11.6.06

Cosas que se me dan mal.

Yo jamás de los jamases dedicaría mi vida a la física y a al química porque vaya estropicio haría con la humanidad como yo tuviera un tanto asín de responsabilidad, y que con mis proezas tuviera que salvar el mundo (vamos, que me veía sola...) (guau, toda la tierra para mí sola... diossssssss ¡pero qué ancha iba a estar!)

Tampoco sería contable en una empresa porque eso de las cuentas no es lo mío. Para el que conozca el plan general de contabilidad, yo añadiría un asiento nuevo: 001.000.000.001, en el que todos los ingresos (absolutamente todos) a saber dónde irían a parar. Yo aviso ya de antemano: ni se os ocurra contratarme como contable...

Otra cosa que se me da mal es el ganchillo y la costura. ¡Qué poco me parezco a mi madre! Yo, como mucho, hago los dobladillos del pantalón, coso botones, zurzo algo y el punto de cruz no se me da mal, pero nada, que no hay manera. Cuando me den las llaves de mi nuevo chalet con suelos de mármol y piscina olímpica, tendré que poner un triste hule en la mesa de cristal en vez de un tapete de ganchillo, con lo bonito que quedaría... Eso si, la fontanería (pequeñas chapuzas) no se me dan mal... Vale, ya sé qué quiero ser de mayor...

La cocina: No es que se me dé muy mal. Mal del todo no... Yo creo que es más bien una especie de adversión. ¡Si luego me salen unos platos estupendos! Pero no... hay cosas que no me salen... La olla, en mi casa, está casi sin estrenar, no sea que me dé por hacer unas lentejas y explote, que con la racha que llevo... Tampoco sería cocinera de mayor... Nooooo...

Ahora, los hombres. Bueno, EL HOMBRE. Porque lo mío es mu triste. Muuuuuuu triste. Porque a ver... ¿Cómo me las apaño para ser feliz con el afortunado del siglo (porque a mí me dura una eternidad cada encoñamiento) y verme enseguida en el más triste de los olvidos? No me vale que me digan eres divertida, o eres inteligente, o eres buena conversadora, o tienes unos ojos bonitos... ¡¡¡¡Mentira!!!! Si yo tuviera todo eso, no me abandonaría ni uno. Ni uno. Pero todos me dejan. Sin excepción. Por eso, puedo prometer y prometo que al próximo hombre que no me guste y se me acerque con cara de cordero degollado, le muerdo. Mejor dicho: al próximo hombre que se me acerque, sean cuales sean sus intenciones. Así que mucho cuidado (si eres hombre) de pedirle a alguien la hora o fuego en la calle, que lo mismo soy yo y acabas volviendo a casa con un bocao en la frente.

...Ahora que tengo todos los dientes je je je je...

1 comentario:

Anónimo dijo...

A ver, hija mía, tú no sabes que existen escasos hombres valientes en este mundo? Como no se atreven a estar con alguien así...acaban dejándote.