28.7.06

Que venga agosto, que venga...

Hola a todos. Me presento: soy la abuela.

Puedo ser la vuestra, o la del vecino, la de un amigo, o cualquier otra abuela que se encuentra con que todos quieren irse de vacaciones ahora en agosto y se las ven y se las desean para saber dónde meterme en el coche. Porque claro, el nuevo novio de la niña es más importante que yo, y es él el que ocupa mi plaza en el monovolumen, lleno hasta la bandera con cuatro o cinco personas y un millón de trastos que luego no utilizarán. Pero la abuela no cabe, he escuchado. Coña, que no quepo, dicen, los jodíos...

Idos, idos de vacaciones, que yo casi mejor que me quedo en casa. Algo así como solo en casa, pero en la tercera edad. ¡Si os lleváis hasta el perro! (otro que sí que cabe en el coche) Pues mira, pensándolo bien, mejor, así me ahorro el tener que bajar a la calle para que haga sus cositas un par de veces al día. No sea que me dé un golpe de calor y encontréis en septiembre un cadáver corrompido en su jugo sobre el sofá. Ah, y el perro muerto, reventaíto por estar un mes entero si hacer sus pisises.

Ale, dejadme la casa entera pa mí. Con el aire acondicionado, con eso que ordena (ordenador, dicen) y con eso que se llama internete, así podré saber todas esas guarrerías que salen en la tele, y veré a mozos prietos y lozanos que no tuve el gusto de conocer en mis juventudes. Aprenderé lo del borrico, y podré escuchar a Antonio Machín de nuevo, que desde que cascó el radiocasete, pues que no he podido poner mis cintas...

Venga, a la playa. No me arriesgaré a subir en el coche y que, a medio camino os canséis de mí y me dejéis en cualquier gasolinera. Eso sí, el perro por delante, como si hubiera estado más tiempo en la familia (pensad que tiene quince años y de este verano seguro que no pasa) que yo. Y tampoco permitiré que me llevéis a ninguna residencia de verano para la tercera edad (bonito eufemismo), porque seguro que le pilláis el gustillo a eso de prescindir de mí, y me acomodáis allí hasta a saber.

Pues eso, todos fuera de casa, que yo me quedo. Así me iré a esos bailes en el hogar del pensionista. Me acercaré a la piscina y engatusaré a algún jovencito tipo Dinio (¿o es Dioni?) (uh, el alzheimer) contándole que soy una vieja marquesa petá de pasta y me gustaría tener compañía. Algo así como lo que hacen esos viejos verdes, pero que si lo hace una mujer está mal visto. Pues yo lo haré. Y me gastaré toda la pensión en cenas y comidas, en ir al cine y en excursiones. Y cuando llegue septiembre y volváis, me encontraréis sentada en mi sillón, haciendo ganchillo, o mirando el tomate, y me preguntaréis: abuela, ¿qué tal el verano?

...Y yo responderé: huy, josmíos... Mu aburrío.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Eufrasia!

Hoy q me tengo acceso a internet,, estoy mirando un poquito tus ultimos posts, Y nada darte un saludo y desearte un buen agosto. Yo voy a ver que me invento pq sin internet y con tanto tiempo libre... a uno se le acaban las ideas!. Bueno seguire improvisando, playa, siestas...

1 besoteeeeeeeee