12.8.06

Piratas de hoy y de siempre.

La definición de pirata es bien conocido por todos hoy en día, en el más amplio sentido de la palabra. La cosa cambia cuando hablamos de piratones, del top manta y cosas de ésas. A mí me apetece hablar de los piratas, ésos que surcaban los mares desplumando barcos cargados de oro que las leyendas han mitificado bastante, dándole un aire romántico (pero de romántico, ná de ná, porque se gastaban una mala baba...)

Hace años me dejaron en verano un libro que me tuvo absorvida. Era sobre, cómo no, piratas, pero más bien sobre arqueología y científicos que se dejaban el sueldo y los años en descubrir dónde habían escondido los piratas sus tesoros. Eso de haber un tesoro enterrado en alguna parte le llama la atención a cualquiera, por lo que hay quien hace de ello su profesión (y hacen películas, como la de los Goonies). Estudiaron los barcos que salieron de América llenos hasta la bandera de oro y fueron interceptados por corsarios que les sablearon cuanto podían. Otros barcos, no sé si más afortunados, sufrieron lo que propiamente se llama naufragio, por lo que su oro, o el que pudo haber, si es que lo hubo, yace en el fondo de los mares del Caribe. O de las costas de Cádiz, que también los hay.

Pues resulta que estos hombres tan listos dieron con un mapa auténtico de una isla en el que un pirata ponía, con pelos y señales, dónde lo había enterrado. Y diréis, joer, chupao lo tienen... Pos no. Es que el mapa tenía miles de detalles. Veinte pasos para un lado, una roca en tal sitio, ochenta pasos p´allá... Pero eso de que la isla dibujada no tuviera nombre, complicaba un poco la cosa. Así que echaron mano de las fotografías satélite de los millones de islas que hay por los mares, algunos atlas, y fueron comparando, hasta que dieron con una que se le semejaba mucho: la isla de Cook. Y se fueron todos para allá.

Que esa isla fuera lugar de descanso para piratones y corsariones, no era nuevo, por lo que nuestros amiguitos se encontraron otras expediciones que iban a lo mismo o a algo parecido. Cada uno en un sitio, ale, a excavar... PERO es que esa isla no está desierta, que tienen ciudades y tal, y los habitantes vieron que, por la codicia, por la arqueología, o por lo que fuera, les estaban destrozando la isla. Así que las autoridades tuvo que poner "turnos" para que trabajaran, por lo que allí seguirán hasta que se les pase la vez, y lleguen otros. Que una isla tiene los metros cuadrados contados y no es plan estropearlos, al precio que tienen...

Hubo quien rescató del fondo del océano verdaderos tesoros por naufragios, pero acabaron encontrándose con piratas modernos que pululan cualquiera de estos trabajos de extracción. Y eso tiene que fastidiar, porque si parece que es bastante complicado el rescate del fondo de cualquier cosa, imagináos lo que se tiene que hacer para dar con ella, como es estudiar las coordenadas del naufragio, o su posible paso por esas aguas, estudiar el crecimiento de los corales para calcular a cuántos metros puede estar la nave, la fuerza de las corrientes marinas por si se hubiera desplazado... En fin, que si a un escritor le fastidia que le plagien, pues imaginad la de dinero que pierde (antes y después) un buscador de tesoros LEGAL (todo sea dicho).

Y, para rematar el asunto, salían una fotos en las que se mostraba la riqueza que estuvo escondida durante años bajo los corales, perteneciente a "Nuestra señora de Atocha", creo recordar. Jurl, eso no es mostrar, sino dar envidia. No sé el porcentaje que se quedó el que lo encontrara, pero tiene la vida solucionada durante cuarenta y siete reencarnaciones...

Eso si... Aquí en España prohíben todo esto, no sé por qué.

Pues nada. Hoy me duele la cabeza. Después de tanto tiempo, no lo había echado de menos, oiga...

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