo con alguien... si es que hay alguien en el mundo aparte de mí...

Muertos, aparecidos y fantasmas, abstenerse, que luego me da miedo. AH, y a los del spam que me mandan anuncios de viagra... nenes, que a mí, precisamente lo que se dice viagra, no me hace falta.

Voy a limpiar un poco la casa. Sed felices y comed muchas regalices.