6.7.06

No todo el mundo se merece flores.

En este pais multicolor, ahora predomina el color blanco y amarillo. El rojo y el amarillo de la bandera española se ha metamorfoseado para ser la del vaticano (si, en minúscula) ante la inminente visita del papa (si, en minúscula) a Valencia. Más de uno estará echando de menos la bandera patria en vez de la otra. Amarillo y blanco...

Amarillo y blanco eran los colores del metro que tuvo el accidente el otro día en la estación de Jesús en la capital del reino valenciano. Encima, que la estación se llame Jesús, no deja de tener cierta mala leche. ¿Conocéis Valencia? ¿Habéis subido en esa línea? Yo si. Y sé perfectamente cómo era ese tren, y cómo son los que aún funcionarán hasta el infinito porque no hay dinero para cambiarlos. Pero si hay para que venga el papa. Para cambiar las flores de la ciudad y que muestre todo el esplendor. Para montar un tablao de varios cientos de metros cuadrados sólo para ese hombre. Hay dinero para cortar las calles como prevención por si acaso, con la consiguiente molestia de los conductores que, teniendo que cruzar el cauce del río para ir, por ejemplo, al politécnico, se encuentran conque los puentes están cerrados al tráfico. Porque viene el papa. Y varios miles de valencianos tienen que joderse y aguantarse, creyentes o no, porque por una persona mueven ese tinglao.

No hay dinero para cambiar esos trenes del metro de Valencia, en los cuales me subí por primera vez hace casi veinte años. Eso si, Valencia muestra luego su parte más fashion, mostrando sus estaciones nuevas, sus trenes nuevos... ¡Viene el papa! Y es que tengo en el alma un gozo que es que no puedo con él... uf... siempre deseé ser un apóstol... ays, pero soy mujer y no me dejarán... Ah, pero es que viene el papa y tenemos que dar buena impresión. ¿A quién? ¿Acaso este hombre reparte las riquezas del vaticano a los más necesitados? ¿Acaso va a los viajes porque se los paga de su bolsillo? Seguro que se alojará en el hotel más barato, claro... y todos esos de la pañoleta amarilla con mochilita que vayan a recibirlo, que griten de júbilo y alegría cuando lo tengan delante.

Amarillo y blanco eran los colores del metro que tuvo el accidente. Los asientos no eran de cuero como los del papamóvil. La gente que suele ir en metro no tiene chófer privado. A los del accidente no les plantarán flores los del ayuntamiento de ningún pueblo. Y cualquier minuto de silencio que diga el papa que hay que hacer, todos pondrán cara de tristeza y llorarán, o harán como que lloran. Luego se les olvidará, porque está el papa, que trae júbilo, esperanza y fe a los que creen en la vida eterna. Jesús... como la parada del metro...

Vergüenza. Eso es lo que deberían hacer todos esos alcaldes que mueven millones por un papa, un hijo o un espíritu santo. Se doblan el sueldo y ponen zona azul hasta en la calle más estrecha de la ciudad. Expropian para construir bienes comunitarios, y luego resulta que el bien es para golfistas y marinasdor. Da igual la ideología, todos son iguales, todos hacen lo mismo.

¿Que viene el papa? Por mí, que se vaya por donde venga. Porque cada vez que viene un personaje de esos se mueve dinero que se podría haber usado para otras cosas. No sé a cuánto ascenderá las facturas de las flores que le han plantado sólo para su visita. Ni las de los hoteles que ocuparán él y su comitiva. Ignoro lo que se desembolsará por visitar nuestro país. Pero lo que está claro, es que todo ese dinero hubiera servido para cambiar y reparar las líneas de metro de Valencia.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo contigo Eufrasia .
Vaya despilfarro de dinero con la visita del " papa"
Besos

Anónimo dijo...

Con una mínima parte de los que se gastan esos en el papa podrían aumentarme mi beca, que falta me hace.

Un saludo!

PD: Eufrasia, no se si tienes algun cromo o algo así para hacerte el link, pero ya me comentarás si es que si o es que no.

Anónimo dijo...

Te doy la razón, pero eso pasa en todas partes, y siempre es lo mismo: "Hay dinero para lo que se quiere", independientemente de quien gobierne, como bien dices, da igual la ideología, que no hay buenos ni malos, dejemos eso claro. Yo también he viajado, además infinidad de veces en ese metro, y bueno ha habido de todo, a veces mejor, otras peor...pero las tragedias pasan, y sólo cuando pasan es cuando se les pretende poner remedio a las cosas, así somos, y así es el mundo (desgraciadamente).